Después de dos (sí, dos), presentaciones en el Pepsi Music, Massacre se hizo tiempo para un show algo más íntimo y levantó la temperatura de todos los que se acercaron hasta La Trastienda. Fue una verdadera fiesta, que terminó con Guillermo “Walas” Cidade, cantante de la banda, y Pablo “El Tordo” Mondello, tirándose desde el escenario para un viaje directo hacia los brazos de los fanáticos.
El sofocante calor que hizo en la noche del viernes no frenó en lo más mínimo el ímpetu del público de Massacre, que desde la apertura con el clásico Te leo al revés, mostró un entusiasmo que casi no tendría interrupciones en las dos horas de show que la banda precursora del skate rock en la Argentina dio en La Trastienda.
Enfundado en su vieja remera de Dead Kennedys, Walas concentró toda la atención con sus clásicas definiciones altisonantes, en ese juego irónico que gustan de desplegar estos autodenominados “antihéroes” del rock, que recién luego del éxito del Mamut –su último disco- han comenzado a alcanzar cierta masividad. “Somos la vanguardia del rock”, lanzó jocoso el cantante.
Después del arranque furioso con Te leo al revés, pasaron No puedo dejar, 3 walls, Nuevo día, Plan B: anhelo de satisfacción –famoso por el cover de Catupecu Machu-, From your lips y Ante el abismo, Maggie May –tema de Rod Stewart- e Invasoras amazonas, entre otras.
Massacre sorprendió con Gilda Manson, una canción del álbum 12 nuevas patologías que no suelen tocar en vivo, pero también hubo un recorrido amplio por el Mamut con L a octava maravilla, La orquídea, La compulsión, Vienen zombies y La reina de Marte, además de clásicos como Sofía, la súper vedette.
El final fue a toda orquesta y en los bises, la intensidad del show alcanzó su punto más alto a través de Ambas estatuas y fuertes interpretaciones de Mi mami no lo hará y Violence para un típico final a todo pogo, con chicos que volaban desde el escenario hacia el resto del público.
Tal fue la euforia desatada que el propio Walas se calzó un casco negro y fue al encuentro de sus fanáticos, actitud que también imitó el siempre inmutable -y aferrado a su guitarra- Tordo. Claro, tampoco faltó la ovación para Federico Fico Piskorz, la segunda guitarra del grupo, cada vez más recuperado luego de aquel accidente que le costara la vida a su novia. Así, llegó el final de un show que confirmó el gran momento de Massacre, que anunció una pronta gira con los Fabulosos Cadillacs rumbo a México, donde el Mamut ya salió a la venta.
(*) editor de Perfil.com