Son las tres de la tarde y afuera de un hotel boutique palermitano cae la primera lluvia helada de otoño. Karol Sevilla se presenta con un look rocker superstar veraniego, parece no sentir la gélida temperatura. Es increíble que en 1,55 m de estatura y con tan solo 18 años habite la estrella mundial de Disney Channel que llena estadios en Latinoamérica y Europa con Soy Luna en vivo, el espectáculo musical de la serie que va por la tercera temporada con récords de audiencia y que mañana cierra su presentación en Buenos Aires para continuar la gira por el interior del país y Latinoamérica.
—¿Cómo tomás el éxito de “Soy Luna” siendo ahora mayor, instalada en Argentina desde hace años, y con experiencias en giras mundiales?
—Hay una realidad que es que cuando empezó el proyecto era un sueño, era toda una ilusión de que a la gente le gustara, que se sienta identificada con los personajes y desde la primera temporada fue un furor muy grande y desde ese momento mi vida cambió totalmente, pero lo veía como un juego actuar, estar frente a la cámara, y subirme al escenario fue una locura, y te puedo decir que crecí mucho como persona, no de estatura, claro (ríe), aprendí mucho. Pero lo que más aprendí fue de otra cultura, la argentina, de cómo trabajan, que es diferente a México, y el furor tan grande te hace dar cuenta de muchísimas cosas, te abre los ojos, al darte cuenta de que a veces el éxito es tan grande que uno empieza a perder los pies sobre la tierra y uno tiene que ser lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que no, de que es una profesión, de que hoy estás arriba y mañana abajo. Es una montaña rusa.
—Pero a vos no te pasó de estar abajo, ¿quién te aconseja en tu carrera?
—Mi mamá (Carolina). Ella es muy realista, ella no es la persona que te cuenta cuentos y te dice que la vida es hermosa. Mi mamá es una persona que me dice cómo son las cosas, es transparente. Ella me encanta y me dice la neta (la verdad) y no se va con rodeos. Me dice: “Disfruta de este momento que estás pasando, de la gira, de todo”. Ahora sí realmente estoy disfrutando muchísimo porque el día de mañana no sabes qué puede pasar con Soy Luna. No sabes si va a seguir o no. Dependemos de la gente si quiere una nueva temporada o no.
—¿Sos muy autoexigente?
—Sí, recontra.
— Es muy peligroso, ¿lo tenés claro?
—Sí, lo sé, es muy peligroso, pero soy muy perfeccionista con mi trabajo. Yo soy de las personas que a las 9 de la noche están durmiendo, me levanto a las 6 de la mañana todos los días, estudio los textos, voy a los ensayos, luego llego a casa y repaso las coreografías en mi casa.
—¿Y cuando no te salen?
—Me enojo mucho conmigo misma.
—¿Llorás?
—Sí, mucho. Soy muy autoexigente porque me gusta ser perfeccionista y siento que si no lo hago bien, le estoy faltando el respeto a la persona que está delante de mí.
—¿Vas a bailar los fines de semana?
—¡No! Amo dormir. La almohada y yo nos entendemos tan bien como con mi mamá. No me gusta salir a bailar, no me llama la atención. En México tenemos otra cultura, no salimos a bailar a tan temprana edad, mi hermano (Mauricio) recién salió a bailar a los 24 años. Es más difícil, es otra cultura. Allá tienes 18 y no es que soy mayor y hago lo que quiero. No. Allá seguís siendo menor y tenés que pedirles permiso a tus padres. Yo no me acostumbro a la cultura de aquí.
En sus cuatro años de estadía en Buenos Aires, Karol se hizo de tres amigas argentinas. Una es Clara Alumá, a quien le dice “Mumu”, una joven oriunda del pueblo de Navarro adonde la estrella de Disney suele visitarla y pasar como una NN. “Voy casi todos los fines de semana. Lo que más me gusta de Navarro es que ahí camino, me encanta, a veces se extraña dejar de ser Karol, la artista que sale en la tele y poder ir tranquila a tomar un helado con sus amigas. Me reconocen pero es como si estuviera en familia. Me encanta”, cuenta.
—¿Ya pudiste comprar algo importante con tu dinero?
—Este año estoy muy contenta porque mi sueño más grande en el mundo, que era comprar la casa a mis papás, pude lograrlo en mi barrio Agrícola Oriental, que está cerca del aeropuerto. La queríamos comprar desde el año pasado pero la casa no podía venderse, no sé, y este año, antes de una función de Francia, me enteré y salí a cantar La vida es un sueño.
—¿Te enamoraste de algún argentino?
—¡No! (se ríe)
—¿Te molesta que te quieran presentar a alguien?
—Toda amiga te quiere enganchar a alguien. Tampoco es que estoy tan concentrada en eso, soy mala en eso, no se me da mucho el tema. Estoy muy concentrada en mi carrera, quiero dar otro paso más, pensar en mi futuro y si va a llegar el principe azul aunque te quites o te opongas, va a llegar y ya está y sé que voy a tener desilusiones en el amor como toda chica. Pero por ahora no y no estoy interesada.
—¿Te quedarías a vivir en Argentina?
—Me encanta Argentina, es mi segunda casa. Ya estoy viendo para arriba (señala el techo), mi objetivo es irme ya a vivir a Miami, me gustaría muchísimo.
—¿Te visitó la hija de algún presidente en Europa?
—En Europa conocí mucho a las hermanas y a las hijas de los futbolistas. Me acuerdo que conocí a la hermana del futbolista Cuadrado (NdeR.: Juan Guillermo, jugador colombiano de la Juventus) superfan de Soy Luna, super buena onda conocerlo a el también. Viste que yo soy fan de San Lorenzo y una de las mejores cosas fue recibir una llamada del Pipi Romagnoli, el crack número uno, y me dijo que su hija me quería conocer y yo le dije “yo te quiero conocer a ti” (risas). Cuando nos vimos me cebó mates, la pasamos increíble.
—¿Cómo te llevás con los comentarios de los haters en las redes sociales?
—Me pegó un comentario fuerte cuando me hice unas trenzas africanas y fue un cambio muy grande para mi imagen que todos me veían como nena y decían “se fue al look de Miley Cirus”. Y hay un comentario que en ese momento me pegó superfuerte, le dije a mi mamá que me las iba a quitar y me las acaba de hacer. Y despues dije: “No, me siento contenta, me gusta, me sienta bien”. Tengo que estar contenta conmigo.