ESPECTACULOS
LAURITA FERNÁNDEZ

“Mi profesión es lo que siempre quise hacer”

La bailarina y conductora llega a la calle Corrientes con la versión musical de Matilda, donde hace de la famosa señorita Miel. También conduce por El Trece Bienvenidos a Bordo. Celebra su recorrido, y reflexiona sobre aquello que la emociona de su oficio y profesión. Habla sobre la fama.

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Alegría. La artista sigue su suceso tanto en la televisión como en la producción que ya está agotando entradas para las vacaciones de invierno. | Sergio Piemonte

Laurita Fernández cuenta muchas historias, y en todas ellas suele aparecer una serie de elementos: su pasión, su amor por su trabajo, su familia, su esfuerzo como elección y su alegría, sin pecar de no reconocer ciertas lógicas humanidades que hacen a cualquiera. Ahora, la niña que alguna vez veía sin parar Matilda en VHS, que ensayaba una y otra vez canciones de Disney, es la mujer que interprete a la señorita Miel, un personaje adorado de Matilda, y que ahora, en su versión musical llega al Gran Rex, con nombres detrás de la producción como Carlos Rottenberg y Valentina Berguer. Ella, siempre amable, siempre fascinada con el medio, destaca antes que nada a sus compañeros José María Listorti, Fernanda Metilli, Agustín “Soy Rada” Aristarán y un equipo de niños y niñas que son dirigidos por el experimentado y premiado Ariel del Mastro. Y sigue: “Destaco toda la infraestructura, todo el escenario, todo lo que se ha armado. Técnicamente es super compleja y es algo que me fascina y esta buenisimo”.

—¿Qué sentís que este cuento que amabas ha despertado en vos en esta nueva vida, en esta nueva forma de ser parte de tu experiencia?

—Personalmente, a mi me representa un desafío por la complejidad de la obra, pero también porque estoy muy acostumbrada a bailar, a moverme, a todo lo que es físico y es baile, que es donde más cómoda me siento en todas áreas en que trabajo. Y este personaje justamente no baila nada. Ese es el desafío personal, el cambió bastante radical en la forma en que yo trabajo. Matilda me hace ir por otros lugares, y eso es lo que más destaco y valoro de este personaje a nivel profesional. Fingir que no sé bailar, o que no sé contar, cuando es algo que amo y hago, es bastante difícil. Me cuesta. 

—¿Qué es lo que te gusta de contar? ¿Qué te emociona de ser parte de un relato?

—Yo nunca lo analice. siempre inconscientemente fue algo que elegí y sentí hacer. Pero nunca fui muy consciente de lo que es lo que me llama la atención de hacer esto. Simplemente me nació, me gustaba. Y me gustaba desde muy chica. Todas las series de Cris Morena las veía mucho en la TV, y, claro, veía mucha TV. También quería ser parte de todos los actos del colegio, y del teatro, iba y lo hacía. Y lo fue haciendo a través del tiempo, y después de manera profesional. Es algo que siento que vino conmigo. Me acuerdo que tenía un mueble en mi casa de Mataderos, que era una vitrina, y lo usaba de espejo, me reflejaba y actuaba, y siempre me vi de esta manera, haciendo escenas. Más allá de la perseverancia, el trabajo, la constancia, siempre hay una cuota de suerte. Pero yo quería que se me diera. A mi me nació, me llena, me encanta y me hace feliz. 

—¿Cuán difícil fue hacer ese recorrido, ese sueño, y lograr se vuelva realidad?

—En el camino, mil situaciones he vivido: desde no ir a cumpleaños, de no ir al parque a tomar mate porque querías entrenar y así muchísimas. Es algo que elegí. No era un sacrificio. Yo iba a danza tres horas todos los días. No era un sacrificio, me gusta repetir. Era lo que quería. Pero mirando atrás, ves que hay muchas cosas que no hiciste. Pero todo lo recuerdo con alegría, con sacrificio y alegría. Llueve, truene, estar cansada, si estaba abajo: iba a igual. Es parte de la disciplina del laburo, de entrenar la cabeza, si yo quiero ser profesional, eso tenía que hacer. Y después, cuando tuve la suerte de ser profesional, yo era un mundo de ansiedades, quería que todo suceda ya, a los 18 años me sentía grande y quería que suceda. Y hoy lo veo, y me doy cuenta como el tiempo me enseñó que no, porque todo llega cuando te tiene que llegar. Y que si oportunidades que llegaron hoy, o hace poco, aparecen, y es porque antes no estaba lista para hacerlas. El primer casting que hice llegue a la final, no quede por petisa. Para mí era el fin del mundo. Eso te dura unos días hasta que cobras fuerza devuelta. O estás a punto de conseguir algo y no; he ido a castings que no me animé a entrar, y a otros me mande llena de orgullo. Nada garantiza nada. Pero, a la hora de los contras, cuando empezas a trabajar, aparecen un montón de incertidumbres. No es lo mismo que alguien que trabaja en otro tipo de formato, con sueldo fijo, con aguinaldo, con vacaciones. Acá no sabes cuánto  va a durar, y estas pendiente de lo que viene después. Esa incertidumbre constante te obliga, si queres, a no disfrutar mucho. La incertidumbre de no saber que viene después es algo que tuve que laburar mucho, hasta que pude disfrutar y darme cuenta que lo que hacía era lo que siempre quise hacer. Eso lo tenía que disfrutar.

—¿Qué sentís que un cuento como “Matilda” encierra en su corazón que hace que sea tan poderoso para tantas generaciones? 

—Lo hablamos el otro día con los chicos del elenco… todos tenemos muchas experiencias, diferentes, y hay gente del ensamble que tiene mucho mucho espectáculo detrás… esta obra tiene algo diferente, una magia, no sé si tiene que ver con los chicos, con la película, las películas, el original. Pero seguro tiene que ver con que algo en este cuento hace que tenga una magia distinta. Cada vez que pasamos una canción o se hace un cuadro en escena, nos dan muchas ganas de compartirlo con los que van a venir a vernos. Quizás tiene que ver con que la historia a los grandes nos invita a sentirnos chicos por un rato. Y a los chicos, los invita a creer en algo más mágico, en el amor real y en la magia.

—¿En qué tipo de magia crees, si es que crees en alguna?

—Creo en las energías, en el pensamiento positivo… en la obra hay mucho de magia por efectos especiales…cosas que se mueven con los ojos. En esa magia no. Pero sí creo en las energías, en cambiar la onda, en como todo depende de uno para que se vea de otra manera.

 

El futuro profesional

—¿Cómo imaginas tu futuro?

—Ojalá siempre sea creciendo y aprendiendo más. No lo digo de falsa humildad. Cuando me hacían los test vocacionales en el secundario, solo pensaba en cómo quería hacer algo que me hiciera feliz. Ni famosa. Solo feliz. Que hacerlo uno y otro día me llenará de felicidad. Eso siempre lo tuve muy en claro. Después aparecen cosas como la popularidad. Pero es consecuencia de los trabajos. Yo no quería ser famosa. No es mi anhelo. Quería una profesión, y soy muy feliz con ese presente. Solo quiero aprender más y tener papeles increíbles como estos. Quiero seguir haciendo musicales. Quiero seguir haciendo televisión y conducir que es algo que me gusta mucho. Tratar siempre ser mejor que ayer.

—¿Cómo vivís tu show en la televisión?

—Lo que me gusta de hablarle a la familia, es que en el programa la gente es muy genuina. Sobre todo la gente normal. Hay una verdad que es muy espectacular y con la que a mi me divierte improvisar. Yo tengo recuerdos de ver tele en familia, Cuando viene una abuela que me dice que fuimos su compañía un rato, eso me conecta con mi familia, con mi pasado, con nuestros momentos frente a la TV. Y habla a la familia, lejos del prototipo, hablo de que se puede hacer humor y entretenimiento, sin decir guasadas. Sobre todo porque a mí no me divierte.