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Mia Maestro brilla en Hollywood

La actriz argentina radicada en Los Angeles habla también de los clichés de los latinos. Fotos. Galería de fotos

Mia Maestro, "la actriz argentina que trabaja en Hollywood", según la catalogaron en la industria cinematográfica.
| Cedoc

Mía Maestro suele ser rotulada como “la actriz argentina que trabaja en Hollywood”. Y es cierto, seguro, ahí está su participación en la saga Crepúsculo (“doble participación, un pequeño papel como actriz y una canción en la banda de sonido”, aclara ella), su rol en Frida, donde compartió la pantalla con su amiga Salma Hayek, su presencia en series varias (Alias, por ejemplo), algunos tanques sueltos (la remake de Poseidón) y así la lista IMDB que cualquiera con dos pies en Hollywood debe tener.

Pero por otro lado –o el mismo, es decir su doble vida de actriz acá y allá–, ha estado en películas menos cercanas, como Diarios de motocicleta, o La niña santa de Lucrecia Martel, o su gran salto en Tango, de Carlos Saura. El próximo jueves se estrena Agua y sal, de Alejo Taube, film con el que Maestro vuelve a las pantallas argentinas.

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—¿Cómo llegaste a ‘Agua y sal’?
—Era un guión muy interesante: una historia muy normal y, al mismo tiempo, muy única y extraña. Tenía esa dualidad de ser una historia cotidiana, como casi fantástica, más cercana a la literatura fantástica. Tuve una conversación con Alejo, luego supe que Rosa Martínez Rivero y Violeta Bava iban a producir, y a pesar de no conocerlas, sabía de sus trabajos y me interesó participar. Luego, me hablaron de que estaba Rafael Spregelburd, y admiraba mucho su literatura y sus obras de teatro. Además, siempre estoy buscando volver a Buenos Aires.

—En ese sentido, de querer volver, ¿cuán difícil es el día a día en Los Angeles para una actriz?
—La vida del actor siempre es difícil porque no hay continuidad de trabajo. Igual uno se hace un poco adicto a esa vida de laburante nómade. Cuando agarrás una serie, ponele por dos años, uno ve que no está acostumbrado a tener un trabajo normal, ir todas las semanas. Pero tampoco tenés un horario, ya que, por ejemplo, los horarios en la televisión americana son una locura: uno llega a trabajar 18 horas diarias. Te las pagan, pero ¡son 18 horas!

—¿Te gusta tu vida allá?
—Estoy contenta, sí. Pero también está buenísimo venir acá, a mi ciudad. Los papeles que hago allá en Estados Unidos son diferentes de los que suelo hacer acá. La paleta de colores de los personajes que puedo hacer es muy amplia y eso para un actor es muy bueno.

—¿Sentís que te reducen al cliché de la latina?
—A veces sucede. Pero a mí no tanto, ya que puede haber tipos diferentes de clichés. En septiembre, terminé de hacer la última película de Oliver Stone (Los salvajes). Y el papel es el de una mujer mexicana que está más cerca del estereotipo, de la visión del latino estereotipado. Y la verdad es que nunca había hecho un papel así y Stone no sabía si yo daba, así que tuve que hacer un trabajo fuerte para conseguirlo.

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