“Buen show”, se desearon los técnicos de sonido cerca de las 22. El telón del Gran Rex se levantó y cientos de adolescentes vestidos con remeras con glitter o vinchas de peluche rosado comenzaron a gritar y a sacar fotos con sus celulares. Miranda! apareció en escena sobre un fondo de luces, cada unos de ellos (y ella, Julieta Gattas) vestidos de negro riguroso al ritmo de "Dejame”, de “El disco de tu corazón”, el trabajo anterior de la banda que, según ellos mismos confesaron, fue un desafío superar. Es que esta vez se trataba de la presentación de “Es imposible!”. Ésa fue una ocurrencia del diseñador Alejandro Ros en medio de una cena donde el guitarrista Lolo insistía: “Es imposible pensar un buen título”. En ciertas ocasiones, el diseño gráfico tiene capacidad de síntesis. Y también, de aggiornar la estética de un grupo para mantener su status de novedad.
Porque si Miranda! se define como una banda de electropop, en este álbum apostaron a una estética sutilmente dark, con toques glamorosos de cadenas, encajes y maquillaje cargado. Y acariciando gatos. Es que antes de tocar “Tu mirada” (el primer tema de la noche de “Es imposible”), un segundo telón blanco se levantó. A la voz de Ale Sergi –un showman impecable— y de Julieta, a la guitarra de Lolo Fuentes y al bajo de Monoto, se sumaron Dany Avila en batería, Yoku en teclados y Gabriel Lucena en guitarras. Y sobre el fondo, se proyectaron fotos de los cuatro integrantes del grupo, abrazando gatitos.
Esa imagen remeda al encuentro que tuvo la Alicia de Lewis Carroll con el gato de Cheshire durante su viaje al país de las maravillas. Estaba claro que para los fans de la banda, que corearon cada uno de los 23 temas, verlos en vivo era transportarse a otro mundo. Un mundo que Miranda! va construyendo a su propia medida, seguidos de cerca por el productor Cachorro López. La mano del ex Abuelos de la Nada se percibe en la capacidad de mixturar en un mismo combo guitarras al estilo The Smiths, teclados que recuerdan a un joven Elton John cantando “Little Jeannie” y citas constantes a los ochenta, esa década que de a poco recupera status. Esto llegó al autohomenaje en el tema “No lo digas”, cuyo estribillo tiene acordes muy parecidos al mítico “Lunes por la madrugada”.
Claro que los chicos se ponen irreverentes y modernos. Fueron encantadores los sratchs de la divertida “El showcito” que tanto tiene que ver con ese estilo Miranda! donde el amor, el deseo y el desamor pueden ser rabiosamente melodramáticos pero cantados con la levedad de una conversación por chat. Al final del show hicieron “Chicas” en versión cumbia. Tampoco faltó el “momento Pimpinela” (una de las referencias de las que Miranda! no reniega y que le valen ser mirados de costado por muchos “rockeros-de-verdad”) con Julieta y Ale cantando “Imán”. Bueno, no todos los rockers piensan lo mismo. En 2002 Gustavo Cerati le dijo al suplemento Sí que ese tema era una revelación. Y el viernes lo cantaba mezclado entre la gente.
El show fue una ráfaga de temas continuados, donde Ale no habló con la gente pero sí devolvía las flores y las bombachitas que caían cerca de su micrófono. El bis final llegó con el hitazo “Don” y todos contentos coreando esa frase que Miranda! lleva colgada al cuello como las cadenas que lucen en la portada del álbum: “Es-la-guitarra-de-Lolo”. Luego, de estos gatos de Cheshire sólo quedó la sonrisa flotando en la carita de los fans, que en promedio no superan los 16 años. Nada mal para una banda a la que muchos adultos podrían prestar atención para saber cómo dar en el clavo de esa gente tan extraña y esquiva llamada, genéricamente, adolescentes.
(*) especial para Perfil.com