"POR LO QUE VEMOS, CANAL 13 RECUPERA AUDIENCIA GRACIAS A LAS MISERIAS HUMANAS". Así, con mayúsculas, se expresó la voz del pueblo televisivo en el foro del sitio www.television.com.ar dedicado a Para siempre, ni solos ni solas, programa que conduce Claribel Medina, en el que siete mujeres y siete hombres buscan pareja, y que en principio aparece como una suerte de inyección de Yo me quiero casar, ¿y usted? al formato Cuestión de peso.
Conducido con una simpatía algo mecánica, el programa propone una ficción dentro de otra más grande: la primera, forzando las historias de los protagonistas hacia la emoción extrema y los escenarios telenovelescos; la segunda, algo más compleja, disfrazando la búsqueda de resultados en términos de rating con gestos de preocupación por los problemas de las personas.
Yo me quiero casar, aquel ciclo tradicional de Roberto Galán, o incluso formatos más modernos como el Cupido de Much Music, presentaban una agenda similar (formar parejas) pero de manera más cándida el primero y de modo mucho más radical el segundo. En lo de Galán había liviandad y en el de Much, honestidad brutal. Y en ambos existía la posibilidad del fracaso y un aire de libertad y desprejuicio. En cambio, el flamante ciclo del 13 empieza poniendo el tema en un lugar de extrema gravedad, rodea a los participantes con un vallado de contención pseudocientífica y los conmina al éxito: del programa se van con pareja o no se van más. Bueno, al menos eso es lo que se entendió de la embrollada explicación que hizo la conductora de las reglas del juego.
La seguidilla Cuestión de peso y Para siempre, ni solos ni solas en la tarde, más el éxito de Bailando y Cantando por un sueño en la noche, demuestran que Canal 13 por fin encontró un rumbo: fiscalizar las ilusiones de la gente.