ESPECTACULOS
shen yun

Mundo budista y disciplinado

La compañía neoyorquina de danza clásica china, con 29 artistas en escena, se presenta con el espectáculo El rey mono en el Opera Allianz.

Otra vez en el paIs. Es la cuarta visita a la Argentina de la compañía neoyorquina.
| Jorgelina Claverie

La misión de Shen Yun es revivir la cultura tradicional china con más de 5 mil años de historia que se prohibió con la llegada del Partido Comunista Chino en 1949.  Desde el 2006 la compañía Shen Yun Performing Arts que reside en las afueras de Nueva York empezó a capacitar jóvenes artistas, bailarines, músicos, cantantes líricos, para crear diferentes espectáculos para salir de gira por el mundo y transmitir su mensaje. En el primer semestre hubo cuatro shows de gira de manera simultánea y el quinto, encargado de recorrer Latinoamérica, es El rey mono –título en homenaje a la novela más popular de Oriente El rey mono: viaje al oeste–, y cuyo espectáculo, tras dos exitosas funciones en Tucumán, aterrizó en el Opera Allianz, teatro en el que estará hasta el 14 de junio. “Somos la única compañía que transmite los valores universales de China a través de la danza, acrobacia, humor, y música. Es entretenido y cualquier persona del mundo, desde chicos a personas mayores, lo pueden entender y disfrutar”, afirma Meilin Klemann, la maestra de ceremonias.    
Es la cuarta vez que un espectáculo de Shen Yun se exhibe en Argentina. En esta ocasión llega con 29 artistas en escena, con un vestuario de más de cien diseños hechos a mano en Nueva York, y con una pantalla gigante que acompaña al relato con escenas animadas. “El elenco tiene entre 15 y 32 años y es multicultural: de China, Australia, Europa, Corea, Japón, Estados Unidos”, afirma Angie Huynh, la joven directora de 25 años quien también aparece sobre el escenario. Klemann, hija de padre alemán y madre taiwanesa residente en Capital Federal, dice que “los miembros de Falun Dafa –Asociación de la escuela budista– de cada país trabajamos de manera voluntaria” y afirma que los costos de viajes, hoteles, movilidad, comida, “la pagamos con las ganancias de las entradas. También tratamos de darles algo a los artistas para que puedan volver a casa con un poco de cachet. A veces no llegamos”.
Dentro de la compañía son muy estrictos con las cuestiones personales: “no se pueden mezclar –subraya Klemann–. Es algo que  es muy disciplinado lo que hacemos, las mujeres están separadas de los hombres para evitar confusiones, porque si quieres transmitir algo espiritual, profundo, entonces uno debe estar muy puro, más aún en la gira. No significa que no tengan familia, muchos están casados, hay una bailarina que viaja con su hija de un año, pero deben llevar una vida muy disciplinada”.
La meditación budista también es un pilar importante de la compañía: “Todos meditan, es algo automotivado, no es que tenemos un horario en particular pero el lugar de entrenamiento donde todos juntos hacen ejercicios de meditación, es flexible, para limpiarse un poco el espíritu y estar puros para poder transmitir el mensaje”, dice Huynh. A priori, muchos creen que la obra tiene similitudes con el Cirque du Soleil, pero desde la compañía se diferencian: “Son dos cosas distintas. Nuestro espectáculo es de danza e historia y la acrobacia aparece como una rama de la danza antigua china. Es una obra expresiva y pura, no tiene nada de circo. En lo único que tienen igual es que hay mucha gente en el escenario”.  

*Desde Tucumán.