Héctor Oscar Brea, su verdadero nombre es poco reconocido para la mayoría de los seguidores de “Titanes en el ring”. Sí, William Boo, un árbitro tan carismático como tramposo. Estaba con los malos y exaltaba al público con discutidos fallos. Era tan cuestionado como respetado y siempre era el encargado de dirigir la pelea más importante.
Brea murió esta madrugada, por causas que aún se desconocen, a los 79 años.
En una nota publicada el pasado 16 de agosto en la revista “Semanario” a poco del día del niño Boo afirmó que estaba enfermo, abatido y que no tenía plata ni para comprar un juguete para sus cuatro nietos.“Estoy en la ruina total”.
Según relató, tenía un fuerte dolor en la pierna que no le permitía caminar ni moverse por sus propios medios desde hacía 15 días cuando los médicos del Hospital Dupuytren, donde estuvo internado, le descubrieron una trombosis. “Con este asunto de la pierna se me fue mucha plata, tanto del bolsillo de mi señora como del mío. Para hacerla corta, estamos secos”, afirmó.
“Me las aguanto”, dijo y agregó: “Si quieren hacer una colecta que la hagan. Seguiré peleándole a la vida como todos los luchadores”.
Al ser consultado sobre sus necesidades dijo: “¿Me quieren conseguir una silla de ruedas?”, consíganme una.¿A quien le sobran tres paquetes de gasa para limpiar las heridas de mi tobillo?, las acepto. Como ves, no pido cosas raras. Eso sí, no quiero molestar a nadie. Pero no quiero dejar de agradecer al público argentino, que me ha odiado y querido al mismo tiempo”.
Según la revista, Boo debía ir tres veces a la semana al hospital y estaba convencido de que sus actuales y progresivos problemas de salud se debían pura y exclusivamente a los golpes que recibió arriba del ring. “Ahora estoy pagando los platos rotos”, dijo en aquella oportunidad.
Boo, en sus comienzos fue luchador, y lo unió una gran amistad con Martín Karadagian, el titán por excelencia.
Boo no era de los que peleaban en el ring pero siempre estaba arriba. Era el árbitro polémico y corrupto, una estrella al nivel de los luchadores.
"Para hacer mi personaje estudié a Porchio, que era un viejo referí, un capo de la ilegalidad. A lo que ví de él le agregué mi inventiva y logré que muchos me digan que soy el árbitro mas famoso", dijo alguna vez William Boo, tal como publica el portal Titanes en la red.
En el año 2002 fue consultado por el diario deportivo Olé acerca de una pelea con un “dudoso” resultado y reflexionó: "Vi el partido. ¿Querés que te diga una cosa? Esto es siempre igual. En Titanes en el Ring yo hacía ganar al que me decía el patrón, y acá es lo mismo. En todos los deportes donde corre plata, hay tongo".
El inefable William Boo sabía la diferencia entre el show, el deporte y el arreglo cuyos límites lamentablemente casi siempre se diluyen: "En Titanes era un show, algo armado, que se sabía lo que iba a pasar. Pero en el deporte en serio, a mí me da mucha bronca la injusticia, que los árbitros cobren a favor de uno. Eso es lo menos deportivo que hay. Encima, a ellos no les pasa nada. Yo, en cambio, en su momento no podía salir a la calle porque todos los pibes me querían matar. Un día, después de una función en el Luna Park, una vieja casi me mata a paraguazos contra un Fiat 600 celeste. Y todo porque hice ganar a la Momia Negra ".