Nancy Dupláa y Juan Minujín regresan a Underground y sienten que es como volver a casa. Sebastián Ortega los convocó nuevamente para que formen parte del 50% del rol protagónico de 100 días para enamorarse, la nueva tira que estrena mañana a las 21:45 por Telefe, y cuyo otro 50% se lo reparten Carla Peterson y Luciano Castro. El último éxito de audiencia de Dupláa fue en Graduados, justamente de la factoría de Ortega, y Minujín se lució en la primera temporada de El Marginal, una ficción carcelaria muy vista en la plataforma Netflix, otro de los títulos de la firma Underground.
—¿Consumen este tipo de ficciones?
NANCY DUPLAA: A mí las comedias románticas me gustan, soy de consumirlas. Es rara la relación que uno tiene con la TV hoy en día, porque se perdió un poco ese ritual de ver la televisión, de ver la telenovela. Se perdió esa religión de juntarse a verla. Hoy podés dejarla y verla al día siguiente, mientras desayunás.
—¿Cómo viven la previa al reemplazar a “Golpe al corazón”, una ficción que no rindió, en una TV abierta en baja y en competencia con “Simona” (El Trece)?
JUAN MINUJIN: Sinceramente no tengo la menor idea de cómo está la televisión. Obviamente que el streaming existe y es real que mucha gente ve las tiras en las páginas de internet de los canales, son hábitos que se van modificando, lo que no cambia es que la gente quiere seguir viendo historias, bien contadas.
—Hicieron una transmisión en vivo los cuatro protagonistas desde el Instagram de Carla, ¿cómo se para el actor con respecto a estos cambios de consumo?
JM: Hay una parte del trabajo de actores que tiene que ver con hacer la escena, y la parte con la promoción tiene que ver con las redes sociales que están en auge. Antes, cuando no existían estas cosas, cuando hacía teatro independiente, era volantear, siempre hay un interés del actor de promocionar sus propias cosas y nosotros estamos muy atentos a eso porque queremos que el programa que estamos haciendo llegue al público. Todos los canales, y Telefe en particular, le están dando mucha pelota a las redes, con departamentos especializados. Yo tengo dos hijas y ellas ven mucho contenido en internet, ven televisión abierta, pero en internet.
—¿Qué le ven de atractivo a esta tira?
ND: Primero, el agujero que hay en cuanto a ficción que hay en este momento, hay una avidez de la ficción argentina que está buscando su espacio desde hace tiempo, ocupado su lugar por series de otros países y y de alguna manera viene a caer en ese momento, con esa avidez del público. Segundo, creo que no deja de ser una historia que toca temas bastante actuales, temas que se están poniendo en el tapete, en las casas, desde el solo hecho de saber si sos feliz o no sos feliz con lo que tenés, qué pasa con algo que vengo tapando desde hace tiempo y no converso, no saco a la luz, preguntás sobre si es esto o puedo llegar a vivir experiencias que me completen más, en nuestras generaciones son preguntas que nos hacemos todos, porque tenemos el deseo profundo de ser felices, a costa de romper cosas establecidas que desmadran todas unas situaciones que uno ya tenía proyectadas para el resto de su vida, y que bueno, no eran tan así. Hoy se animan.
—Los dos tienen parejas establecidas, ¿cómo mantienen la pasión?
ND: La pasión es parte del primer tramo del enamoramiento, después eso lo transformás en amor, lo primero no es amor, es todo eso, cuando pasás ese umbral del amor, cuando lo elegís por lo que no te gusta de él, inclusive por lo que te gusta de él, donde empezás a elegirte con las mierdas y las porquerías del otro. Y si a partir de eso seguís eligiéndote, porque hay algo, una estructura que te dice quiero seguir estando con esta persona es ahí donde para mí las reacciones son la conversación, es hablar, enfrentar las porquerías que hay, las que no hay, ponerlas todo sobre la mesa, inclusive ante la incomodidad del otro, pero para mí eso es sumar. Si después de esa conversación seguís eligiéndote verdaderamente podemos hablar de amor. Y la pasión se busca, hay que ser ingenioso, creativo, y hay que estar siempre alerta de lo que el otro quiere, decir lo que te gusta, proponer cosas nuevas, hay un momento en la pareja que preguntás: ¿Es esto lo que queremos o queremos otra cosa? Y ahí hay que bancársela cuál es la respuesta del otro, experimentar.
JM: A mí me funciona mucho por la complicidad y por el amor. Si tengo eso y me divierto y me sigue interesando mi esposa como persona, la sigo admirando cuando la miro, sobre su mirada de las cosas, eso me enciende (risas). Obviamente que a lo largo de los años uno va buscando diferentes caminos para la pasión, para la calentura, porque te van calentando diferentes cosas con tu pareja. Uno tiene que estar atento dónde está el otro, a verlo, observarlo, justo lo que no le pasa al principio a mi personaje en la tira.
—¿Qué le admiran a sus parejas?
ND: Le admiro esta cosa de generar esta cosa de fomentar todo el tiempo la conversación, de decir: “Che, nos estamos estancando, hablemos de esto”. Pablo es mucho más atento que yo, yo soy más cómoda en ese sentido, es más de buscar un encuentro para hablarlo. Eso me da la pauta que para él la pareja es algo muy importante, entonces me da confianza para seguirlo en eso, me hace crecer, sentirme mejor, y seguir eligiéndolo.
JM: La mirada que tiene sobre el mundo, sobre el recorrido de las personas, eso admiro mucho de ella, la escucho mucho, me interesa cómo ve el mundo.
—Tu personaje en “La Leona” tenía un espíritu de unión, de lucha por los derechos de los trabajadores, ¿te meterías en política?
ND: No, no, jamás. No tengo esa herramienta, ni la capacidad, ni tampoco me pondría a prepararme para eso. Me parece que en la política estás todo el tiempo rosqueando, no siento que sea algo sano para mí por lo menos, hay gente que le encanta eso y está perfecto, pero para mí la política es la vida, lo que uno decide para su vida y la vida del otro, me encanta elegir lo que me gusta, elegir con convicción, elegir el lugar para donde pueda llegar a ir la política, pero no me dedicaría ni en pedo.
—El Sindicato de Actores y muchos colegas suyos pidieron que se produzcan más ficciones nacionales y que no haya tantas latas en televisión, ¿cómo analizan este presente?
JM: Me parece que hay algo que en líneas generales, y mucho más allá de defender la fuente laboral, que también es muy importante, porque si hacés un paneo de toda la gente que trabaja es muchísima, da mucho laburo, pero más allá de eso creo personalmente que una sociedad que no puede, que pierde la posibilidad de ficcionarse a sí misma, y de poder verse, pierde mucha capacidad de elaborar diferentes cosas que van pasando en el relato de lo social. Yo no estoy en contra de las novelas turcas, ni brasileras, pero creo que un pueblo o una sociedad que empieza a perder a relatarse a sí mismo en lo audiovisual se empiezan a empobrecer, es una pena que se pierda eso, hay países que hacen una película por año, y en ese tema nos va empobreciendo culturalmente.
—¿Te preocupa?
JM: Sí, me preocupa y creo que el Estado y los privados deberían cada vez más apostar a la ficción, porque obviamente que hay muchísimo talento, tenemos tradición de televisión y cine, y creo que sería bueno que el Estado invierta mucho en eso.