"Me faltan por lo menos dos tercios de mi vida, así que no tengo dudas, esto recién comienza", dirá en un momento Natalia, una mujer que ya parece haber hecho de todo, pero que recién ahora, afirma, encamina su carrera tal cual lo desea. Y si la música -en sus comienzos- o la moda -más recientemente- la corrieron un poco de su eje, ella se muestra firme a la hora de defender su lugar de actriz y de explorar, incluso con eclecticismo, el camino del cine.
Puede ser con una película intimista como Francia (de Adrián Caetano) pero también con una gran producción como Miss Tacuarembó, un filme que busca conciliar lo freak y lo popular a través de la historia de una chica, Natalia, que decide abandonar su pueblo en Uruguay para consagrarse como cantante en estas tierras.
El proyecto -una sutil crítica al star system- incluye la pluma del uruguayo Dani Umpi (autor de la novela original), la dirección de su compatriota y artista plástico Martín Sastre y varios sabrosos condimentos como Mike Amigorena, Diego Reinhold, la almodovariana Rossy de Palma, la música de Miranda! y... ella, por supuesto.
-En principio, Natalia, ¿no te genera presión ser la carta de triunfo de este filme?
-¡Uy!, ya me hiciste sentir mal... Mirá, creo que en realidad siempre termino siendo la vocera de todos mis filmes, aún cuando mi papel no sea protagonista y relevante, pero porque yo soy así, me cargo los proyectos al hombro sobre todo porque creo en ellos. ¿Presión? No, yo creo en los equipos y en las historias, no en las figuras que supuestamente cobran tickets.
Lea la entrevista completa en la última edición de la revista Luz.