ESPECTACULOS
Vincenzo Constanzo

“No me siento un divo en lo absoluto”

El tenor italiano, de 26 años, se presenta por primera vez en la Argentina. Admite su fascinación por las canciones populares italianas y por Domenico Modugno.

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Fuego sagrado. Vincenzo Constanzo dice que su éxito tiene que ver con su propio fuego sagrado. | nueva harmonia

El miércoles 4 de abril a las 20:30 en el Teatro Coliseo se presentará Vincenzo Constanzo, en su primera actuación en nuestro país. Este tenor italiano irá acompañado por el pianista Giovanni Auletta, como parte del ciclo Nuova Harmonia, de la Fundación Cultural Coliseum.

Se trata de la oportunidad de conocer a un joven talento, una promesa del mundo de la lírica. El muestra su entusiasmo: “Para mí, éste es el bautismo en la Argentina, una tierra que amo tanto. Conozco bien tanto el Teatro Coliseo, como el Teatro Colón, y ambos me parecen templos sagrados de la música”. Nacido en1991, Constanzo canta desde los seis años. Comenzó en el coro de niños del Teatro San Carlo de Nápoles. En 2014 ya ganó el International Opera Award en Doha, Qatar. Con ese premio y participaciones en espectáculos en teatros como la Scala de Milán y la Deutsche Oper de Berlín, el Teatro Real de Madrid y la San Francisco Opera, se ha granjeado reconocimiento y una temprana fama.

—¿Cómo te posicionas en tanto joven cantante de ópera?

—Siempre me sentí un muchacho muy afortunado, pero con una gran determinación. Ese fuego sagrado que una persona puede tener dentro ha sido el camino hacia mi éxito. En Italia y en el extranjero, soy un ejemplo para los jóvenes que se acercan a la ópera. Pero más allá de la determinación, un aspecto fundamental en un joven cantante de ópera debe ser la humildad, la conciencia de deber estudiar y tener siempre los pies bien plantados sobre la tierra.

—¿Por qué creés que siguen vigentes compositores como Puccini y Verdi?

—Porque los compositores de aquella época tenían para contar tantas cosas y el mundo era distinto. Además, sinceramente pienso que genios como Pu-ccini, Verdi nacen una sola vez.

—¿Cómo es la vida de un cantante lírico hoy? ¿Es la vida de un divo, de una estrella? ¿O es alguien que tiene que trabajar, esforzarse por ganar su dinero como cualquier trabajador?

—Partimos de la presuposición de que el divismo se terminó hace 40 años. El nuestro es un trabajo hecho con tanto sacrificio en tanta soledad y, sobre todo, con tanto estudio. Es necesario siempre concentrarse en la humildad, y la determinación. Se necesita tener respeto por el público. No me siento un divo en lo absoluto y vivo mi vida con la serenidad de un joven muchacho que se ha hecho desde la nada.

—Italia, en la Argentina, está presente por sus costumbres, por sus valores, por sus sabores, pero también resuenan noticias sobre su complicada vida política, por la corrupción. ¿Cómo es tu visión sobre Italia hoy?

—Yo no me ocupo de la política. Soy un joven apolítico porque no me encuentro ni en un pensamiento de derecha ni en un pensamiento de izquierda italiano. Yo vivo del arte y los italianos son un pueblo maravilloso que ha exportado su propia cultura al planeta. Italia tiene el 50% de los bienes culturales del mundo y la ópera nació en Italia. La corrupción está presente en todo el mundo, pero yo siempre trato de evitar estas cuestiones; trato de rodearme de personas positivas.

 

Amor y Modugno

El miércoles 4 de abril, Vincenzo Constanzo interpretará un programa ecléctico, en el que predominan textos y melodías que son conocidos por un público amplio, no solo de especialistas en la ópera. Incluirá hits líricos como E lucevan le stelle, de Tosca; Nessun dorma, de Turandot; Addio fiorito sil!, de Madame Butterfly, todas óperas de Puccini. No faltará Verdi, con la célebre La donna è mobile, de Rigoletto. Ni tampoco la canción Torna a Surriento, de Ernesto e Giambattista De Curtis, que inmortalizaron Caruso, Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo. Asimismo, dos artistas del Romanticismo estarán representados en el piano de Giovanni Auletta: Fryderyc Chopin, con la Ballata N° 1 Op. 23 en sol menor y Franz Liszt, con la Danza sacra y duetto final sobre Aida. Para el final, se anuncia un plato fuerte, uno de esos números seguros, para conquistar a la platea: la celebérrima Volare, de Franco Migliacci y Domenico Modugno.

—¿Por qué incluir a Modugno dentro de la selección en una gala lírica?

—Yo soy cantante de ópera y mi ídolo Mario del Monaco [el tenor italiano que vivió entre 1915 y 1982] decía que Modugno era el Puccini de nuestros días. Sus canciones son poemas que llegan al corazón y yo las interpreto con mi voz de cantante de ópera.

—¿Cuáles son tus canciones favoritas del repertorio popular italiano?

—Amo las canciones de amor, porque el amor es la única cosa que hace girar el mundo aún.