Imanol Arias habla de la filmación de Eva no duerme, película de Pablo Agüero estrenada en la actual edición del Festival de Cine de Mar del Plata y en las salas comerciales, como una experiencia “aterradoramente increíble”. El film ya pasó por San Sebastián y cuenta también con Daniel Fanego y Gael García Bernal, entre otros. ¿Cuál es la razón que al actor español que es parte de la adaptación del libro Santa Evita lo hizo hablar de “aterrador”? Sonríe mientras habla y responde: “Porque hacíamos planos de doce minutos, se reconstruía todo porque había un elemento estético, y por la convicción que uno llegaba a tener de que no había una crítica política. Era un momento terrible el que registramos, y todo se iba, hasta la dramaturgia que explicaba el momento, desechando en el rodaje en función de hechos concretos. El libro de Tomás Eloy Martínez me enamoró de la historia. Todo consistía en sacar la esencia, y al tener un plano por día el director tenía que estar muy encima de los momentos. Es una película muy curiosa”.
—Tu personaje es quien más manipula el cuerpo de Eva Perón. ¿Aparecía allí algo de la historia que hacía distinta la escena de otras?
—Ahí pequé un poco de gallego. Sí, me largué un poco de gallego. Notaba ciertas reticencias argentinas, lógicas ante el proceso del abuso, del tocar el cuerpo. Todo parte del doctor Pedro Ara que interpreto. Ahí comienza el proceso de no dejar morir a Evita. Descubro en su libro que es un médico increíble, y el extra ése que dices tú es intentar hacerlo médicamente. Ara era un perfeccionista. Además, hay que ver cómo lo dejaban solo. A mí es una película que me costó mucho. Después de unos días empecé a sentir que tenía algo atrapado.
—¿Qué representa la figura de Evita hoy a tus ojos?
—Yo creo que en la película y en la actualidad es un fenómeno que congregó en un momento en el que el desarrollismo tenía muchísima gente trabajando. Era una etapa de mucho crecimiento, y Eva ha sido una figura que atrae a cientos de miles de personas. Fenómenos que se repiten siempre en la historia y son siempre una mezcla de oportunidad y crecimiento de personas que a lo mejor no estaban desde niñas predestinadas para eso. Eso es Evita. Alguien que llegaba al alma de la gente. La película no hace una reflexión sobre el peronismo, precisamente por eso, por Evita.
—¿Cómo se ve la Argentina en estos momentos desde España?
—Desde hace mucho tiempo las noticias de Argentina en España son buenas. No se hace escarnio. No se ha utilizado a Argentina para ninguna puta interna en España, como sí se ha utilizado a Venezuela, Ecuador, o como han levantado la pata contra Brasil. El ballottage los españoles no lo entienden nada bien. No entienden nada. ¿A qué viene una segunda vuelta? No estamos familiarizados con el sistema. La primera parte está liquidada hace tiempo, al menos ésa es la sensación que hay aquí. Pero es simplemente que no lo entienden.
—¿Podrías establecer una semejanza entre Evita y Cristina?
—No, ahí sí que me quedo ya. Eso es muy difícil de decir viviendo afuera. Lo único que pueden tener las dos es que siendo mujeres argentinas, sencillas no son.
Una mirada sobre la cultura
—¿Cómo ves la cultura argentina en estos tiempos?
—Yo creo que la cultura general en Argentina tiene una enorme y sorprendente capacidad de sobrevivir a muchas etapas, y me refiero a las diferentes etapas que ha habido. Ha tenido una autenticidad especial. Creo que es la mezcla de culturas la que le da longevidad. Todo gobernante debería tenerlo en cuenta. Es realmente muy potente.
—¿Cómo fue el proceso de rodaje, ya que la película es particular en la forma en que esta contada?
—Un plano por día. Si eran veinte días, eran veinte planos. Esas limitaciones hicieron grande en lo pequeño al director. Un sábado conocí a Pablo y el lunes me puse a rodar.
En principio recibo una propuesta sobre un guión que me va a llegar de una productora española, que me dice que un director muy interesante está haciendo una película muy curiosa. Querían que hiciera el personaje de Pedro Ara. Entré en Eva no duerme pensando hacer un español que tenía mi edad, y al poco tiempo sentí que me interesaba hacer un trabajo así en el cine.