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chunchuna villafañe - sofia gala

“Nos divertimos mucho actuando juntas”

Compartieron la filmación de Madraza, y ahí se conocieron. La más grande sostiene que en esta Argentina, tan distinta a la que vivió, todo es grave, y comparte con la más chica que existe una violencia que impresiona. Hablan del oficio y del cine, y Sofía defiende su manera de pensar, que a los demás les resulta poco convencional.

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Dos generaciones. Unidas por el cine, ambas actrices representan formas inteligentes de pensar su contexto y aquello que implica su profesión. Villafañe quedó contenta con el film. | grassi

Cuando se conoce la historia de vida de Elba “Chunchuna” Villafañe, una mujer que así como fue (y es) ícono de una inteligencia y una belleza únicas colaboraba con el padre Carlos Mugica, compartió momentos clave con Perón y siempre defendió aquello por lo que bregaba, más divierte su personaje en Madraza, el reciente estreno de Hernán Aguilar. En su participación en el film, que muestra cómo un ama de casa humilde se va transformando en una especie de sicaria, Chunchuna interpreta a una mujer de clase alta que perdió todo menos sus ideas rancias sobre las clases sociales. La misma Chunchuna dice: “Me divertí mucho, porque tenía que hacer un tipo de persona que yo desprecio totalmente. La pasé muy bien. La actuación de Loren Acuña, y la actuación de la chiquita”. “La chiquita” no es otra que Sofía Gala, que también se ríe: “El personaje de Chunchuna está buenísimo. Nunca pensé que íbamos a trabajar juntas. Me encantó cuando me dijeron que iba a estar”. Chunchuna se desvive en halagos para Gala: “La chiquita me pareció el desparpajo. Es tan natural. Me encantaría seguir trabajando con ella. La vi tan bien. Además, te puedo decir que vine a esta nota especialmente para decir eso”.

—“Madraza” es una película que, si bien apela al género, tiene un realismo bastante cercano a la hora de mostrar nuestra violencia cotidiana, ¿cómo viven ustedes esa violencia?

VILLAFAÑE: En este momento, ¿qué te puedo decir? Todo y nada. Creo que naturalmente estamos proponiendo la violencia. Desde cualquier lugar, desde la televisión o desde las películas que pasan, hasta en la cosa más chiquitita. Tiene que ver con una forma de vivir, tan distinta a la que viví. No digo que sea mejor o peor. Para mí, esta Argentina es totalmente distinta. Yo veo que Argentina y el mundo están gobernados por la guita. Entonces es muy triste eso. Es muy triste todo. Ver la comida que se hace, por ejemplo. Monsanto es una bestialidad. Bayer también. Corresponde al momento que estamos viviendo. Cuando yo tenía 18 años me compraba una revista que se llamaba Más Allá, de ciencia ficción. Y creía que tenían mucha imaginación. Pero fue lo que finalmente sucedió.

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GALA: Yo tenía que hacer una escena de pegar tiros y no quise hacerla. No quería agarrar el arma. Me cuesta un montón. Creo que Madraza muestra también esa violencia latente de que todo puede cambiar en dos segundos. Me pasó con la elección de Trump en Estados Unidos. Era imposible, y de repente pasó. Y cambia todo. Pum, te mata tu marido porque se cansó de vos, o pum, te matan porque te quieren robar y están tan pasados que no tienen opción tampoco. Todo está muy violento.

—Chunchuna, ¿qué te molesta más de este momento?

V: El “nada es grave”. Y yo, al revés, pienso que todo es grave. Nada es grave para la forma en que se consumen cosas hoy. Estoy bastante asustada. Yo no lo voy a ver, porque dentro de poco me muero. Aparecen cosas buenas pero yo pienso que vamos en caída libre.

—Sofía, ¿te alegra el lugar que ocupás como actriz?

G: Sí, estoy contenta con todo lo que hago. Y en el momento en que lo hago, lo hago con placer y un montón de ganas. Me cuesta un montón verme. Una vez armada la peli, no quiero mucho más.

—Sus personajes en el film vienen de clases sociales distintas, pero ustedes logran darles mucha naturalidad.

V: Me pareció extraordinario el papel. Porque todo está hilado, se sentía que una consecuencia nacía de algo concreto. No era como la mayoría de las películas, donde se siente un desdén en esas conexiones.

G: Estoy por empezar a hacer un trabajo donde también hago una piba humilde, y se me había ocurrido plantear ser lo menos cliché posible. Me parece que Argentina tiene muchos clichés, tanto con la clase alta como con otras clases. Los tiene demasiado arraigados. El contexto te condiciona, pero con eso es suficiente. Está bueno ser un poco más inocente en la actuación. Entregarse más a lo emocional.

—Sofía, ¿por qué pensás que muchas de tus declaraciones producen polémica?

G: Creo que mi manera de pensar se confunde con desfachatez o rebeldía y es simplemente la manera que tengo de pensar, que por ahí es distinta o poco convencional. Cuando era chica era más agresiva. Vomitaba todo un poco más. Me sorprende. A veces es algo que les pasa a los demás. Cuando salió la famosa tapa de “Sofía Gala Porro” hubo mucho apoyo. Vos podrías pensar que cuando hace poco dije que no me alcanzaba la plata todos iban a decir “a mí me pasa lo mismo” porque es una realidad. A lo que voy es que no soy una rebelde sin causa. Es algo que me pasa a mí. Soy mamá de dos hijos, soy cabeza de mi familia, soy la que sale a laburar. Entonces, sé lo que gasto. Y lo que gastaba. Y lo que sale vivir. Hablaba de eso.

—Chunchuna, ¿qué te hace feliz hoy?

V: Me trae alegría tener una nieta. Me trae alegría el éxito que está teniendo mi hija Juana. Hay alegrías cotidianas. Ahora, cuando abro Facebook veo un deterioro. Veo un deterioro en la forma de vivir. Yo compartí una frase de Eduardo Galeano que decía que uno no tiraba nada. Hoy todo se tira. Pero ¿qué se gana con detestarlo? Lo que importa es la gente que quiere tener guita. La gente que quiere llenarse el bolsillo solamente y la gente que admira eso. Yo tenía un auto en una época, hace mil años, y el diariero me hacía señas como mostrando el auto que tenía, como retándome. Cuando lo cambié me aplaudía. Eso es un símbolo. Un símbolo de lo que pasa.


La emoción a flor de piel

Sofía Gala es una actriz distinta. Más allá del epicentro de sus declaraciones, en el cine ha logrado una impronta que este año ha trabajado o está por estrenar con directores como Nicanor Loretti (Kryptonita) y Anahí Berneri (Por tu culpa). ¿Qué la lleva a esa naturalidad que existe en sus personajes? “Cuando leo algo y me comprometo emocionalmente, soy eso. No soy una persona que haya estudiado actuación. Por eso me encanta, soy supertorpe. Esto es lo único que me sale naturalmente. Me pasa. Es lo ideal. A mí me beneficia. Hacer este trabajo me libera un montón de situaciones emocionales. Tengo la emoción muy a flor de piel, y si no la uso no la gasto. Por ejemplo, para mí hacer teatro es un bálsamo. Cuando estoy cuatro o cinco meses sin trabajar, realmente cambia mi forma de ser. Ser actriz es algo que necesito para poder sobrevivir y no enloquecer. Realmente me genera mucha alegría vivir de eso. Actúo desde chiquita, tengo videos de cuando tenía 2 años y hacía obras de mi papá. Siempre actué, y es parte de mí. Me encanta que sea mi trabajo. Mucha gente no puede hacer lo que le gusta y vivir de eso. Mi trabajo hace que me lleve mejor con mis hijos, con mi pareja, con el mundo”. Al contrario, Chunchuna Villafañe insiste en que no extraña el mundo de la actuación, de las cámaras: “Si me ofrecieran un papel que yo pudiera hacer y me sintiera bien, no tendría problema. Pero no es un mundo que extraño. Para nada”. A la hora de hablar de su trabajo en Alanis, el nuevo film de Bernehí, Sofía Gala declara: “Es una película que tiene mucho de documental. Filmamos mucho a escondidas en el Once. Filmamos mucho en plenas situaciones reales”.