“Para mi no fue fácil llegar hasta acá, mi familia y yo pasamos por muchas cosas pero a pesar de todo nunca bajamos los brazos. Si uno hace lo que ama, nada es imposible”, dice seguro.
Cuando tenía 10 a Guillermo le gustó ver a Ágata -su hermana mayor- bailar clásico y quedó impresionado. Fue en una reunión de padres donde su mamá Patricia le preguntó a Flavia -la profesora- si Guillermo podía tomar clases de danza clásica y sin dudarlo ella respondió: "Sí, los varones son los más buscados". Y así se comenzó a escribir la historia de Guillermo en la danza. "La primer clase tenía miedo, me preguntaba ¿qué hago acá? Después conocí el ambiente, la música clásica y me fascinó".
Su profesora tenía en el salón un cuadro con Julio Bocca, bailarín al que Guillermo admira "me gustaría tomar una clase con él", dice esperanzado.
En su casa de San Carlos Norte -Santa Fe- se escucha folclore, pero a él le atraía más la música clásica. “Los repertorios de ballet, Tchaikovsky, Chopin me gustan mucho. Escuchar la música es otro incentivo para mí” agrega. Mientras iba descubriendo su pasión por la danza, a la par su corazón palpitaba por el equipo Club Atlético Colón.
Contagiado por el fanatismo de su tío también empezó a jugar al fútbol. A temprana edad tuvo que decidir entre sus dos amores porque con el deporte los músculos se le iban formando de otra manera. Al final la danza copó el escenario. Eso sí a los 10 se dio el gusto de meter un gol memorable cuando jugó en la liga Ezperancina de fútbol.
Hoy su presente es muy diferente, hizo el secundario en el Liceo 4 de Capital Federal hasta quinto año pero cuando lo llamaron para ser figurante -es personaje que actúa no baila- de Manón como era un trabajo de un mes quedó libre.
Alquila un departamento en Catalinas Sur junto a su hermana y viaja todos los días hasta Villa Luro donde se encuentra la escuela del Colón -hasta que terminen las obras del Teatro-. A pesar de que tiene 18 años es mucho más maduro que cualquier chico de su edad, prefiere quedarse en su casa los fines de semana y descansar de la ardua rutina de clases del Colón. "Quiero otorgarle algo a la gente con el baile”, concluye.
(*) de la redacción del Diario LIBRE