En su regreso a las filas veraniegas del jet set argentino en las costas uruguayas de Punta del Este, la escultural modelo argentina Carolina "Pampita" Ardohain no para de tropezarse con problemas.
Es que el elevado cachet que solicita para pasear sus infartantes curvas en las pasarelas esteñas, unos limpios 7 mil dólares, la dejan afuera de la mayoría de los eventos, y las reuniones sociales cada vez son más contadas porque la morocha de pronunciadas curvas teme cruzarse nuevamente con su ex marido, Martín Barrantes.
Recuperada la figura luego de la maternidad –hace un año tuvo a Bianca, fruto de su relación con el chileno Benjamín Vicuña, tercero en discordia señalado por Barrantes en el juicio de divorcio- la modelo se propuso recuperar el lugar de número uno que alguna vez supo alcanzar.
Sin embargo, las pretensiones monetarias de la belleza pampeana empujó a los organizadores de los desfiles a buscar otras chicas, como Luli Fernández, a quien no pocos ven como la sucesora de sensual Carolina.
Los disgustos de la pulposa joven comenzaron ni bien pisó Punta del Este. Sin su pareja, salió a cenar una noche a La Barra con el famoso representante de modelos, Pancho Dotto, y cruzó miradas por primera vez luego de su separación con su primer y único marido hasta el momento.
Los nervios y la incomodidad que sufrió hicieron que la modelo salga disparada hacia "Siete Mares", la casa ubicada en el barrio Santa Mónica, en donde decidió pasar el verano. Además, pidió a los organizadores de los eventos que hasta el momento quisieron contar con su figura que, si quieren que pasee sus curvas por las fiestas más top de Punta del Este, excluyan a Barrantes de la lista de invitados.