Me mandó un video /Con la clava dominando los dos fuegos / Dice que me quiere, que a ver cuando llego / Yo le digo que cuando abran los vuelos / Me voy a México”. Este pasaje de la letra del último single de Sara Hebe, titulado México, habla de una fugaz pero intensa historia de amor ocurrida en un viaje soñado durante mucho tiempo. El tema formará parte de un disco -el quinto de una carrera que arrancó explosivamente allá por 2009 con La hija del loco, que incluye algunos de sus temas más celebrados (Histórika, Tuve que quemar) - que posiblemente aparezca en marzo del año que viene y del que ya hubo otro adelanto, Refix, que también puede escucharse en diferentes plataformas de streaming.
Dice Sara Hebe: “Yo quiero ir a todos lados, lo que más me gusta en la vida es viajar. Lo más parecido a la libertad es eso. Diría incluso que hago música como una excusa para poder viajar. Y este viaje a México que hice este año fue alucinante. Es un país muy pero muy diferente a la Argentina. Hacía rato que tenía ganas de ir, entonces armé una gira con una amiga DJ que vive allá, yo sola, sin mi banda. Estuve un mes, volví a Buenos Aires y a los dos meses me fui de nuevo, pero ya de vacaciones. Medio una locura, pero podía hacerlo y aproveché. Estuve allá el 2 de noviembre, el Día de los Muertos, fui a Chiapas, visité una comunidad súper interesante que está muy cerca de San Cristóbal de las Casas y se llama San Juan Chamula. En México no hubo un genocidio como el que tuvimos acá en el Río de la Plata. Entonces hay muchas comunidades originarias que subsisten, con sus costumbres y sus lenguas. Pero lo cierto es que en este nuevo corte no hablo de nada de eso (risas), sino de algo más anecdótico: conocí a un chico, tuve una historieta romántica y ahora quiero volver para verlo. Me siento un poco ingenua por hablar de eso en la canción después de la experiencia fuerte de estos viajes, pero el verdadero disparador de este tema fue este encuentro”.
—Casi siempre hiciste letras muy largas y con contenido político.
—Sí, pero últimamente mis canciones tienen menos letra. Hice esas letras muy largas en mi etapa más rapera, pero ahora voy a sacar un disco más “clubero”, más tecno, música para bailar con letras más cortas. Por momentos siento que me quedé un poco enmudecida… No sé si es por la pandemia. Esta crisis terminó con muchas certezas, tanto para la ciencia como para el arte. ¿Qué decir de todo esto?
—Rap, tecno, ritmos latinos… En tu música hay cada vez más variedad. ¿Te sentís parte de alguna escena?
—Yo pertenezco al territorio de los movimientos sociales, más que a cualquier escena musical. Por una cuestión ética, sobre todo. Mis canciones hablan de los abusos policiales, de la militancia antifascista, de vivir el amor y la sexualidad libremente, de ecocidio… Hace poco publiqué un single, Chiri, que habla de cómo afectó el encierro por la pandemia a las trabajadoras sexuales. Hice el video con las compañeras de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) y ahora es una música que acompaña a las movilizaciones que hacen ellas. Siempre digo que si prestás atención, está todo escrito en la calle. Ahí estoy un poco yo, esa es mi “escena”.
—También te has revindicado siempre como feminista. ¿Qué significa ser feminsta hoy, en este nuevo contexto, con muchos logros, avances y cambios de paradigmas?
—Para mí ser feminista es como tener conciencia de clase. Y entenderlo también como un aprendizaje permanente. Me gusta hablar de “transfeminismo” cuando me refiero a ese colectivo enorme de personas que reflexionan y producen en torno a esta lucha histórica contra los abusos de poder, contra los ataques a los cuerpos y las psiquis de las mujeres, las travestis y las disidencias. El feminismo es el equivalente a una clase social. Hay que tener conciencia de eso para posicionarse, pelear y tratar de transformar las cosas, que por cierto no es para nada fácil.
—¿Cómo evaluás el presente político de la Argentina?
—La verdad es que no tenía mucha expectativa porque no suelo tener expectativas con ningún gobierno… Estoy del lado de los gobiernos que han hecho y han activado con voluntad política la defensa de los derechos humanos, como fueron los casos de Néstor y Cristina, o de Chávez en Venezuela. Pero no soy fan de nadie. Discuto mucho con amigos que sí son fans de Cristina. Yo siento que ella es una referencia, claro. Pero no soy su fan. Sí observo que durante su gestión se hizo mucho en términos de equidad social, a diferencia de lo que pasó con el gobierno neoliberal de Macri. Voté al Frente de Todos, me identifico con Cristina, pero también veo a Berni y me agarra un odio tremendo. De todos, entiendo cómo funciona la política, que no todo es lo ideal.
La historia de una explosión
Desde que apareció en escena hace poco más de diez años, Sara Hebe Merino pasó por momentos de alta convocatoria, fue convocada por el Colectivo Cultura Libre del Foro Social Mundial de Porto Alegre para llevar su música a Brasil e invitada por el colectivo Hip Hop Revolución de Caracas para representar a Argentina en la 5ª Cumbre Internacional de Hip Hop. También ganó un Martín Fierro por la cortina musical de la serie televisiva El marginal 2. Hoy el panorama musical en el que le toca desenvolverse es diferente al de sus inicios: la música urbana (básicamente el trap y el reggaetón) ha crecido mucho, la cantidad de artistas se ha multiplicado en toda América Latina y hacerse un lugar es un poco más complicado. “Yo tengo trabajo, vivo bien de la música, pero porque trabajo un montón: ensayo mucho, hago muchos shows, hago videos todo el tiempo, invierto plata sin parar en mi carrera. Nunca me regalaron nada. Nunca tuve un sello discográfico que me apoye. Ahora es el momento de sostener todo lo que fui consiguiendo en estos años. Es difícil porque está lleno de cosas maravillosas, hay un nivel de producción en la música que hace la gente más joven que es realmente alucinante. Vos escuchás la canción de alguien que recién empieza y suena perfecta. Es una generación que tiene mucha información y que hace las cosas bien desde el principio. Es muy esperanzador ver eso… Yo empecé cuando esas herramientas no estaban tan a mano. Tenía referentes como Actitud María Marta, pero hace diez o doce años no había tantas mujeres haciendo rap ni tanta producción de ese género en el país. Era un lugar casi vacío y hoy está súper lleno. Así que me toca tratar de ocupar un espacio en este nuevo contexto”.