Los controles remotos todavía están tibios después de las chicanas, rencores y venganzas a lo largo de todas las batallas televisivas del último año. La batalla de egos de los televisados, en cambio, no conoce el frío. Porque uno tiene nuevos tatuajes pero falta de personalidad. Porque uno marca el deber ser de la televisión otro sólo puede burlarse de lo que le gustaría ser. Porque otro se burla y los parodia cada vez que le llega la oportunidad de promocionarse. Fuera de programación, de vacaciones, por entre los poros de una grilla que todavía no está en marcha, los dardos cruzados entre Roberto Pettinato (53), Marcelo Tinelli (48), y Mario Pergolini (44) persisten.
Mis hijos dicen. “La vez pasada mis hijos me dijeron: `Papá, queremos que te peles... Papá, queremos que te tatúes los brazos... Papá, queremos que te pongas anteojos oscuros...´ Ahí nomás los paré y les dije: `Chicos, si se avergüenzan de su padre, con sólo pedirme que me saque la peluca amarilla es suficiente” Así comenzó Roberto Pettinato a burlarse desde los primeros días de 2009 de dos de sus históricos objetos de diversión mediática: Marcelo Tinelli (en su última versión “pelada y tatuada”) y Mario Pergollini (en su versión estándar de “anteojos oscuros”)
En vivo o en diferido, a través de la radio o la prensa gráfica, los machos dominantes de la pantalla comenzaron la gimnasia cotidiana de los codazos egocéntricos entre punto y punto de rating.
La nota completa puede leerse en la edición impresa de la Revista Noticias.