ESPECTACULOS
Toquinho

Piensa que tu mundo es una acuarela

El célebre músico brasileño, que se presentará en el Gran Rex junto con María Creuza, confiesa que su sueño incumplido es componer una canción con Paul McCartney.

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Crítico. El compositor y guitarrista lamenta la corrupción de las administraciones de Lula y Dilma, valora el rol que cumple el Lava Jato y pide políticos nuevos. | cedoc

Pasó mucho tiempo y para ellos sigue siendo inolvidable. Toquinho tenía apenas 24 años. María Creuza, 26. Primero se sorprendieron por el convite inesperado. Y después disfrutaron como locos con el mágico resultado. La historia empezó en junio de 1970, cuando esos dos jóvenes artistas eran todavía una promesa de la música brasileña. Y el que tuvo la idea, buena y generosa, de invitarlos fue nada menos que Vinicius de Moraes, que ya había escrito la inmortal Garota de Ipanema e iba camino a convertirse en leyenda. Juntos, protagonizaron una serie de conciertos en La Fusa, famoso café concert porteño de la época, que quedaron inmortalizados en un hermoso disco en vivo, en cuyo repertorio brillan también canciones de los kilates de A felicidade (Vinicius/Jobim), Que maravilha (Jorge Ben/Toquinho) e Irene (Caetano Veloso). Para los que tuvieron la suerte de estar allí, será una oportunidad para revivirlos. Para los que sólo supieron del mito, una buena ocasión de entenderlo con más argumentos. El próximo 15 de septiembre, Toquinho y María Creuza traerán al Gran Rex aquellos clásicos con inconfundible aire de bossa nova y algunos otros, más o menos conocidos por aquí, que fueron el resultado de una sociedad de largo aliento: Vinicius y Toquinho trabajaron juntos durante 11 años y grabaron en todo ese recorrido en común dos decenas de discos. Un acuerdo productivo que el guitarrista nacido en San Pablo recuerda ahora como apasionante: “Es que Vinicius era un artista movido básicamente por la pasión –asegura Toquinho–. Esa es para mí su característica principal como hombre y como poeta. Su gran logro fue transferir a la música toda la grandeza de su poesía, renovando y valorizando la temática de las canciones con una ligereza y una sensualidad inconfundibles. También tenía un sentido de la justicia muy grande y era muy humilde. Jamás dejaba transparentar la enorme cultura que poseía. Era integrador y algo celoso. Tenía, en suma, una sensibilidad muy especial”.

—¿Qué cualidad destacaría de María Creuza?

—Es una gran cantante popular, con muchos seguidores en Brasil y también en otros lugares del mundo. Y lo merece, porque tiene una voz muy afinada, un timbre agradable y canta con mucha simplicidad clásicos que el público adora. Igual que yo, es una heredera del movimiento de la Bossa Nova. Nuestras carreras se afirmaron y crecieron en la misma época, justamente después de aquellos shows en La Fusa con Vinicius. Fue una experiencia inolvidable para nosotros, por eso insistimos con revivirla. El estímulo de trabajar con Vinicius contribuyó de manera decisiva en nuestra evolución profesional. El éxito de esos conciertos y su ambiente festivo, la dimensión que fue cobrando el disco que grabamos, que aún hoy sigue tan vigente... Todo eso sigue vivo en nuestra memoria y aparece renovado en cada recital que hacemos juntos con María Creuza.

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—¿Le queda algún sueño por cumplir en su vida artística?

—Ya llevo más de cincuenta años de realizaciones intensas y unos cuantos éxitos. Tuve socios muy talentosos y conquistas artísticas que me hacen sentir muy completo. Pero las perspectivas de renovación siempre están en la mira de los que hacemos cosas, igual que están presentes cuando amamos. Pero ahora tengo que confesar un sueño, ¿no? Bueno, componer un tema con Paul McCartney y cantarlo con él.


La corrupción y la grieta

El convulsionado panorama político de Brasil es un tema de interés para toda la región, dada la importancia crucial del desarrollo de ese país para todos sus vecinos. Toquinho tiene sus propias convicciones sobre el asunto, y también habla de “grieta”.

—¿Existe división en Brasil?

—La corrupción engendrada por el PT durante los mandatos de Lula y Dilma abrió una grieta inmensa en los principales sectores políticos, económicos y sociales del país. Será difícil cerrarla en poco tiempo, con el agravante de que muchos de los políticos que asumirán luego de las próximas elecciones también están envueltos en importantes casos de corrupción. Como en toda crisis, hay aprendizajes que deben aprovecharse para no repetir los mismos errores que la provocaron. A esta altura, el pueblo brasileño debería escoger con mejor criterio a sus representantes. En este contexto, creo que la Operación Lava Jato aportó un cambio efectivo en las instituciones y la esperanza de una muy necesaria renovación de los cuadros políticos.