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Entrevista de Perfil.com

Polino: "A Cristina la imagino en Bailando por un sueño pero a Carrió no la veo con ganas de ensayar"

El periodista habla sobre su nuevo rol de capocómico, da consejos a aspirantes a vedettes y critica el fenómeno Showmatch. Galería de fotos

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| Cedoc

Tiene el extraño poder de estar en el lugar preciso en el momento indicado. Y de marcar tendencia, también. Cuando apareció por primera vez en la pantalla de Canal 9 acompañando a Lucho Avilés en su clásico programa de chimentos, I ndiscreciones, pocos hubiesen apostado que ese muchacho delgado y muy parecido al periodista deportivo Marcelo Benedetto, iba a convertirse en el ideólogo de uno de los programas de culto de la década siguiente y en el nuevo capocómico de la calle Corrientes.

Pero él lo logró, aunque vista sus palabras de modestia. "No soy 'el nuevo capocómico'. Soy un periodista. Humorista, si querés, con eso me alcanza...", dice, sonriendo mientras posa para las fotos en el camarín que ocupa en el teatro Brodway.

Allí, cada noche, encabeza junto a Nito Artaza, Luciana Salazar y Cacho Castaña la obra Cristina en el País de las Maravillas. " El teatro es como un juego para mí. Acá hago un monólogo de 15 minutos, así que vengo y disfruto…Y viste que estar en un éxito relaja la cabeza", asegura.

La primera vez que se subió a un escenario fue hace más de una década. "Mis compañeras eran Alejandra Pradón y Florencia de la V", recuerda. "Lo que hago ahora tiene algo que ver con lo que hacía entonces, pero la verdad es que he crecido, en edad y en experiencia".

Crecido y cambiado. Polino mutó tanto íntimamente como en su fisonomía. Ya no se parece al compañero de Tití Fernández y ha conseguido que su nombre sea tan conocido como el de cualquier estrella del espectáculo. "Cuando empecé con Lucho tenía 21 años. Ahora llevo 17 años ininterrumpidos en la televisión. Soy el único periodista de espectáculos que tuvo esa continuidad", aclara sin aires de divo.

Si bien su fama fue progresiva, consiguió definitivamente el beneplácito del público cuando se atrevió a darle vida a uno de los programas más bizarros de la televisión argentina: ZAP. El show televisivo que comenzó con el clásico esquema de panelistas, se convirtió, de un día para el otro, en el lugar en el mundo de los personajes más disparatados. Los cruces entre "El Larva", Guido Süller, "Mitch", la Zorzenón y las Candelmo tomaron tal dimensión que lograron que ZAP se convirtiera en un programa de culto.

"La gente considera que yo digo lo que ellos querrían decir. Entonces, se identifican conmigo y eso te va volviendo popular. Además, soy muy observador y desarrollé la capacidad de ver qué es lo que está faltando. Voy encontrando espacios. En el teatro, por ejemplo, me di cuenta de que no había nadie que hiciera monólogos de espectáculos", resume.

Sin embargo tiene en claro que hay ciertos límites. " Esto no es un paso previo hacia la actuación. Me ofrecieron muchas veces actuar en teatro, e inclusive Sebastián Ortega quiere que esté en cada proyecto que emprende. A lo sumo puedo hacer de mí mismo, pero actuar no, porque yo critico a los que actúan mal. Lo que yo hago lo sé hacer, te puede gustar o no, pero no podés decir que no sé de lo que estoy hablando", explica.

Debido a su hondo conocimiento del mundo de las estrellas, se atreve a darle consejos a las chicas que quieren calzarse las plumas. "La que quiera entrar en el rubro 'vedette' lo primero que tiene que hacer es conseguir alguien que la mantenga. Esas chicas tienen que estar impecables todo el día, nada de trabajar ni de lavar los platos, enganchar un señor con plata es el primer paso obligado", dice sin ironía.

¿Lengua filosa? A pesar de ser uno de los pioneros de la nueva camada de periodistas de chimentos es el único que logró mantenerse al margen de las trifulcas entre colegas. " Yo no sé si soy muy falso o cada vez estoy más bueno, pero me llevo bien con todos, no me peleo con nadie. Con el tiempo, uno se da cuenta que todo esto es parte de un juego y a veces estás enojado con uno y al otro día te amigaste".

Ese, precisamente, parece ser el argumento principal de otro de los formatos que lo tiene como protagonista: los concursos de Showmatch. Y contra todos los pronósticos, Polino también tiene críticas hacia ese fenómeno. "Los programas de espectáculos se han convertido en un apéndice de los programas de Tinelli. Antes cubríamos los estrenos de teatro, Lucho nos hacía comentar al otro día el vestuario, la escenografía… Ahora estamos corriendo atrás del comentario de la pelotuda que se peleó anoche", compara.

Es tiempo de volver a escena para el saludo final. Polino contesta, apurado pero sin perder la sonrisa, las últimas dos preguntas.

-¿Te imaginás a Cristina dentro de 15 años participando de un programa similar a Bailando por un sueño?

-Sí, sí, puede ser…

-¿Y a Carrió?

-Mmmm, a Carrió no. No la veo con ganas de ensayar.

(*) redactor de Perfil.com