Multifacética y llena de intereses, estudió canto desde muy chiquita. Confiesa que protagonizar Qitapenas, que se estrenó esta semana por Telefe, fue increíble porque pudo hacer las dos cosas que ama a la vez. Casada con Tomás Yankelevich, director de Contenidos Globales de Telefe –con quien tiene a Inti, su hijo de 2 años y medio–, sabe que siempre existirán el prejuicio y la presión por ser “la mujer de”.
—Tenés seis hermanos, de los cuales Paula estará en “Aliados” y trabajó en “La novicia rebelde” y “Mamma mia”, y Maxi, que es actor y trabajó en “Casi ángeles”. ¿Venís de familia de artistas?
—No (risas). Mi papá nada que ver, viene del mundo de la economía, pero siempre nos cuenta que cuando era chico quería estudiar cine. Mi mamá tiene una familia muy loca, pero nada que ver: mi tío toca el piano, mi abuela canta en el coro, mis tíos también, pero más como hobby.
—Al ser “Qitapenas” una comedia musical, ¿te dan ganas de volver a hacer un musical en teatro?
—Sí, siempre que hay musicales voy a las audiciones. Reconozco que me gusta más trabajar de día. Yo soy más del día, a las diez de la noche me gusta estar en la cama, estar en mi casa, comer con mi familia.
—Con 29 años, ya sos conductora, cantante y actriz. ¿Te considerás una artista completa?
—No, yo creo que la vida te hace ser una artista completa. Las experiencias, lo que atravesás. Todavía soy chica, me falta mucho.
—Estás casada con Tomás Yankelevich, director de Contenidos Globales de Telefe y cuarta generación de una familia que marcó la televisión argentina. ¿Sentís presión por ser su mujer?
—Sí, la presión está siempre porque la gente dice: “Está ahí por ser ‘la mujer de’, y está acomodada”. El prejuicio va a estar siempre, pero bueno, yo trato de hacer lo que me hace feliz, y lo que hago me hace feliz. Los demás que digan lo que quieran, yo lo hago con inmenso amor y mucha felicidad. Así que me digo “chau, a disfrutarlo”. Es lo único que importa.
—¿Llega muy estresado Tomás a la casa? ¿Cómo hace para cortar?
—Estresado no, pero cansado sí, y no para nunca. No lo puede hacer porque él trabaja de 7 a 21, y a las 21 es el prime time. Así que tiene que tener la tele prendida, y el minuto a minuto, también.
—¿Mira todo el tiempo el minuto a minuto?
—Sin dudas (risas).
—¿Y vos cómo lo manejás?
—Es un aprendizaje como pareja, aceptar que es su trabajo y dejarlo ser. Yo, cuando necesito algo, lo pido. Si quiero que apague el minuto a minuto, que esté conmigo o que no prenda la tele, se lo pido. Después, si lo recibo, bien; y si no, vemos. A veces necesitás presencia, y a veces no te importa y decís “quedate con la tele prendida, que yo me voy a dormir feliz”.
—¿Le das importancia al rating?
—En realidad yo no miro mucha tele, ésa es la verdad, pero sí le doy importancia porque quiero que a Tomás le vaya bien. Respecto de mi programa, tuve pesadillas el otro día (risas), soñé que competíamos contra Lanata y él hacía 80 mil puntos y nosotros dos; por suerte no vamos contra él (risas).
—¿Hasta dónde querés llegar con tu carrera? ¿Tenés techo?
—El techo es una ilusión donde nos ponemos todos; yo quiero vivir de esto que me hace feliz, y después que venga lo que venga.