Patty Jenkins es la directora más grande de Hollywood. Aunque todo apunta a que Chloé Zhao, la realizadora de Nomadland, será pronto la segunda mujer en la historia en ganar un Oscar como Mejor Directora y también tiene un film de Marvel en camino, nadie puede discutir que la directora más importante y grande de Hollywood, a la hora de los tanques mainstream y a la hora de abrir posibilidades a otros relatos es Patty Jenkins, la directora de la saga Mujer Maravilla, el famoso personaje de DC Comics interpretado por Gal Gadot.
Jenkins tuvó que enfrentar un instante díficil de la pandemia en la industria: el estreno en Estados Unidos, en 2020, de la secuela Mujer Maravilla 1984 cuando Warner ya había anunciado que iría con sus films tanto a salas de cine como directo a streaming, a HBO Max. Ella se ríe en esta nota exclusiva con PERFIL: “ Es uno más de muchos momentos complicados en una carrera complicada. Ser mujer en Hollywood es algo complicado, o lo era, por ende quejarme del estreno en medio de una pandemia de un film gigante que yo dirijo y que protagoniza mi amiga no sería correcto. Eso sí, al cine lo voy a defender así pueda dirigir tanques o tenga que volver a sacrificar mi tarjeta de crédito para terminar una película independiente”.
—¿Cuál es la principal diferencia que viviste como realizadora al hacer un éxito como “Mujer Maravilla”?
—Tener control. Finalmente pude tener control de la manera que yo quería. Pude hablar de lo que quería hablar, pude hacer una pelicula de superhéroes divertida, que yo quería que fuera eso, y que tuviera momentos que alteraban lo que podemos hacer con los superhéroes. Es una película que entiende su seriedad pero que también puede jugar con eso. Yo quería hacer esa película: quería tener filo y sonrisa.
—¿Qué crees que los superhéroes dicen en este momento sobre Estados Unidos?
—Entiendo la gran metáfora de los superhéroes. Siempre hubo historias de seres con poderes, y sin fallas, y su irreverencia o servidumbre para con nosotros. Pero creo que Mujer Maravilla se aleja del aspecto del ego que aparece en el género, sea su versión industrial moderna o su versión “relatos de los dioses”. Creo que la Mujer Maravilla actúa por candor para con la humanidad, y no por una idea de status quo o de venganza. Los superhéroes a la hora de Mujer Maravilla tienen que ver con ser mejores personas. Y creo que ella transmite eso de una forma distinta a otros personajes. Ella quiere descubrir el mundo.
—¿Es por eso que tenés que escuchar lo que dice el mundo a la hora de crear un relato de la Mujer Maravilla en el cine y no crear un relato a espaldas del mundo?
—Sí, no me queda otra opción. Algunos quieren atarse a los cómics. Yo quiero hablar del mundo, que mi personaje lo camine. El camino de la Mujer Maravilla sea poderoso o no, es el de una mujer. Y quizás una supermujer enfrenta superproblemas. Quizás enfrenta una versión XL de algo que ya vivimos en el día a día. Es más fácil iluminar rincones oscuros del mundo de la mano de un personaje así.
—¿Qué crees que dice sobre nosotros como espectadores el éxito actual de las franquicias, sobre todo considerando que vas a filmar un cuento de Star Wars y otra Mujer Maravilla?
—Siempre ha habido un lugar para películas gigantes. Pero algo raro pasó en la industria, todos empezaron a buscar los mismos huevos de oro. Entonces se comenzó a crear esta versión de la industria, donde quieren que siempre manejes una franquicia, sea 007 o Mujer Maravilla, pero me gustaría una industria que se suelte un poco de eso, que empiece a respirar con ganas de cine, diferentes ideas, modos y formas de ver.
—En el anuncio de tu film de Star Wars, “Rogue Squadron”, hablaste sobre tu padre, que era piloto. ¿Cuán importante es para vos tu familia a la hora de tus relatos?
—Lo son todo. Son las rocas donde me paro. Las experiencias, las de ellos, son las primeras formas de vincularme que tuve con los relatos. Eso sin contar, claro, el cariño enorme, descomunal, de aquel hogar. Cuando te crían en un ambiente de amor, y hay relatos, es imposible no enamorarse de ellos; llevar hacía ellos algo de ese núcleo familiar. Son dos entidades que se alimentan, al menos en un buen escenario. Por eso es importante sentir eso, por eso yo nunca dejo de sentirlo a la hora de mis películas y trabajos.
—Fuiste una de las primeras que se quejo cuando Warner anunció que haría un estreno simultanéo en las salas de cine y en el streaming ¿cómo vivís eso y nuestra actual devoción por el streaming?
—Es el salvaje oeste ahora mismo. No sabemos que va a pasar. Yo soy una fanática a ultranza de la sala de cine. Yo filmé para una pantalla grande. Siempre. Recuerdo cuando vi La sociedad de los poteas muertos, y la forma en que me sacudió. Recuerdo el clima, el barrio, que se sintió salir de la película. Y no creo eso sea ser fanático del pasado. Entiendo hoy los peligros del afuera. Pero ese aire extrañado, de no poder creer lo que viste y ver alguien que no conoces sentir lo mismo es una impresión que solo existe en una sala de cine. Y yo amo esa sensación. Pero no sabemos que puede llegar a suceder en este nuevo mundo. Todo indica que las películas ahora serán estrenos simúltaneos y eso cambia un poco nuestra experiencia.
—Hay un momento hermoso en la primera Mujer Maravilla, donde el personaje, Diana, prueba un helado. Y su cara, al descubrir, es fascinante. ¿De dónde salió la idea de ese pequeño pero gran instante que define cuanto pensaron sobre el personaje y como humanizarlo?
—Pelee mucho para esa escena. A lo largo de la historia siempre tenemos personajes cool que son hombres. Esos personajes suelen salir de la fórmula que implica o ser “cool” o ser mártires.Pocas veces hay héroes que buscan entender lo humano. Son siempre héroes y pateaculos, hay algo masculino en ellos, del enfrentamiento macho. Diana es una amazona: su corazón es humano pero necesitaba mostrar su inocencia y sus ganas de descubrir el mundo. ¿Para qué vas a salvar el mundo si nunca puedo mostrarte comiendo un helado?
Los relatos del futuro
—¿Qué relatos crees que necesita el mundo ahora?
—Los mismos de siempre: aquello que te hagan dudar el día a día al mismo tiempo que justifican que lo vivas. Necesitás relatos enormes, y pequeños; unos que puedan explicarte el mundo desde deidaes y otros que se escurran donde no ves. O que te hagan ver otra vez a ese lugar. Pero sí necesitamos entender, de una vez por todas, todos los relatos que nos faltan, todas las voces que no están. Eso es importante. Peleemos un poco con las películas. Es interesante cuando eso pasa, y cuando ninguno de los dos bandos noquea al otro. Ahora hay muchos superhéroes, eso vende, pero necesitamos hablar de miedos, del cambio climático, y también de superhéroes. O hablar de eso con superhéroes. Yo quería que Mujer Maravilla 1984 fuera divertida, y que inspire. Que entendamos que tenemos suerte de ver películas, y hay otras personas que no tienen tanta suerte.
—¿Qué sentís cuando alguien, una niña pequeña, te dice que ha sido inspirada por “Mujer Maravilla”?
—Me siento jodidamente honrada. Yo fui esa niña pequeña. Yo entiendo lo que es que el cine no te hable del todo, no verte en pantalla como te gustaría. Esta vida que elegí, de contar relatos, me dio ese honor. Filmar hoy es una suerte, en todo sentido, pero uno de esos sentidos tiene que ver con la posibilidad de sacudir lo que hemos visto siempre. Cualquier cineasta quiere eso, y dejar de tener problemas mezquinos y graves como la representación. Se vienen relatos gigantes y pequeños distintos.