ESPECTACULOS
Edgardo Castro

"Quise hacer una película terapéutica"

El integrante del Grupo Krapp estrena su nuevo film como director: un relato familiar íntimo y crudo que funciona como anexo de La noche.

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Potencia. El actor y director ganador del Bafici vuelve a un film que expone su intimidad personal. | Marcelo Silvestro

Para poder filmar la recién estrenada Familia, Edgardo Castro tuvo que convencer a sus padres. Primero, para que financien parte del proyecto. Y también para que acepten algo probablemente aún más difícil: la intrusión de una cámara en  la intimidad de su hogar en Comodoro Rivadavia para que un hijo maduro, curtido y obstinado en su rol de actor, director y productor de cine independiente monte allí mismo una ficción que reproduce los rituales más o menos estables de la vida cotidiana de la gente común.         

De todo eso y algunas cosas más se trata la segunda película de este histórico integrante del Grupo Krapp que sorprendió con una ópera prima intensa y provocativa, La noche, que hizo un buen recorrido por el circuito de festivales internacionales.

Inspirado en la metodología de trabajo de John Cassavetes, Castro se ha involucrado personalmente en cada uno de sus proyectos –las dos películas, un libro de crónicas calientes de la vida nocturna– con compromiso que en su obra se traduce en potencia. “Hace falta un trabajo enorme para descubrir quiénes somos en esta vida –dice Castro–. A mí, hacer lo que hago me ayuda en ese sentido. Al fin y al cabo, todo se trata de dónde ponés el deseo”.

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Está claro que Castro deseaba hacer este segundo largometraje. Se ocupó de convencer a su madre que mantuviera la decoración navideña de diciembre hasta febrero: “Es una película sobre los vínculos familiares –señala el director–. Sobre cómo nos construimos a partir de esos vínculos, para pensar en qué lugar nos ponen. A veces ese lugar puede ser hermoso, pero por lo general es siniestro”. “Ahora las estructuras familiares cambiaron, hay una apertura que en la época en la que yo era chico no existía. Pero yo quise hacer una película terapéutica.” Agrega y sigue: “Ahora con más perspectiva, siento respeto por mi familia, merecen un agradecimiento. Ellos vieron la película y les pareció bien. Nada más. Están más acostumbrados a otro tipo de cine”.

Entre las múltiples actividades de Castro (ahora mismo está haciendo funciones de Rubio, una preciosa obra que acaba de reestrenarse en El Cultural San Martín), se suma la “adaptación” de los relatos de su largo La noche al papel en el libro El lado oscuro de una ciudad despierta también debe contarse la de jurado. Hace un tiempo, fue convocado para decidir con otros colegas el otorgamiento de unos incentivos para filmar y tuvo una experiencia que le resultó reveladora:

“Había más de un proyecto con temática trans y gay. Pero porque sí, un poco porque lo ven como una moda. Le pregunté a una de las personas que se habían presentado por qué había una mujer trans en su película y me respondió “¡Qué buena pregunta!”. La idea de abordar esos temas no es para generarte visibilidad vos. En todo caso visibilizás un tema. El cine es una vía para decir cosas que quizás no podés decir en otros lugares. Tenés que aprovecharlo bien”.