Lo primero que asombra es su estado físico. Nicolás Repetto, con 54 años, cinco hijos (Nicolás, Valeria, Juana, Renata y Francisco), dos nietas, casado con Florencia Raggi hace dos, aunque llevan juntos 16, tiene en su haber más de treinta de televisión, no tiene canas. “Tengo cuatro ahí, mirá”, señala. Le atribuye los méritos a su abuela, que murió con “la mitad del pelo blanco y la mitad negro”. En esta oficina alquilada en Martínez, donde trabaja desde enero con la productora Mandarina ya que pensaba salir antes en Telefe con Sábado bus, “pero me agarró el cambio en la gerencia de programación y se fue atrasando”, decíamos, se lo ve espléndido. Vestido con Etiqueta Negra, jeans cancheros, un sweter negro y campera de cuero negra, la que suele usar cuando va en su moto, se sienta en su oficina con buena vista.
—¿Cómo está resultando “Sábado bus” en lo comercial?
—No tenemos un espacio más de publicidad. Es un producto vendible, comercialmente sano como para que los anunciantes quieran estar acá. El programa es de Telefe, y mientras tenga dos dígitos, que es lo que me pidió el canal, estoy perfecto. En lo que va del mes, tendremos un promedio de 14 puntos y con esto estamos bien.
—¿Mantenés tus convicciones de no pegar un volantazo por el rating?
—¿Para qué lo voy a hacer? Aparte, el peor rating que tuve, ¿qué fue?, ¿12 puntos? ¿Por qué voy a defraudar a un millón y pico, casi 2 millones de personas, que miraron el programa si hice 12 puntos en todo el país? ¿Qué voy a hacer, darles lo que no quieren para ver si miran otra cosa? Aparte, abrimos con 12 y nos fuimos con 12, o sea, de mi clientela no se fue nadie. No tuvimos un solo pico. Midió exactamente lo mismo que la “Muñeca bus” que la modelo que no es tan conocida, pero estaba mostrando un lugar lindo.
—Recuerdo que me dijiste hace años: “Con la plata compro mi libertad”. Hacías televisión y te tomabas tus tiempos, coherente...
—Obvio. Soy gozador, apoyo la teoría de que estamos acá para eso. Pero valorizo mucho mi carrera. Ahora, alguien cree que los canales que me tomaban para conducir programas que no iban primeros lo hacían por caridad hacia mí? Siempre les resultó, y a mí también en lo económico. Me fue bien, tampoco soy Onassis. Soy un tipo que tiene un buen pasar, con mis negocios, puedo vivir muy bien, y ya.
—O sea, podrías ser en televisión ahora un Reutemann, que iba segundo.
—Y era un genio. Me hablás de Reutemann y decime cuántos tipos se sentaron en una butaca y ganaron los premios que ganó. Es lo mismo que te dijera cuántos tipos se ganaron los que gané yo, cuántos tipos hicieron los programas que hice, cuántos fueron los que se quedaron para siempre. Además, no tengo la obligación de ganar mi horario. Para arrancar, de todos los que hablan mal de mí, ninguno gana su horario.
—¿De quiénes hablás?
—Yo no quiero dar nombres. Además, si yo tuviera la obligación de ganar mi horario tendría que salir a hacer cosas que no me gustan. No las hice en toda mi carrera y no las voy a hacer.
—En “Nico” jugabas al truco, te disfrazabas; después inventaste lo del corchito, en “Dominico” era timba, en el otro estacionabas el auto, entrevistaste a los mediáticos...
—Y no me parece mal. No me planto diciendo que hago un programa intelectual. Llevé a Fort y al Ogro Fabbiani porque eran nota. Son cosas que no lastiman, no hieren, no pierden la línea. Incluso puedo tener a cualquiera de los personajes que pasan hoy en televisión, de hecho, estuvo Nazarena Vélez, Cristian U, están invitados Juana Viale y Gonzalo Valenzuela, Silvina Luna. Lo que no voy a hacer es hacerlos sentir mal, a convertirme en un vampiro de esas situaciones a ver si salgo beneficiado.
—Sin embargo, Maradona en su momento se sintió mal, y en estos tiempos es el marido de Emilia Attias el ofendido. Cambió algo la cosa, ¿no?
—Y se equivocó también. Yo tampoco salí a contestarle a Diego las barbaridades que dijo de mí. Después me pidió disculpas en Dominico porque se dio cuenta de que se había corrido. Pero era una mala época de él, le puede haber dado celos, lo entiendo. En cambio, me pasé dos semanas toda una programación entera prácticamente de un canal hablando mal de mí. Entonces, me parece un poco fuerte y no voy a hacer eso mismo, porque no quiero entrar, no quiero bajar a ese nivel.
—Convengamos en que la tarde está igual en los cuatro canales abiertos, incluso en Telefe.
—Eso sí me parece mal. Si “combato” para Telefe , compito contra programas que salen de la usina y que se generan a partir de ShowMatch, que aunque no compita directo, de alguna manera sí, porque todo crece en ShowMatch... Lo conduce Listorti... es tremendo porque termino Sábado bus y lo primero que veo es a Marcelo en mi mismo canal,(habla de Zapping) y decís no me sorprende nada, pero no me entra en mi lógica, cómo es? Acabo de venir de la lucha...
—Es cierto, pero competís con “Sábado show”, no con Tinelli
—¿Sabés qué? Me como toda una semana de Marcelo inflando una pelea o un baile o la vuelta de Fort, o sea que no me viene fácil el sábado. Es la cocina de él y son todos los personajes que tiene montados él, no trae alguien de afuera. Y yo me como la ola de frente por más que Marcelo no esté.
—¿Ves “ShowMatch”?
—Muy poco, a mí las peleas y todo eso no me gustan ni en Marcelo, ni en Mauro Viale ni en Crónica TV. Son cosas que a mí no sólo no me gustan, sino que me parece que no le hacen bien a la televisión. Eso se contagia para afuera. A mí me gustaba el ShowMatch de humor, el de Pachu Peña y las cámaras ocultas, que es el humor que a mí me hace reír.
—¿Lo veías cuando bailaba Juanita?
—Sí, me avisaba y la miraba. Juana tiene un manejo muy fresco y simpático y te diría inteligente para desenvolverse en situaciones en las que yo me sentiría más apretado. Juana sale con una soltura...puede hablar en Intrusos, donde quieran, puede salir a defenderse ella o a la madre o a mí, obvio.
—También estuvo Reina Reech en “ShowMatch” y ahora los sábados en el jurado...
—Sí... a mí me pondría muy mal verla pelearse. No la ví, la verdad es que no la ví.
—¿Y si la llamaran a Florencia para el “Bailando...”?
—A Florencia ni le permito ni le prohíbo. No tengo ninguna chance. Y esa es una de las cosas que me gustan: hace exactamente lo que le parece. Como es criteriosa, lo que le parece incluye no dañarme, no herirme, para nada. Es una actriz y hay que ser el marido de una actriz. Ya estoy acostumbrado, pero cuando tiene que hacer escenas de sexo en una película, no es la parte que disfruto.
—Llevan 16 años juntos. Buen promedio.
—Creo que crucé la barrera. Igual, una de las ventajas que tenemos con Florencia es que por más que tengamos los papeles firmados el matrimonio es un día a día, nadie tiene la vaca atada. Yo antes era un mujeriego. Pero me enamoré, y sigo enamorado de Florencia después de 16 años. Me despierto y pienso “que linda que es”.