ESPECTACULOS
10 Edicin del BAFICI / Competencia Internacional

Sexo, drogas y problemas existenciales en Taiwan

Help Me Eros es una película urbana y vertiginosa. Un inversionista quebrado, una extraña voz en el teléfono y un grupo de chicas salidas de un animé erótico, los protagonistas.

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| Cedoc

Antes de que se proyectara su película, el realizador Kang-Sheng Lee tomó la palabra. Ante una sala repleta expuso brevemente un fenómeno que se corporiza en buena parte de la juventud taiwanesa: la falta de resistencia ante la presión del entorno. Este es uno de los ejes centrales de su segundo largometraje. El otro, es la proliferación de negocios atendidos por sensuales jovencitas en los que puede conseguirse un extraño fruto, del tamaño de una aceituna, capaz de mantener despiertos y alerta a camioneros y viajantes.

Lee Kan-Sheng interpreta a un joven accionista en quiebra. Las malas inversiones hicieron que poco a poco tenga que ir desprendiéndose de todo lo material: el auto, el televisor, la computadora, los muebles. Sólo le quedan, escondidas en un armario, sus adoradas plantas de marihuana.

También parece haberse desprendido de cada una de sus relaciones. Sólo se comunica con su entorno a través del teléfono. No habla con un amigo, ni con un familiar, ni con una novia. En los momentos en que está tan drogado que piensa que la muerte se avecina, llama a un servicio de ayuda psicológica.

Su "terapeuta telefónica" comienza a tomar tanta importancia en su vida, que el solitario hombre no tarda en enamorarse de ella.

Pero hay otra mujer con la que, también, se relacionará. Una chica, recién llegada a la ciudad, que prueba suerte como " kioskera sexy" en un local de acrílico ubicado en la esquina de la casa del protagonista.

La relación con estas dos mujeres –una, simbólica; la otra, real- ocuparán el tiempo que la marihuana deja libre en su vida.

La estética es tan importante en Help Me Eros como el argumento. Las chicas, siempre con plataformas de colores, siempre como salidas de un animé erótico, vestidas, apenas; las luces de neón encendiéndose y apagándose frenéticamente, los negocios de empeño, los paseos de compra vacíos tienen aún más fuerza que las voces de los protagonistas.