Siguiendo la tendencia de exhibir series épicas, la señal premium Fox 1 (parte del portfolio pago de Fox+ en Latinoamérica) emite los viernes a la medianoche la segunda temporada de Outlander, la exitosa serie basada en la saga romántico-histórica Forastera que Diana Gabaldón comenzó en 1991.
La idea llegó de la mano del experimentado Ronald D. Moore (factótum de Helix), quien no escatimó esfuerzos para retratar en escenarios reales la historia de Claire Randall, con toques de ciencia ficción y, sobre todo, grandes dosis de sexo y de escenas de guerra. El programa cuenta con legiones de fans en todo el mundo, tres People Choice Awards y nominaciones a los Emmy y Golden Globe.
A lo largo de 16 intensos episodios, vimos a la enfermera Claire (Caitriona Balfe), esposa de un historiador en 1945, viajar accidentalmente en el tiempo hasta la Escocia jacobina de 1743. Allí es rescatada por el proscripto Jamie Frasier (Sam Heughan), sospechada de bruja por sus conocimientos médicos y obligada a casarse con su salvador. Entre ambos nace el amor y comienzan un derrotero de aventuras, escapando del ejército británico comandado por el despiadado “Black Jack” Randall (Tobias Menzies).
Con personajes complejos y el ojo puesto en los detalles de la vida rural de los clanes escoceses, la serie se ganó el corazón de las mujeres con la historia romántica de los protagonistas y también el interés masculino.
En la segunda temporada, que corresponde al libro Atrapada en el tiempo, se ve a la pareja llegando a Francia: “Viajan por encargo de los escoceses que apoyan a Jacobo Estuardo y se meten en la sociedad gala –anticipa Caitriona Balfe en diálogo telefónico–. Ahora vemos a Claire y a Jamie en un escenario completamente diferente: la corte del rey Luis XV. Estamos muy afrancesados. Realmente te transporta al pasado. La ropa que usamos es despampanante. Ahora, cualquiera te podría decir que el corsé –inevitable en esa época– no es lo más confortable. Son obras de arte, pero estoy feliz de que no las usemos más ahora que ya terminamos de rodar”. Y Heughan agrega: “Creo que esta vez, el tema de la serie es intentar modificar la historia mientras, progresivamente, se van acortando los plazos. El programa toma la política del Reino Unido, Culloden y el referéndum escocés, haciendo que el público se meta en lo que pasó cien años atrás. Los vuelve cercanos y resulta de interés para una nueva audiencia”.
Al hablar de la relación romántica de sus personajes, Balfe asegura: “Claire y Jamie son dos fuerzas de la naturaleza; otros programas abrieron las puertas para nuestro show y me encontré con un gran personaje en un ciclo bien hecho. Es fantástico tener a una mujer como heroína, en una linda historia ficcional y hecha a lo grande”. Allí tienen gran cantidad de escenas de desnudez y sexo pero ellos lo toman con naturalidad: “Estamos muy metidos en los personajes y no nos molesta hacer esas escenas, ni las de lucha –explica Heughan–. Nos conectamos y no nos da vergüenza porque queremos dar todo, una experiencia completa. No hay nada gratuito en esas escenas, es normal mostrar la intimidad pues era una de las armas que tuvieron los protagonistas para enamorarse. Así aprendieron a conocerse mutuamente. Por otro lado, en el siglo XVIII se usaba al sexo como un acto de dominación. Se usaba como un arma contra las mujeres y, desafortunadamente, eso todavía perdura”.
Fans de todos lados
El primero de los ocho volúmenes de la saga Outlander, Forastera, se publicó en 1991. Diana Gabaldón vendió más de veinte millones de copias. La primera temporada de la serie, por episodio y sólo en los Estados Unidos, promedió los cinco millones de espectadores en todas las plataformas en las que se exhibió (cable premium y online), convirtiéndose en un elemento fundamental para el crecimiento de la audiencia del canal Starz, compuesto en un 62% por mujeres. Además, tuvo mucha fuerza en las redes sociales: fue tendencia en Facebook y el segundo tema con más volumen de conversaciones en Twitter, entre los estrenos de TV.
Los fans se cuentan por millones y se multiplican al sumar a los seguidores de la saga literaria.
Se invirtió tanto en la producción, que se recrearon interiores en Escocia para si-mular las mansiones parisinas, se hicieron exteriores en Praga y en los jardines del Palacio de Versalles.