Un hotel de ensueño en la isla de Santa Lucía en el Caribe, una habitación de 260 dólares la noche y la promesa del merecido relax luego de un año de trabajo y sacrificio pueden ser empañados por la presencia de una estrella como la cantante Amy Winehouse.
Sucede que los huéspedes de 'Le sport spa' ya no saben en qué idioma quejarse a las autoridades del establecimiento sobre el comportamiento de la cantante inglesa.
El gran problema no es la mañana, donde hace los ejercicios que el servicio del hotel ofrece. El panorama se torna denso sobre la tarde cuando empieza a consumir alcohol y arma escándalos cuando dejan de servirle. Por otro lado, baja al salón comedor en bikini, a pesar de la expresa recomendación del lugar de vestir de etiqueta.
De todos modos, Winehouse ama la isla y se la ha visto haciendo topless en sus playas. El problema no es de ella si no de quienes comparten hotel con una estrella de sus características.