La compañía de la lámpara. Nació como un sueño, financiado por Steve Jobs, de una forma de animación: la digital. No sólo formateó (a veces a regañadientes) la forma de la animación occidental sino que sus nombres (John Lasseter, Ed Catmull, Brad Bird, Jim Morris y así la lista) han definido el actual panorama geek enorme del mainstream. Si gran parte del cine hoy vuelve a sus obsesiones que antes generaban vergüenza, Pixar es una de las razones por las que hoy ya no es tan así. De visita por Buenos Aires, un integrante de Brain Trust (la coraza y corazón creativo de Pixar), Pete Docter (director, entre otros milagros, de Monsters Inc.) y Jonas Rivera, productor de varios filmes de la compañía, presentaron Intensa-Mente, el nuevo film de Pixar, con estreno el 18 de junio. Y hablaron en exclusiva de ser parte de la compañía más envidiada del planeta.
—Pixar ha devenido, a fuerza películas como “Toy Story”, “Monsters Inc.”, “Ratatouille” o “Los Increíbles”, en la fábrica de cuentos modernos, que han definido la expectativa de qué es un relato clásico y moderno. ¿Cómo es Pixar desde adentro?
DOCTER: Es difícil cuando lo ponés así. Siempre, desde que tengo memoria, para nosotros fue nuestro trabajo. Fue aquello por lo que peleamos constantemente. Entiendo que es un trabajo hermoso, el más hermoso que podría haber soñado, pero llegamos, estamos, trabajamos y generamos esas películas. Pero si hay algo que puedo defender, es que siempre se buscó la forma de hacer posibles cosas que creíamos imposibles. Y queríamos contar relatos que amáramos. Suena a un secreto muy obvio, pero podría decir que ésa fue al clave desde que éramos unos pocos hasta la enorme empresa que es hoy, trabajando en varios filmes a la vez.
—Pero hay algo clave: la mayoría de las empresas de Hollywood no logran que sus métodos, o sus formas de trabajo, se vean envidiables, capaces de generar un ambiente de trabajo favorable.
RIVERA: En Pixar la idea es siempre saber qué queremos contar y cómo. Y eso puede cambiar muchas veces. En el caso de Intensa-Mente, no fue así; o al menos los cambios no fueron menores. Pero sé que es fácil percibir a Pixar como una compañía soñada. Hemos sabido generar, han sabido generar, una forma de funcionar que se basa en que el objetivo, antes que nada, son los relatos. Poder ver los relatos que soñamos en pantalla. Nadie puede quitarnos eso.
—Debe ser cada vez más difícil en un punto: las películas son más caras y necesitan recuperar cada vez más dinero. Es un formato que debe ejercer determinada presión a la hora de pensar qué viene.
D: En ese sentido, John (Lasseter, actual jefe creativo de Disney y ex jefe creativo de Pixar, además de miembro fundador) sabe demasiado. Es casi instintivo. Es un pilar muy grande de Pixar y de nuestra forma: cuando hay una duda, John es quien sabrá qué se hace o no. A veces es peor: no hay duda, y John te la genera. Pero es cierto que Pixar, como cualquier película, debe tener cierto “éxito”. La diferencia se da en que nuestra base fue siempre ser honestos y exhaustivos con lo que contamos. Que todo lo que podamos modificar esté allí. Ha pasado muchas veces que, por beneficio de la historia, se han cambiado equipos enteros. Somos profesionales de contar lo que nos enamora. Es cierto que hoy puede haber más presión, pero ha sido más difícil: hemos tenido que pelear mucho hasta llegar donde estamos. Hoy se buscan más resultados en el cine, nosotros estamos buscando lo mismo de siempre.
—¿Cómo viven el hecho de que el mundo de la animación se ha volcado, al menos en Occidente y a la hora del mainstream, al digital?
R: No era nuestra intención. Nunca lo fue. Somos personas enamoradas de las formas clásicas de animación y no se buscaba eso. Estoy seguro, puedo decirlo en nombre de todos. Creemos en la animación en todas sus formas y es extraño: por un lado es bueno que así sea, pero eso no debería cercenar otras formas.
“El mejor relato sobre las emociones”
En el caso de Intensa-Mente, juegan con cosas más complicadas de contar a un niño: los estados emocionales como protagonistas y el cerebro de un púber, aquí una niña de 14 años. ¿Por qué querían contar eso?
D: Fue difícil llegar a la historia, pero de a poco todo empezó a tener sentido. Era la historia que yo quería contar, que me gustaba. Había algo del relato que creo resonaba a nivel universal, sin que se perdiera la comedia que podían generar personajes como Ira, Alegría, Tristeza, Miedo y Asco. Por suerte, la cosas, creo, salieron bien. A veces, incluso desde dentro, no entienden que no creemos tener una fórmula secreta. No pensamos que todo será un hit, porque los números pasan, con lo que contamos es con que algunas personas puedan ver la película y creer que eso salió de un grupo de personas que querían contar el mejor relato posible. Sé que insistimos con esta idea, pero no es que nos sentamos y decimos: “Hagamos tal y tal cosa, que antes funcionó”. Las Toy Story, por ejemplo, son películas muy diversas entre sí y sólo se aprobaron, y se hicieron, porque había una historia detrás que tenía sentido.