ESPECTACULOS
BARBI RECANATI

"Soy muy fan de la música melancólica"

El lanzamiento de su nuevo disco, Ubicación en tiempo real, coincidió con la entrada de Argentina en cuarentena. Su actual álbum es una oda a su forma de combatir, a su espíritu inclusivo y a su potencia como cantautora con proyección.

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Travesia. El nuevo álbum la presenta saludando el estilo que adora, como el new wave, y en perfecto estado musical. | gza. cata bartolome / matias casalh

Barbi Recanati vivió su propia odisea en esta época de pandemia. Había viajado en marzo con su banda (Juan Manuel Segovia, Tomás Molina Lera, Lux Raptor, Marilina Bertoldi) para tocar en el festival South By Southwest de Austin, Texas, que finalmente terminó suspendiéndose, y de paso hacer una pequeña gira por México, pero hubo que cambiar planes y volver de urgencia a Buenos Aires. Llegó a hacer tres conciertos en México –en los que Lucy Patané se sumó al grupo–, pero después tuvo que ocuparse de tramitar un regreso que se postergó varias veces, hasta que por fin pudo subirse a un avión con sus compañeros y moverse directamente de Ezeiza a su casa con todos para cumplir con las condiciones de aislamiento que el gobierno argentino dispuso para evitar contagios. 

“La verdad es que volvimos medio de casualidad. Por suerte no tuvimos que pagar de nuevo los pasajes, como muchos argentinos que estaban en el exterior –cuenta Barbi–. Fue muy raro, estábamos allá pero muy pendientes de lo que pasaba en Argentina y del tema de la vuelta. Por suerte todavía no se habían cerrado las fronteras. Ahora somos cinco en casa, y dentro de todo la pasamos bien. Pasar esta cuarentena acompañada es más fácil que si me hubiera quedado sola con mi hijo. Jugamos todas las noches a las cartas y mis compañeros me alivian mucho el trabajo con el nene. De hecho, me pongo melancólica cuando pienso que en unos días se van. Pero también deseamos que ese día llegue porque cada uno tiene su familia y sus afectos. Y todos extrañan muchísimo”. 

—Hablando de melancolía, “Ubicación en tiempo real”, el disco que acabás de editar, está muy teñido por esa sensación, ¿no?

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—Sí, es un disco muy melancólico. Yo soy muy fan de la música melancólica. Mis canciones favoritas de mis artistas preferidos son justamente las más melancólicas. Hasta de Iggy Pop lo que más me gusta es su melancolía.

—¿Qué más dirías de estas nuevas canciones?

—Este es un disco muy honesto que refleja muy bien un momento preciso, como una foto de un momento concreto de mi vida. Es la primera vez que no siento presión de tener que hacer canciones que cierren por algún lado, que cumplan con determinadas expectativas ajenas, que les gusten a los demás. Nunca me sentí tan conforme y tan cómoda como esta vez. Encontré una fórmula de trabajo y un equipo, trabajé mucho las canciones con los productores (Tomás y Juan Manuel) y quedó el disco que yo quería grabar. Es un disco bastante conceptual y atravesado por lo emocional. En las siete canciones está todo lo que tenía para decir hoy. Estas canciones son las que a mí me gusta escuchar ahora mismo. Soy refanática del rock, de la new wave y del pospunk, pero hoy necesito esto. Hice un disco para mí.

—La única invitada es Paula Trama en “Los días que no estás”. ¿Por qué decidiste convocarla?  

—Es la primera vez en mi vida que invito a alguien a participar en un disco mío. He llamado puntualmente a un violinista, ponele, para una canción. Pero cuando estaba trabajando en este tema, que tiene dos partes bien distintas, empecé a pensar que en una de esas partes yo estaba imitando a Paula. Entonces dije: “Mejor que esa parte la cante ella”. La llamé, se lo propuse y se copó. Y cuando la cantó ella fue perfecto. 

—Recién hablabas de tu relación con la new wave y el pospunk. ¿Qué referencias usaste para estas nuevas canciones?

—Es la primera vez que recurro a un montón de referencias distintas entre sí para un mismo disco. Las referencias para la voz, la batería y la guitarra fueron de discos que tienen treinta años de diferencia entre sí y capaz que un continente en el medio. Fue más un collage... Me permití a ir a mis partes favoritas de mi colección de discos. 

—¿Cuáles son? 

—Jesus & Mary Chain, Cocteau Twins, Siouxsie & the Banshees... Por ahí, más o menos. La música que yo escuchaba en mi adolescencia y que hoy puede sonar en Aspen (risas). Cuando era más chica, mis remeras siempre eran de The Smiths, Siouxsie, The Cure... Siempre fue por ahí la cosa. También soy muy fan de Iggy Pop y de Patti Smith. Yo iba mucho a Garageland, el local de Patricia Pietrafiesa en Avenida Santa Fe, y me gustaban los bares y boliches donde sonaba esa música, que por otra parte estaba bastante de moda en aquella época, cuando yo tenía diez o quince años menos. Hablar de esos grupos era como hablar hoy de los Strokes... Esa música era la que nos gustaba a los más emo de mi generación. Yo sentía un rechazo muy fuerte por el nü metal y todo lo más nuevo, me parecía terrible.

—Es un momento difícil para los planes, pero aun así ¿cómo imaginás el futuro de tu proyecto musical? ¿Te genera incertidumbre pensar en eso?

—La verdad es que la incertidumbre artística está ocupando un lugar muy pequeño en mi cabeza. Tengo otras incertidumbres, como la mayor parte de la gente, creo. Si me aparece una posibilidad laboral para hacer un streaming seguramente la agarro, obviamente, porque lo necesito. Estamos todos como los osos, que intentan juntar toda la comida que pueden para después hibernar. Pero más allá de eso, hoy no me da la cabeza para pensar en el futuro del proyecto artístico. Hay días que tengo ganas de tocar y subo una canción a Instagram. También me pone muy contenta que la gente disfrute del disco. Pero hay otros días en los que estoy más abajo y todo me parece más banal. Pienso mucho en mi hijo y en una parte importante de la sociedad argentina que hoy la tiene muy difícil para sobrevivir, para llegar a fin de mes. Pienso también en el colapso mundial que estamos viendo. Y me afecta no ver a la gente que quiero, los extraño un montón.

—¿Y que esperás de Goza, el sello que fundaste y que tiene una consigna inclusiva?

—Sí, la consigna actual es “Mujeres al frente”. Pero me gustaría que el sello no fuera necesario. Siempre lo pensé como un ejemplo de algo que se puede hacer con ciertas herramientas que un montón de personas tienen a mano. Ojalá que aparezcan muchos proyectos de este tipo para que Goza no sea necesario. Nunca fue un proyecto pensado para que creciera y tomara una vida propia. Lo veo más como una salita de emergencias en una situación de crisis. Ya grabamos 25 discos y editamos casi cuarenta en dos años de funcionamiento. Futuröck ayuda un montón con la difusión de los artistas del sello en su programación. Estamos muy orgullosos con todo el catálogo, que se encuentra en el sitio de Futuröck, y ahora sumamos a Chocolate Remix, que es un proyecto con un discurso muy potente y con muchos seguidores, lo que seguramente le va dar más impulso al sello. 

 

La energia del pasado

Ya pasaron dos años y medio de la disolución de Utopians, la banda con la que Barbi Recanati grabó cuatro discos y se hizo conocida en el mundo del rock argentino. Ese proyecto se terminó abruptamente en octubre de 2017, luego de que aparecieran en redes sociales varias acusaciones de acoso sexual contra el guitarrista del grupo, Gustavo Fiocchi. 

Hoy, con más perspectiva, Barbi analiza aquella situación dolorosa y saca nuevas conclusiones: “Me cuesta mucho pensar en la Barbi de esa época. Pasaron muchas cosas en estos últimos tiempos, entonces miro para atrás y siento que todo eso es una película, que no es parte de mi vida. El mundo de hoy es muy distinto al de esos años, y mi cabeza también cambió muchísimo. Hoy no puedo creer algunas cosas por las que tuve que transitar. Me queda el recuerdo bueno de algunas experiencias musicales, porque la energía que yo le puse a esa banda era de verdad. Pero hoy es parte del pasado. Fue muy loco que el corte con esa etapa haya llegado justo cuando fui mamá y cumplí 30 años. Tuve que parar casi un año y se dio todo junto. Se me revolvió todo adentro y lo que salió afuera es muy distinto. Entre los 18 y los 30 creo que nunca estuve un mes sin tocar. Hacía un promedio de uno o dos shows por semana. Hoy veo eso como una locura, tengo otras prioridades”.