La otra vez se me acercó una abuela. Pensé que iba a decirme algo así como ‘¿Te he visto en algún lado?’ y yo gentilmente explicarle, sin sonar como un idiota, que trabajo en la TV. De repente me dice: ‘Daryl es mi personaje favorito de The Walking Dead’. ¿Eh? Fue ese instante, entre todos los Comic Cons, las hordas de fanáticos y el fenómeno donde me asusté y me di cuenta de lo que realmente estábamos haciendo”. Las palabras pertenecen a Norman Reedus (47 años), el actor más canchero de la televisión actual gracias a Daryl Dixon, su motorizado asesinazombis en The Walking Dead, la serie cuya sexta temporada vuelve por FOX1 mañana a las 23.20 y el lunes a las 22 por FOX.
Dixon es, sin dudas, EL personaje de TWD, el fenómeno zombi que alteró para siempre la idea del género masticacerebros en la TV. Reedus, un actor que tuvo un par de roles en algunas películas sueltas, lo sabe y es muy feliz al respecto. Es más, nunca van a cruzarse con alguien tan tremendamente agradecido por su éxito: “En diez años va a estar la ballesta que caracteriza a Daryl en un museo de la TV. Y no me molesta. Como tampoco me molesta la posibilidad de interpretar al personaje el resto de mi vida. Soy muy feliz con zombis alrededor. Hemos creado una familia, en el set y fuera de él, y creo que más allá de los millones de espectadores, eso nos hace felices. Incluso más allá del merchadising. Sentirte parte de algo tan grande, vivir feliz en ello. Es realmente inexplicable. Sólo me queda agradecer cada instante, cada segundo. Creo que TWD representa muchas de las cosas saludables de la cultura pop en este momento.”
The Walking Dead, como bien marca Reedus, es un hito como pocos. Incluso series famosas como The Big Bang Theory o Game of Thrones no han logrado lo que TWD: el estreno de la sexta temporada se dio en el mismísimo Madison Square Garden. Reedus: “Muhammad Ali caminó por aquí. Sinatra. Diablos, el Papa estuvo dando una charla. Es extraño: te ven millones, pero son estos instantes, cuando pisas lugares como el Madison Square Garden en Nueva York para presentar un show, algo que nunca se había hecho en la historia de la arena, donde te aterra el tamaño de lo que está pasando”. Reedus, escultor, fotógrafo, realizador y modelo, posee hoy varias películas grandes de Hollywood (como Triple 9, con Aaron Paul de Breaking Bad) y otro show en el canal AMC (Ride with Norman Reedus, algo así como Andando en moto con Norman Reedus, explotando uno de los rasgos más famosos de su personaje) se ríe: “De verdad, y sé que los periodistas escuchan mucho esto, pero me siento tocando el cielo con las manos.”
—¿Cuál dirías es el rasgo, el nervio, que la serie ha tocado para generar la reacción que genera en todo el planeta?
—Nuestros personajes, Rick (de Andrew Lincoln), o Daryl, pelean por un mundo viejo, por intentar mantener vivo algo que ya no existe, o que sólo existe en la medida en que alguien pelee por él. En ese sentido, no es difícil darse cuenta que ésa es una sensación bastante universal. Salir del secundario, o incluso ser padre, sin ser un fin del mundo donde peleas por tu vida, por ejemplo, se acercan a ello. La vida se siente como un caos absoluto, sólo que aquí es literal. Entonces aparecen personas salvajes, a las que no les interesa ese viejo orden, y otros como Daryl y los demás que pelean por eso. Se aferran a lo que eran, pero también a lo que esa nueva familia les genera.
—¿Hay algo más que sientas que define ese nexo?
— Seguro. Yo le veo maravillas por todos lados. Pero soy un fan. Creo que es básico: cualquier buena serie, de todas las buenas series que hay, dependen en última y primera instancia de una sola cosa. Los personajes. Te puedo contar algo de lo que hablo pocas veces: me acuerdo mucho cuando leí el piloto. Y lo que menos recuerdo a nivel sensaciones es sorpresa por los zombis. Podríamos tener marcianos y explosiones, pero si la gente no conecta con los personajes, entonces el esfuerzo es en vano.
—El show en el Madison Square Garden, los fans, ¿te da miedo que todo esto se termine?
—Nunca. Lo vivo como algo excepcional, y nunca busco acostumbrarme. Ver, por ejemplo, que ahora los fans no son únicamente público geek es divertido. Pero nuestros fanáticos nos son fundamentales. Más allá de las cien selfies que te piden, es divertido
ese intercambio. El shows es lo que es por los fanáticos. Hay de todo: desde niños superfanáticos de la serie a los hermanos que se visten como tus personajes en el Comic Con.
—Daryl es un personaje muy querido. ¿Hay algo que creas saber del personaje que nadie más sabe?
— Hay millones de secretos en Daryl. Y yo lo sé. Nunca los voy a decir. Hay muchos secretos que sé de él que nadie siquiera sospecha. Al ser uno de los pocos personajes que no está en el cómic original, muchas de nuestras decisiones a la hora de construirlo afectan directamente la trama. Hay que entender que el de TWD es un mundo donde cada movimiento define la humanidad que nos queda. Hasta la forma en que tomas la que podría ser la última taza de café. Quizá si contara esos secretos, matarían a mi personaje.
—¿Leés la historieta?
—No. Y no quiero sonar agresivo. Pero se me ocurrió una forma de explicar la distancia con el cómic original. Para mí Rick es el actor Andrew Lincoln, o Glenn es Steven Yeun. Cuando veo uno de los cómics, siento como si espiara a un universo paralelo.
*Desde Nueva York.