ESPECTACULOS
Romina Gaetani

"Soy una actriz que necesita la acción"

Estrenó en el San Martín Triste golondrina macho, sobre textos del genial Manuel Puig. Asegura que antes del estreno, y con meses de ensayos a cuestas, aún no le habían hecho el contrato. Galería de fotos

Con nuevo estilo. Ahora usa el pelo corto, porque en 2012 se lo quemaron en una peluquería.
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La belleza de Romina Gaetani no parece necesitar colores. Llega a la entrevista con su nuevo corte de pelo. Vestida de blanco y negro. Nadie, desde compañeros del elenco de Triste golondrina macho hasta los técnicos del Teatro Regio, donde de jueves a domingo actúa, para de felicitarla. “En realidad ya lo tenía corto –asegura–, pero ahora me dieron otra forma. El año pasado me quemaron el pelo y se me empezó a caer. Me lo teñí de rubio para hacer de Alison en Recordando con ira, de John Osborne. Quise cambiar mi color cuando me enteré de que todas las actrices que lo habían interpretado eran platinadas. Fue una decisión que tomé a las cuatro de la mañana, cuando estaba estudiando. Decidí modificar mi aspecto, casi por capricho”.

—La versión de la novela “Seda”, de Alessandro Baricco; “Recordando con ira”, de John Osborne, y hasta el actual de Manuel Puig confirman que elegís textos dramáticos complicados. ¿Por qué?
—Las elecciones son mías y a la hora de elegir teatro busco textos que se alejen de la televisión y que me signifiquen un reto. Quiero sentir la dificultad con obras que no sepa cómo se dicen o se actúan. Soy una actriz que necesita la acción, y aquí estoy muy despojada. Cuando el año pasado me alcanzó la obra Guillermo Arengo, no dudé. Triste golondrina macho de Puig tiene mucha poesía; además del drama hay comedia e ironía.
—No es una propuesta comercial.
—Nunca tengo eso en cuenta, creo en los textos y en los desafíos. Siempre busco evolucionar como actriz, es bueno alejarse de la televisión y sudar la gota gorda sobre el escenario. No elijo los caminos fáciles. En la televisión, más o menos las historias y los personajes se parecen, por eso me aboco a las dificultades que me puede plantear el teatro. No tengo tiempo físico para estudiar, por eso me lanzo al escenario para aprender allí.
—En cada teatro que depende del Complejo Teatral de Buenos Aires, cada noche, después de la función, alguien que representa a la Asociación Argentina de Actores lee un comunicado que informa que los elencos no firmaron contratos y que no han cobrado. ¿Es así?
—Sí. Cuando una arranca a ensayar suele suceder que no se firme el contrato antes. Me pasó no sólo en el San Martín, sino también en la televisión. Se empieza a trabajar antes de cumplir con lo burocrático. En mi caso, soy muy distraída, no entiendo de papeles: no es mi fuerte, soy despistada y confiada, me apoyo en mi representante y en los productores. Espero que se resuelva y que el Teatro San Martín vuelva a tener el cauce que en un momento tuvo, para todos los trabajadores y para el arte en general. Lo que hacemos es para el pueblo y sería bueno que hubiera presupuestos para todo, para sus salas y para la gente que trabaja en cada área. Espero ir cobrando algún día.
—¿Cuál es tu relación con la política?
—No sé de política, no leo mucho los diarios, tengo la televisión apagada pero me informo como ciudadana y como persona que va a votar. Todos estamos viviendo un problema de inseguridad; como población hay que apoyar más a la salud y la educación. Parecería que una se aleja de la realidad, pero en mi caso siempre busco conectarme con los otros y ver.

 

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Volver con la musica

La música no es un tema pendiente en la vida de Romina Gaetani, aunque no haya participado de muchos musicales sobre el escenario. “Hice un par de pruebas para comedias musicales –confiesa– pero no quedé; después empecé con las tiras y telenovelas, por lo cual no tuve más tiempo. Por eso desde hace dos años dejé de hacer televisión y retomé el proyecto de volver con la música y seguir con el teatro. En cuanto terminé el secundario –dice– estudié cuatro años en la escuela de Andamio 90; también tomé clases de danza con Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, porque jamás abandoné mis clases de canto y en esa época hacía teatro cuando podía. Hoy todos los que están sobre el escenario tienen muchas más tablas que yo, por eso no dudé en sumarme al elenco de Triste golondrina macho para estar con Julieta Vallina, Mónica Raviola, Guillermo Arengo y Blas Arrese Igor. Cuando una está aprendiendo, debe rodearse de gente mejor que una para aprender. Busco dejar de lado el ego, algo difícil en esta profesión.