ESPECTACULOS
DEBORAH CHOW

“Star Wars pone en escena nuestro vínculo con las historias”

La directora y showrunner de Obi-Wan Kenobi, que acaba de estrenarse en Disney +, define las dificultades y las alegrías de trabajar con la saga que refundó la historia del cine. Habla sobre John Williams y su regreso.

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Retorno. La directora cuenta los eventos sucedidos en la saga galáctica 10 años después de “La venganza de los Sith”. | GZA. DISNEY +

Deborah Chow fue una de las primeras mujeres en dirigir una historia de Star Wars. Y ahora, después de sus episodios en The Mandalorian, de sus ficciones, de años y años preparando la recién estrenada Obi-Wan Kenobi, la serie que marca el regreso de Ewan McGregor y Hayden Christensen a sus respectivos Kenobi y Darth Vader, Chow es parte de esa enorme familia enamorada de la saga: “Creo que hay muchos recuerdos, de relatos, de historias de diversos medios que han sido fundamentales en mi trabajo hoy, y hace algunos años, claro. Si lo tengo que pensar en términos puntualmente relacionados con Star Wars y todo ese universo de historias, sin dudas en lo primero que voy a pensar es que desde que tengo memoria siempre he sido una gran fan de la saga. Eso no puedo esconderlo ni aunque quiera”. Y suma una cuota personal: “Mi papá era chino, y veía una tonelada de películas de acción por año. Veía a grandes nombres de la acción, que estaban revolucionando lo que podía hacer el cine de acción cuando era mainstream, entonces es imposible para mí no hablar de eso cuando empiezo a generar un ADN pensando desde lo que veía sentada en mi hogar. Pero volviendo a Star Wars, por supuesto, era otra de las pasiones cinéfilas de mi padre, como así lo eran otras vetas del cine asiático que se veían en casa. Por ende, toda esa cruza de cajas y cajas de cine fue mi educación, y es uno de los factores que hoy son parte de Obi-Wan Kenobi”.

—A la hora de ser directora, de ser showrunner, de contar: ¿cuán fácil o cuán difícil es lidiar con un objeto tan particular en la historia del cine como Star Wars?

—Sin dudas es un universo que implica un desafío. Y que lo implica en más de una manera. Por ejemplo, el costado más simple tiene que ver con el canon, con aquello ya contado y las reglas implícitas. Hay kilómetros de relatos de Star Wars y se sabe que es una franquicia con la cual no quieres dar el mal paso, y que tampoco te deja mucho margen para darlo. Pero por otro lado, como te decía antes, es algo tremendamente particular, único, y no puedo dejar de sentirlo como un lujo. Yo soy uno de los pocos directores que ha podido dirigir a Darth Vader, y contar con él. El número de autores que puede jactarse de eso es bastante reducido. Entonces, sin dudas, son las dos cosas activadas al mismo tiempo: por un lado, con todo lo que eso conlleva. Pero no lo dudes por ni un segundo: es tremendamente excitante. 

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—¿Qué era lo que sí querías hacer como autora con el universo Star Wars?

—Lo que sí sabía que quería hacer era una serie con foco en los personajes, es decir, donde los personajes llevan la historia y no solo reaccionan a la acción. De la misma forma que Joker, por ejemplo, lo hizo con el Guasón. En ese sentido, creo que la historia de Obi-Wan Kenobi es bastante particular, y encima es llevada a cabo por un personaje humano. Por ende, hay ahí muchísimo potencial. El hombre sabio que aún así falló es algo que encierra un capital a la hora del relato enorme. Y Ewan McGregor es un lujo como actor. Por ende, todo ese aspecto de la saga me tentaba. Uno, claro, no va a eludir las bases. Siempre hay una gran historia. Pero esos minutos que te da una serie, aquí fueron aprovechados para expandir a un personaje que es un ícono de la historia del cine. Y que como tal, en esta era de historias, permite jugar con varias cosas al mismo tiempo: nostalgia, el presente del relato, aquello que la saga crea por fuera de la nostalgia y tantas cosas que le escapan a uno (y otras que uno trae por su propia educación sentimental y cinéfila con la saga). 

Es una franquicia donde no se toleran de forma muy amable los errores

—Entonces, si bien lo mencionas, ¿cuáles son las posibilidades de otros formatos más allá del cine, al menos en lo audiovisual, para este tipo de relatos que mezclan con tanta intensidad lo comercial y lo épico, que se convierte de inmediato en algo personal? 

—Nos pasó por ejemplo que en proceso de trabajo previo a esta serie de Obi-Wan Kenobi era hacernos la pregunta puntual, sobre el personaje y su pasado. Es decir, cómo pasa de su estado en La venganza de los Sith, la última película de la trilogía que narra las precuelas, a este momento donde lo mostramos lejos de aquel guerrero que era, más arisco, sabiendo que todo por lo que peleó no sirvió de nada. Eso es algo que solo puede suceder en esta momento: esa mezcla de formatos, entonces, te sirve para expandir. Muchas series recientes, como The Mandalorian, han mostrado que hay mucho cine en ese instinto, mucho más de lo que muchos que suelen convertir en caricatura al solo hablar del fanatismo de la saga como brújula que guía al fan. Pensa que de aquel Kenobi joven y entusiasta de McGregor pasamos a la versión interpretada por Sir Alec Guinness: ¿qué fue lo que pasó para que reaccione así? Esta es la historia. 

—¿Qué pensas que representa Star Wars a la hora de las historias que cuenta Hollywood? Quiero decir, fue parte de una fórmula que alteró para siempre a la industria, y algunos sostienen para peor. Pero los años pasan y los cuentos de Star Wars siguen apareciendo y siempre son masivos.

—Star Wars es un universo lúdico con un posición tan puntual como gaseosa en ese gran esquema. Tenes una trilogía por generación, como se está viendo con este show, que quines descubrieron la saga con la precuelas han demostrado que tienen muchas ganas de ver y de celebrar, lejos del prejuicio. Es más, ya hay series de Star Wars nominadas a premios Emmy. Es un entramado que presenta un desafío particular pero, al mismo tiempo, ¿qué historia contada a esta escala no lo presenta? Para muchos de nosotros tiene ver con la familia, como te conté, para otros con algo más profundo, otros solo ven y reaccionan sin esa pasión. Creo que Star Wars en definitiva pone en escena lo que podemos ser frente a una historia. Solo que las pasiones a su alrededor son tan exacerbadas, que bueno, el resultado siempre es gigante y épico.

 

El regreso de John Williams

—Una de las críticas grandes a la saga que inició el imaginario de esta serie, a la trilogía de las secuelas compuestas por La amenaza fantasma, La guerra de los clones y La venganza de los Sith es que George Lucas, creador de la saga y director de estas tres últimas, buscó lograr con el digital la exploración visual que había generado con su uso de trajes, maquetas y más en los años 70 y 80 ¿cómo definieron visualmente la mezcla entre aquella primera fantasía analogíca y el realismo que hoy posee la animación digital? 

—Lo complicado en esa dicotomía es que nadie imaginaba que los efectos especiales avanzarían tanto en tanto en tan poco tiempo. Por un lado, cualquier imagen es hoy posible. Por otro lado, sí, las imágenes no tienen a veces, pero cada vez es menos la diferencia, aquello que da una imagen filmando algo que está realmente ahí. No busqué replicar a las precuelas, pero la cronología interna no me permite tampoco ser tan disruptivo. Hay películas como Rogue One que saben alterar pequeños rincones de este universo, apelando más a la emoción y ayudarte a olvidar detalles como la construcción de lo que lo rodean. Lo mismo pasa por ejemplo con The Mandalorian, y su paseo por los westerns, y temas clásicos del cine. Acá, en esta serie, yo veía a cosas menos duras en términos de género, como por el ejemplo El asesinato de Jesse James o La proposición. Durante el rodaje, por ejemplo, yo ponía la banda de sonido de John Williams, y podemos hablar de las visuales, pero por ejemplo en cinco segundos esa música sin tiempo te lleva a ese lugar. Entonces, sí, una mezcla, pero hay una columna vertebral, que quieras o no, aparece.