A veces, las fiestas de cumpleaños sirven para volver a juntar a amigos en común que, por esas cosas que tiene la vida, en algún momento se convirtieron en rivales, en enemigos o, simplemente, en ex parejas...
Precisamente esto fue lo que pasó durante la celebración del cumpleaños del locutor mendocino Oscar González Oro, quien el pasado viernes 16 decidió tirar la casa por la ventana para festejar sus 58 años con una fiesta que realizó en el exclusivo restaurante Rosa Negra de la paquetísima localidad bonaerense de Martínez, al norte del Gran Buenos Aires.
Allí, dos de los más de 150 invitados que se acercaron a saludar al conductor del exitoso ciclo radial “El oro y el moro”, que se emite de lunes a viernes de 9 a 12 por AM 710 Radio 10, dieron lugar al “gran encuentro del año”:
Susana Giménez y su ex, Jorge “Corcho” Rodríguez se vieron las caras por primera vez en público, después de mucho tiempo. Algo que, según confesaron amigos en común de Su y Rodríguez, no le cayó para nada bien a Verónica Lozano, actual de Jorge y madre de su hija, la pequeña Antonia Rodríguez, que nació el 2 de junio de este año.
Impecable y estrictamente puntual como es su costumbre, Rodríguez fue de los primeros invitados en llegar al restó, luciendo una impecable campera de cuero color negro que resaltaba su prominente barba y su pelo largo y lacio. A su lado, Verónica Lozano, la simpática conductora de "AM" (Telefe), no desentonó ya que sorprendió con una exclusiva campera a puro glamour, con tachas, de Roberto Cavalli.
Pocos minutos después de la entrada triunfal del "casi matrimonio" Lozano-Rodríguez se produjo la entrada triunfal de la diva de los teléfonos, Susana Giménez, quien llegó acompañada de su prodcutora general, Inés Hernández, y con un look que no tuvo nada que envidiarle al del resto de las invitadas.
Pese a advertir la presencia de su ex y de Lozano delante de sus ojos y en el medio del camino hacia su mesa, Su no tuvo más remedio que hacer de tripas corazón y, con su estilo canchero y arrabalero, tomó aire, levantó la cabeza, dibujó la mejor de sus sonrisas en su rostro y encaró a la feliz pareja de papis.
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