Leí una entrevista muy interesante que Viviana Andón te hizo en la revista “Caras”, así que vamos a tener una charla bien sueltita, de mujer a mujer. Contame qué corno pasó. Corno no, porque es palabra de hombre.
—Lo que me decidió a hablar fueron tres publicaciones..La primera es de una revista Paparazzi del 1º de junio de 2004, y luego el 15 de marzo de este año...y yo el 20 de marzo empecé a recibir mensajes de texto, anónimos..En las publicaciones contaban de mi vínculo y daban datos inexactos, como que yo había sido insultada, y que su mujer no sabía nada...Y a partir de entonces empezaron a salir cosas en internet. Y el 26 yo recibo una llamada de su mujer, a la que no puedo atender porque estaba en una prueba de sonido, y ese mismo 26 mi amigo lo llama a él y le avisa que yo estaba recibiendo mensajes de texto. El llama el día siguiente y mi amigo le dice que había que poner fin a esto...
—“El” es Nito Artaza, ¿y su amigo?
—Sergio Márquez. Mi asistente. El habla con él...Ellos hablan. Y mi amigo le dice: Esto ya ha explotado. Cecilia va a dar la cara”. Y él dice que no le importa, que ya habló y aclaró todo con su mujer y que reinició el vínculo nuevamente. Lo mismo que declaró en los programas.
—No sé, como trabajo en periodismo gráfico no tengo tiempo de ver televisión...
—Te lo cuento. Entonces, a partir de ahí, me empiezan a llamar y yo salí a dar la cara. No es que yo salí a desenmascarar a nadie. En todo caso, desenmascaro a quienes me mandan anónimos.
—Corriendo un poquito de lado el tema de los anónimos, ¿qué opinión le merece una persona que muestra tan poca imaginación como para separarse de su mujer y buscar una amante que se llama como ella? Larga una Cecilia y se mete con otra...
—No sé, tendría que analizarlo un terapeuta.
—¿A vos no te resultó extraño que dejara a una Cecilia y se buscara otra?
—No, me parece un detalle masculino, ese.
—A juzgar por las consecuencias, deberías haberlo pensado.
—Yo no repetí nombres, nunca.
—Hay algo muy interesante en este asunto. Es como si la realidad tuviera estructura de “vaudeville”.
—Es una tragedia de enredos. Un paso de tragedia. Yo creo que ese es el costo de guardar tanto silencio. Porque al que consigue la información lo ceba mucho.
—Pero entonces, es como si hubieras salido a contestar al periodismo desde el periodismo.
—No, yo salí a aclarar que no era lo que estaban diciendo.
—Pero conocés la frase: “no aclares que confunde”.
—No importa. Y por otro lado, sentí que era preferible que esto explotara, aunque trajera mucha basura, porque iba a liberar mucha basura. Yo viví sometida durante dos años, en silencio, a los anónimos.
—Pero es raro que una persona pública soporte dos años sin hacer otra denuncia que la penal.
—¿Qué más podía hacer? Esto que estoy haciendo ahora...
—Pero si das por hecho que los anónimos parten de la ex, o mas bien, actual esposa, de...
—No, yo no lo doy por hecho, vos lo das por hecho. De verdad. Doy por supuesto que alguien le quiere hacer daño. ¿Por qué le va a querer hacer daño su mujer? Yo no sé quién es.
—En términos de la más módica de las sospechas, vos debutás con un espectáculo, y en este momento ganás...
—¿Yo debuto hoy? ¿Quién debuta hoy? ¿Quién publicó la información en Paparazzi? ¿A quién está maltratando Paparazzi? ¿A él o a mí? Asociemos. ¿Por qué no puede ser una movida de prensa de la otra parte?
—De Rial estoy dispuesto a creer cualquier...
—No Rial. Yo no acuso a Rial. De la otra parte. ¿Quién estrena hoy?
—Pensado desde ese lugar sería una jugada astutísima e inescrupulosa de parte de un sujeto que, según dice, ha dejado de querert...
—¿Por qué tiene que ser una movida de prensa mía? ¿Alguna vez yo hice una movida de prensa de este tenor?
—Tal vez tengas necesidad...
—¿Por qué voy a tenerla? Yo debuté hace tres meses. Y acabo de renovar contrato hasta junio. No está en peligro mi contrato...
—En la nota de “Caras” dijiste, citando a Sofovich, la frase acerca de que uno es dueño de sus palabras...
—Sí, yo fui esclava de mi silencio.
—Creo que es una cita de Marco Aurelio, si no me equivoco.
—¿Entonces?
—Nada, trataba de ligar eso con tu gesto de salir a denunciar una amenaza desde los medios. Pareciera que queres decir que no hay ley ni justicia en Argentina.
—Me parece que vos querés analizar. Estás en tu libertad. Te diría que escribas tu análisis sobre esto. Contá tu opinión como periodista. Yo no tengo por qué debatir. Salí a dar la cara por esto que te conté. Si no me creés hacé tu comentario y firmalo. Yo hice la denuncia penal cuando esto estaba callado. Cuando esto salió a la luz, y se dijeron cosas como que la mujer me insultó, yo salí a hablar, a decir “no me insultó nadie”.Al revés, salí a limpiar...Porque todo había saltado. No me iba a hacer la desentendida. Entonces ya está, doy la cara. Si no, me convertía en cómplice.
—Es raro, desde el lugar de la pura víctima...
—¡Pero yo no me siento una pura víctima!
—...de una situación de anónimos. Es raro que una mujer pública no acuda a los medios antes.
—Mi perfil nunca fue ese. Al contrario de lo que sospechaste, yo creo que esto es muy perjudicial. A mi no me gusta esta prensa. Claro, que hay cosas que son subjetivas. Hay quien dirá que el hombre, la mujer, el sexo, los intereses..Cada uno puede darle sus pinceladas. Yo cuento lo mío. El que me cree, me cree.
—Más allá de tus intenciones, ¿qué crees que vas a conseguir con tus denuncias...?
—Creo que a los que escribíeron los anónimos, los cebaba la suposición de que yo no iba a salir a hablar. Pero, como hace un año que el vínculo terminó...no entiendo por qué me siguen llegando...Fijate una cosa que hago. En noviembre, que continuaban los anónimos, y yo había tenido ya mi final de vínculo, empiezo a contar en los medios que me había separado, que había sido un vínculo muy doloroso, que él no me había querido...Todo esto para ver si los que me mandaban los anónimos decían: “Ya está, no le mandemos más, él no la quiere, ella dice que no la quiere...”. Lo hice con esa esperanza, que no era un lugar lindo para alguien que cuidó su secreto. Cuando el asunto estalló y ponen mi nombre, dije: “Ah, no, acá si tengo que hablar”. El círculo parecía tan complicado que hasta parecía que yo misma me había mandado los anónimos para hacerme lío. Muy retorcido.
—Hay algo de “Relaciones peligrosas”, acá.
—Los sentimientos son así. Quiero decir, yo puedo hablar ahora porque lo tengo elaborado. Si esto hubiera estallado y yo todavía me sintiera sin resolver mis heridas, no hubiera podido salir a hablar. Esto que él dijo, que no fui importante, ya me lo había dicho.
—Cuando un hombre le dice a una mujer que no fue importante, ¿cómo soporta una mujer eso?
—Eso él me lo dijo. Yo ya lo sabía. Ese dolor fue terrible.Ahí nos separamos. Fue terrible pero al mismo tiempo ahí se me rompió la idealización. Me pregunté: “¿Pero de quién vas a seguir enamorada?”: En ese sentido estoy sana. Podés sentirte enamorada cuando te dicen cosas lindas. Cuando te dicen cosas terribles, no.
—Salvo que tu goce sea la brutalidad.
—No es mi caso.
—Perdoname la intromisión chismosa, pero vos siempre saliste con hombres grandes, presuntamente poderosos...
—Nito me lleva nueve años.
—Pienso hacia atrás. Se te atribuyen Sofovich y, bueno, Luppi...
—¿Vos sentís que Federico es poderoso? ¿En qué sentido? Con Gerardo somos amigos. Pero ya es un análisis que lo podemos hacer tomando una taza de café. Yo también te puedo decir en qué se parecen a mi papá todos los hombres de mi vida. ¡Incluso mis amigos. Incluso mis amigos gays! Y a mí sí me gusta la gente muy trabajadora. Los hombres a los que yo les he prestado atención son muy trabajadores. Pero eso ya es tema de diván.