Bandido de Luciano Juncos fue el largometraje nacional elegido el miércoles para abrir este año el Bafici. Tiene la particularidad de ser una coproducción con España, sin olvidar que fue íntegramente filmada en la provincia de Córdoba. En el papel protagónico está Osvaldo Laport, acompañado por el actor hispano Juan Manuel Lara. Desde el jueves 18 se puede ver tanto por Cine.ar TV como por Cine.ar Play y también habrá funciones presenciales en el Gaumont y en otras salas del país.
Inicia la charla Laport confesando: “Nos vamos adaptando a esta nueva modalidad, con la que ya llevamos un año. Creo que la pandemia unificó a la humanidad. El virus no distingue. Tal vez sea naïf, pero creo que hay que simplificar la realidad”.
—¿Cómo definirías a “Bandido”?
—No es una película pretenciosa, ni obvia. Es chiquita y sorprende. Creo que tiene momentos de calma y silencios. Cuando la vi tuve la sensación que estaba en el paredón del vecino, mirando de manera escondida. Muy genuina, te dan ganas de volver a las raíces. Deja un buen mensaje y es muy estética.
—¿Por qué el director cordobés, Luciano Juncos, te convocó?
—Se lo pregunté. Me dijo que buscaba un actor transparente. Es mi pregunta recurrente cuando me llaman para personajes atípicos. Insisto en que mi carrera personal es atípica. El patrimonio de uno es uno mismo. Busco que mis protagonistas sean honestos. Hay diferencia entre actuar e interpretar.
—La película muestra el otro lado del artista, cierto maltrato al que a veces se ven sometidos…
—Cuando me cuenta la historia de la película me interesó mostrar esa realidad de los artistas, sobre todo en nuestro medio. La gente del exterior, los clubes de fans que me acompañan desde distintos rincones del mundo me preguntan: ¿por qué trabajo tanto? Mi respuesta es que no estamos en Hollywood, nuestra plaza es muy pequeña. Me siento un privilegiado porque he tenido continuidad laboral y nadie me regaló nada. Sienten que soy honesto para transmitir un texto y mi transgresión para crearlo.
—¿Te pasó algo parecido a lo que muestra la película?
—Viajé horas y horas sobre un colectivo con cierta fragilidad en la dignidad, junto a colegas como Pepe Soriano. Mi protagonista en Bandido lo expone. Vive en un barrio privado, pero es un laburante en la Argentina. Hicimos funciones de Rotos de amor para tres espectadores y lo máximo que tuvimos fueron sesenta. Sentimos la alegría y el privilegio de participar de las aperturas de los teatros. Más allá que el público acompañó tímidamente. Razonable porque más allá del miedo, los espectadores de teatro son de riesgo. Además, no hay plata. La economía está quebrada. El contrato primero fue mensual y luego se transformó en semanal. No estoy haciendo una crítica a los productores, sino que es nuestra realidad. En la colonia artística ya veníamos padeciendo antes de la pandemia, sin ficciones con fuentes de laburo tibias y escasas. Hoy hay colegas con una situación verdaderamente dramática.
—Ayudaste a gente con distintas enfermedades: ¿por qué esa tarea?
—Creo que el arte te da la posibilidad de hacer el bien. Ya que tengo el privilegio, la posibilidad y la alegría de estar en un marco de vigencia como artista, debe existir una devolución a la sociedad. Cada vez que aparecen necesidades relacionadas con el dolor del otro, más si son niños o abuelos, hay que acompañar. Soy embajador regional de Buena Voluntad desde hace 17 años de Acnur (Agencia de la ONU para Refugiados). El artista más allá de la exposición pública debe ser sensible con el otro.
“No existe la ficcion nacional”
El año pasado Osvaldo Laport en plena pandemia fue uno de los artífices de la plataforma Teatro Play. Estrenó junto a Luisa Kuliok Detrás del Arcoiris y además de actuar también la dirigió. “Me llamaron Leo Zanutto y Mauro Dana Alice para armarla. No somos potentados, sino trabajadores. Se transformó en la primera plataforma y ticketera que genera contenidos. Se hizo a pulmón. Ahora estamos buscando seguir y queremos fusionar para poder continuar. Pensamos presentar un musical Piensa en mí, con Víctor Laplace y Georgina Barbarossa”.
Siente que el cine era una ausencia en su carrera y que ahora viene la revancha. Primero con el estreno de Bandido y luego dos nuevas películas en gatera. Subraya: “Creo que se va a hacer justicia. El cine era mi asignatura pendiente. Entre mayo o junio interpretaré a un personaje extraño, en una comedia. Un hombre que tuvo un circo en el norte del país. Y en octubre filmaré El señor de las ballenas de Alex Tosserberg. Aprenderé a bucear y actuar junto a ellas.”
Cuando se le pregunta por la televisión afirma: “No hay nada, solo reality o juegos. No existe la ficción nacional. Se pueden hacer con historias pequeñas, simples, romper estructuras y moldes viejos, pacatos. Sin megaproducciones, porque los actores necesitamos trabajar. Fui al programa Los Mammones. Hacía falta en la televisión argentina algo cálido, familiar y respetuoso. Jay es un talento de verdad, además de buena persona. En mi caso, estoy casi de vuelta, pero los más jóvenes están padeciendo esta ausencia: no hay trabajo”.