Desde el lunes a las 21, Telefe lanza Tu cara me suena, donde artistas famosos imitan a cantantes aún más famosos. El canal continúa así con la importación de reality shows, con los que, entre otros productos, se ha vuelto la señal con más rating de la televisión argentina. Alejandro Wiebe, es decir Marley, estará en la conducción, labor que sigue casi sin descanso, después de la final de Celebrity Splash, el 2 de septiembre. Con diferentes programas, se ha ganado la aceptación de muchas personas, que lo asocian con su habitual torpeza, de la que reconoce: “Mido 1,92 m: no es fácil manejar un cuerpo tan largo. Ayer entré al canal y me llevé puesta una manija, aunque me habían advertido de ella. Después, en el estudio me patiné en un escalón. Soy una especie de Chaplin full time”.
—¿Qué expectativas tenés con este nuevo programa?
—Creo que va a tener mucha repercusión. Por ejemplo, estará Lucía Galán juzgada por su propio hermano en el jurado. Carmen Barbieri también llamará la atención: la hemos visto bailar, pero no haciendo imitaciones.
—¿Sos la figura que le asegura el éxito a Telefe?
—Sí… no sé si llamarme así. Me dan grandes oportunidades y estoy muy agradecido. También les retribuyo con buenos resultados y eso hace que también me sigan dando oportunidades. Soy un privilegiado de la televisión.
—Como parte de Telefe y amigo personal de Susana Giménez, ¿qué opinás de lo que pasó con ella, el canal y Maradona?
—Susana es la gran figura del canal y de la televisión en general. Hubo un malentendido entre ella y el canal. Si ella no se sentía cómoda de hacer un programa cuando estaba planificado otro contenido, me parece bien que no haya ido. Es algo que sólo ella puede hacer por su carrera y trayectoria. Pero el tema lo hablaron ella y el canal, y ya está todo bien.
—¿Cómo ves la pantalla 2013, sin Marcelo Tinelli?
—Me gusta la televisión argentina. Comparada con la de Europa y de otras partes del mundo, tiene más contenido y diversidad, y el público argentino es más exigente. Respecto de Marcelo, este año me parece mejor para él, que venía haciendo un mismo formato hace años. Haber descansado, dedicarse a su mujer, a sus hijos, a la llegada de un nuevo hijo, y llegar con más energías el año que viene, con la gente extrañándolo un poco, todo eso lo va a favorecer.
—¿Cómo hacés para mantener resguardada tu vida privada?
—No hay ningún contrato que lo diga, pero como tengo muy buena onda con los programas de espectáculos, no tengo conflictos ni invasiones terribles de mi vida privada. A la gente le gustan los programas que hago, le caigo bien en pantalla y no quiere saber sobre mi vida, que no es polémica, es normal: estoy en mi casa viendo televisión, me cocino algo, salgo con amigos a bailar o al cine. No hay mucho para hablar.
—¿Qué hay de las ganas de ser padre que alguna vez declaraste?
—Siempre tengo ganas, pero estoy concentrado en el trabajo con un programa atrás de otro. Ya estaré más relajado en algún momento. No es una decisión como firmar un contrato de televisión, sino un cambio drástico en la vida de uno.
—Has hecho programas de viajes y entrevistas con estrellas. Hace tiempo estás sólo en la Argentina y entre argentinos: ¿extrañás aquellas otras experiencias?
—Extraño un poco, cuando me veo en videos con Madonna, Michael Jackson o Tom Cruise. Pero fui yo el que dijo “Basta”: estaba teniendo una vida nómade, me levantaba y no sabía dónde estaba. Pero ahora quisiera volver.
Besos de hombres
Marley confronta sus inicios y la actualidad: “Nico [Nicolás Repetto] no me conocía, yo tenía entre 19 y 20 años y él me metió en la tele de un día para otro en Fax. Me dio un muy buen lugar al aire y además yo postproducía todo el programa: decidía contenidos de las notas y editaba. Haber empezado así me dio una visión amplia de la televisión: saber elegir proyectos y no ponerme en un lugar caprichoso. Todo empezó cuando yo iba a Fax a hablar de historia del cine y de la música. Nico me había bautizado “Marley”. Una vez, como tenía que estirar el programa porque no había llegado el siguiente invitado, viene corriendo a toda velocidad, se me tira encima, nos caemos para atrás y ahí me pega un beso y me dice: “Lo que pasa es que estabas lindo, guachito”. Yo me puse violeta… pero causó tanta gracia… la gente mandaba muchos faxes felicitando. Y al final mucha gente esperaba eso.