Fue a principios de los 90 cuando Man Ray vivió su época de oro: después de un pequeño paréntesis que los separó de un disco debut editado en 1988, aparecieron Perro de playa (1991) y Hombre rayo (1994), los dos lanzados en forma independiente y con las canciones más reconocidas del grupo. Man Ray fue cambiando de formaciones a lo largo de una historia que, en suma, ya lleva más de veinte años, pero siempre fue un vehículo que anduvo básicamente con la nafta que le cargaron Hilda Lizarazu y Tito Losavio. La noticia ahora es que el grupo vuelve con la excusa de un disco armado con varios hits radiales y apenas tres temas nuevos (uno de ellos es una versión del clásico de Arco Iris Mañana campestre con Gustavo Santaolalla como invitado especial) y un show que se llevará a cabo el próximo 7 de septiembre en el teatro Ateneo. “Hacía rato que Perro de playa, Hombre rayo y Aseguebú (en vivo) estaban descatalogados, así que fuimos con la idea de reeditarlos. La contraoferta fue armar un compilado con lo mejor de cada uno y tres temas nuevos, algo más lógico que una caja costosa con los tres discos, que era nuestra primera idea pero que, entendimos, era medio imposible en un mercado como el actual”, explica Tito Losavio.
Por ahora no hay demasiados planes trazados para esta nueva etapa, como bien cuenta Hilda: “Es un poco desgastante estar pendiente de planes a los 50 años. Ir a doscientas radios, hacer una campaña publicitaria como las que hacés cuando tenés 20… Eso ya no da. Si la respuesta a este disco es buena, veremos. Estuvimos casi diez años sin tocar juntos, no es un problema. Vamos a hacer este show en el Ateneo y ahí veremos”.
Ese recital será íntimo, básicamente acústico, con un set eléctrico al final y con varios invitados. En Purpurina, el compilado, hay de hecho unos cuantos amigos que se sumaron al proyecto: además de Santaolalla, están Lito Vitale, León Gieco y las ex Viudas Mavi Díaz, Claudia Sinesi y Claudia Rufinatti. De ahí en más no hay nada programado, aunque parece probable que la rueda siga girando. Ya a partir de la primavera se abre la posibilidad de shows al aire libre, como aquel súper masivo en el que Man Ray compartió cartel con Soda Stereo, Spinetta, Fito Páez y Ratones Paranoicos. Aquel espectáculo, realizado en diciembre del ’88, en el marco del Festival de la Democracia, reunió en la avenida 9 de Julio a 150 mil personas. “A mí me gusta participar en conciertos gratuitos para la gente, tocar en lugares públicos. Esta discusión que se armó ahora es parte de la batalla electoral –opina Hilda–. Los artistas quedamos en el medio de esa guerra. Todos sabemos que hay presupuestos destinados a la cultura y que está bueno usarlos.” Losavio agrega que “esta guerra sorda, y muchas veces no tan sorda, es bastante hinchapelotas. Se discuten intereses que nos exceden a los artistas, es una pelea en la que quedamos afuera”, sostiene el guitarrista. “Con la edad que tengo nunca había visto tanta mala onda con un gobierno. Y lo cierto es que este gobierno hizo unas cuantas cosas bien y algunas otras mal. No es para tanto, che.” Hilda suma que “en esta época se está ejerciendo la democracia como nunca. Yo preferiría que haya menos contrastes, pero estamos creciendo políticamente, de eso no hay dudas. Muchos jóvenes se incorporaron a la política, y eso siempre es bueno. Hay que tener en cuenta que tenemos una democracia muy joven”.
Los años junto al procer García
Hilda Lizarazu y Tito Losavio son parte de una generación que creció escuchando a referentes del rock nacional como Charly García y Luis Alberto Spinetta. La huella de esos artistas persiste en ellos. Se sabe que Hilda fue durante mucho tiempo parte de la banda de Charly. Y el recuerdo para el Flaco sigue vivo: “Era como un padrino de los rockeros argentinos, un símbolo. Cuando me enteré de la muerte, lloré mucho”, dice Tito. “Y yo lloré mucho esta semana escuchando el disco de Las Bandas Eternas, grabado en ese último show que hizo en Vélez. Es una pérdida irreparable”, añade Hilda. Sobre su alejamiento de la banda que acompaña a García, la cantante explica: “Cuando tomé la decisión de no continuar con la banda de Charly estaba con mi segundo disco solista, Hormonal (2007), y me quería dedicar de lleno a eso. Pero me llamaron para que forme parte del regreso de Charly, que cumplía años, quería volver a tocar y también sacarse el chaleco químico que le habían puesto. Ensayamos mucho y al final seguí con él casi dos años más. Pero ya tenía mi propio proyecto andando, lo que me obligó a elegir. Prioricé mi carrera y la crianza de mi hija, que también insume tiempo y energía”.