ESPECTACULOS
‘Sex’

Un espectáculo de boliche y cabaret

El nuevo proyecto de José María Muscari reúne a 24 intérpretes que bailan, hablan e interactúan con el público, en medio de desnudos y escenas de orgías.

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Escenas. El espectáculo se presenta como una “experiencia” más que como show. Participan Gloria Carrá, Magui Bravi y Militta Bora, entre otros que se muestran con cueros. | Fiesta

Por las noches, entre viernes y domingo, en la esquina de Juan B. Justo y Gorriti, hay una fila que ocupa casi una cuadra: espera entrar al Gorriti Art Center un público que, en promedio, anda entre los 30 y los 50 años; son parejas, grupos de amigas, grupos de amigos. Se ve mucho jeans y remeras ajustados; botas bucaneras, transparencias, tacos, algún abrigo de peluche; bótox, extensiones y músculos trabajados en el gimnasio, y alguna pancita de cerveza. En el ingreso, en un escritorio bajo un techo de espejos, la recepcionista atiende sobre patines de cuatro ruedas, y el personal de seguridad comienza a distribuir a los que llegan atraídos por Sex, el show de José María Muscari.

En el interior del espacio, las luces y los objetos predisponen a cierto clima entre boliche, cabaret y hotel alojamiento. Algunos pocos logran sentarse en unas mesas; la mayoría queda de pie: poco importa, dado que la propuesta –los textos impresos, proyectados y dichos insisten en que se trata de una “experiencia” y no de un espectáculo– implica circular por todo el lugar y no quedarse fijo en una silla.

Antes de que la “experiencia” propiamente dicha comience, es posible pedir de comer y de beber; breves minutos después, irrumpen los 24 intérpretes. Durante casi dos horas, ellos cantan, bailan, hacen algunas acrobacias, desfilan, se desnudan; desnudan a uno y simulan que lo penetran; se contorsionan haciendo pool dance; tocan, con y sin ropa tetas, culos y penes; se besan y se lamen. Hay muchos fragmentos de Sex en los que se escuchan breves textos: gritados, susurrados, gemidos; asimismo, los performers interactúan con el público, al que rocían con perfumes masculinos comercializados como sensuales; lo rozan con caricias por el rostro y pecho; Muscari promete “los voy a besar de verdad, sin prejuicios y sin miedos” y, entonces, aquellas personas que dan signos de desearlo pueden, o bien darle un chirlo a Gabo Usandivaras, que se ofrece gustoso de recibirlo, o bien recibir ellas, por parte de alguno de los actores, un beso que se anuncia como francés, pero se detiene en lo que, más bien, calificaría como pico.

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Todo sucede en 24 diferentes escenas, distribuidas en ocho subespacios. Hay un escenario principal, dos barras para tragos y pequeños cuartitos: el guardarropa, el baño, los camarines y uno más, llamado zona roja. También se usa el balcón que rodea el espacio central, donde hay una cama, señalizada con un cartel y una flecha que avisan “Cama”. El show se divide entre las escenas que reclaman a toda la gente para mirar el escenario central, y los momentos llamados “de libre circulación”, en los que cada quien puede –si lo logra– entrar a alguno/s de los pequeños su-bespacios y ver lo que allí sucede, escenas en sintonía con el escenario principal. “Sex es una experiencia y depende de vos”, “no se queden con ganas de nada”, se dice, en tanto que todo está rigurosamente organizado, reglamentado y cronometrado por el propio Muscari, quien, como director de orquesta, lleva y trae a los espectadores, ayudado por el personal de coordinación y seguridad, que hace lo mismo, pero sin histrionismo.

Los que, siguiendo las coreografías de Matías Napp, se menean enérgicamente toda la noche son: la cantante mediática Militta Bora; las bailarinas Noelia Marzol y Magui Bravi, que se cuelga de un trapecio desde donde lanzan purpurina; Daniela Cardone, devenida DJ, con imponente peinado de trenzas rubias; la actriz Gloria Carrá; el actor y conductor Jorge Dorio, el de mayor edad y completamente vestido –lo mismo que el siempre tapado director–; el conductor y sex symbol Tucu López; La Queen, cantante de trap, en cuyo CV consta “me encanta el sexo con villeros”; el actor Diego Ramos, anunciado como “nuestro caballo humano”; Agustín Sierra, que califica según la cantidad de seguidores en Instagram; Walter Soares, integrante del mítico grupo Caviar, y aquí con hiperbólicos coturnos y máscara estilo Commedia Dell’Arte; el bailarín Gabo Usandivaras; Vixt, en cuyo desnudo exhibe su híbrida genitalidad; la cantante y muy tatuada Ana Devin con el más tatuado Fernando Gonçalves Lema; el streeper José Luciano Pérez, promocionado como “el hombre matafuego”. Y se completa el elenco con Max Damico, Rosmery González, Bianca Loponte, Melody Luz, Juan Manuel Palao, Facundo Quiroz y Jesica Videla.

Promediando el final, hay un momento disco: toda la troupe se contorsiona; Muscari, con anteojos negros, hace girar, entusiasta y psicodélicamente, su sobretodo negro. El público mira bastante, baila poco, guarda distancia. Para el final, el elenco pide: “Ahora que vuelvas a tu casa, quiero que nos dediques una. Es el mejor aplauso que podemos tener”. Antes, Magui Bravi y Noelia Marzol habían sido presentadas como dos chicas que, como están de novias, “tienen sexo a menudo, a diferencia de muchos de ustedes”. “Ustedes” son los 230 presentes, los que colman la capacidad del Gorriti Art Center y agotan las localidades de las cinco funciones semanales, a $ 600 y $ 700. A “ustedes”, a nosotros, Diego Ramos nos recomienda páginas porno gratuitas y nos llama, en un guiño que espera complicidad, “manga de pajeros”.