El festival Wateke, que tendrá lugar desde el 6 hasta el 8 de diciembre en el Hipódromo de Palermo, se autodefine como “el fest de todo lo que está bien”, además de establecer su columna vertebral como “food+fantasy+funtasy”. Después de las 30 mil personas de la edición 2018, el Wateke vuelve con una premisa básica: un festival donde toda la familia disfrute de la mano, y eso no es un rincón de su programación, sino que hasta es parte de las bandas y cantantes que se verán en sus escenarios por esos días. El domingo 8 uno puede cruzarse con el show de Topa o de Coti, o tributos a los Rolling Stones, o el sábado 7 con Los Pericos, Dancing Mood y también, entre decenas de artistas, con AfroSound Choir Gospel Music y Choque Urbano. Cada día funciona, y solo hablamos del escenario de música, como una caja de sonidos más liberada del grillete de la moda y el gesto.
Una clave del festival está también en sus interés por la propuesta ecológica: el Wateke busca generar una conciencia a la hora del medio ambiente, y tanto es así que tendrá un servicio de energía –con biodiésel generado desde aceite de cocina reutilizado– creado por Martín Febré y stands construidos con materiales reutilizables y reciclados. Eso incluye también paneles solares para la carga del teléfono.
A la hora de la gastronomía, su otro músculo fuerte, el Wateke va desde la cerveza artesanal hasta comidas regionales, pasando por vinos de lujo. Hay 120 propuestas gastronómicas que provienen de seis regiones y que oscilan entre el veganismo y lo clásico, además de menús que apuntan puntualmente al público infantil.
Aunque la gran pregunta es otra: ¿qué es “funtasy”, algo que el festival define como uno de sus ejes? Tiene que ver con una mezcla entre lo carnavalesco y la fantasía donde se generan actividades y espacios tanto para los niños como para el público adulto. Y que implica performances circenses, la posibilidad de usar cuencos tibetanos, una calesita diseñada particularmente por el Grupo Carcajadas, una clásica y colorida kermesse, clases de danza, balance board, tatuajes temporales, una miniciudad para niños construida con materiales reciclables, espacios de yoga, astrólogas y hasta talleres de pintura infantiles. Incluso, hay un circuito de bicis diseñado para que los padres pueden ayudar a sus niños a dejar de usar rueditas. El Wateke es un evento distinto, que busca generar un espacio alternativo que conjugue música, comida y conciencia ecológica.