ESPECTACULOS
‘CABECITA DE PAPEL MACHÉ’

Un triángulo amoroso con demasiados hilos

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Diferente. Lamas es el co-protagonista de la obra Cabecita de papel maché, junto a Mara Mantelli. La obra que juega con modos clásicos se presenta los jueves a las 21 hs. en el Beckett Teatro, de Guardia Vieja 3556. | GZA. DANIEL FRANCO

¿Puede un objeto inanimado causar una crisis matrimonial?

¿Puede alguien enamorarse de su creación?

¿Hasta dónde se debe luchar para salvar una relación?

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Tony, artista de variedades, está obsesionado con Luly, un títere con el que hace shows en cabarets. Dora, se siente desplazada, quiere recuperar el amor de su marido y hará lo que sea para conseguirlo. Luly cree que es la dueña del amor de Tony. 

La relación entre ellos crece, mientras lo que une a Tony y Dora se desvanece. Dora se desespera e intenta por todos los medios recuperar el amor perdido de su marido.

Sin embargo se aman, están perdidos, enredados, buscando en el lugar equivocado el amor que entre ellos mutó.   

¿Podrán encontrarle una solución a esta crisis?

De este modo encontramos las tensiones en el singular y desopilante triángulo Tony, Dora y Luly. Mirarse a uno mismo para mirarse en el otro y redescubrirse para crecer. Lo ficticio se hace real, tan real como Luly. 

Si bien en todo momento somos conscientes de transitar los pases de comedia, ya que nuestra obra fue abordada desde ese lado, quedan flotando otras preguntas interesantes:

¿De qué nos reímos? ¿Qué nos identifica? ¿Qué nos pone inquietos? ¿Con quién hacemos empatía? ¿Hay que tomar partido por alguno de los tres en la obra?

Los momentos de soledad son los que permiten ver una faceta más en la humanidad de cada personaje, muy bien planteados por la autora. Seguramente nos toque alguna fibra interna: esa es nuestra intención.

Como espectadores, ¿nos identificamos con esa parte o escapamos con Tony?

Algo nos comienza a suceder con Luly… durante los ensayos nos sorprendemos y divertimos con “sus” ocurrencias, empezamos a humanizarla, somos víctimas de la fascinación que ella provoca, tanto como la provoca en Tony. Hasta a mí mismo me sorprende cuando interpreto sus líneas, se despega de mí siendo una parte mía. Es tan contundente su presencia que nos lleva a creer y a convencernos que “ella” vive, aunque sea por un instante. Tanto es así que en determinados momentos de los ensayos, cuando me olvido la letra, Luly “lo manifiesta” dejándome mal parado. A veces, por la tentación de risa que se genera, tenemos que parar la escena porque no podemos seguir con la trama. Para la puesta en escena además de la actuación, se tomó como premisa la figura del doble: es la que se utiliza en la relación tradicional del ventriloquista y el títere sumado a los dos personajes interpretados por humanos. 

La interpretación mediante la disociación tiene un trabajo técnico particular.

El actor-titiritero deberá mantener parte de su presencia en el personaje que encarna, interactuando con el otro personaje humano (Dora) así como ceder otro tanto al títere que anima. Debe lograr un equilibrio de presencias sin que ninguna opaque a la otra para que la lectura sea clara. A partir de esta premisas el texto permite que transitemos escenas sumamente desopilantes, llenas de ternura y humor sin caer en el golpe bajo.

El amor se encuentra y se desvanece, se recuerda y se añora, es el combustible de cuentos, canciones, obras de teatro en ese estado llegamos a dejar salir de nuestras bocas metáforas que serían imposibles de llevar adelante con el solo hecho de  permanecer con el objeto de deseo.

 Gabriela Romeo, la autora de la obra, utilizó como disparador de la pieza una historia real de un ventriloquista local que tiene una relación amorosa con su títere. Si bien la historia es actual, Claudio Martínez Bel propone que la puesta en escena suceda en la década de 1960, permitiendo así trabajar un humor similar a las comedias televisivas de la época.   

Una vez más el amor es el detonante de esta divertida y profunda comedia escrita por Romeo dirigida por Claudio Martínez Bel con la asistencia de dirección de Mirna Cabrera e interpretada por Mara Mantelli y Román Lamas. El diseño y realización de vestuario es de Silvia Cortes. La producción ejecutiva la lleva adelante Adriana Yasky.

Cabecita de Papel Maché propone, de manera divertida e ingeniosa, una puesta que nos dejará con la boca abierta.

*Titiritero, actor y músico.