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cine

Un viaje de ida y vuelta

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Multinacional. El documental El silencio de otros, acerca de las repercusiones en Argentina de lo que hizo el franquismo en España, fue concebido en los Estados Unidos. La realización llevó más de seis años en los que se rodaron 450 horas de metraje para concretarlo. | gza. compañia de cine

En diciembre de 2013, cargada con una pesada cámara y un trípode, aterricé en Buenos Aires para acompañar a una veintena de víctimas y supervivientes del franquismo en un viaje muy especial: un viaje hacia la justicia.

Unos tres años antes, sentada en un sillón en mi modesto departamento de Brooklyn, leía con un bebé en brazos los estremecedores casos de los miles de bebés robados en España. Bañada en lágrimas, le dije a mi compañero, Robert: “Ésta es nuestra siguiente película”. Nos mudamos a España (yo regresaba tras 12 años fuera) y juntos empezamos a crear El silencio de otros, que ahora, tras año y medio viajando por el mundo, se estrena en salas en Argentina.

El silencio de otros cuenta una historia de solidaridad entre España y Argentina. Así describía siempre nuestro añorado Carlos Slepoy a la “querella argentina”. Una querella que, reuniendo casos de bebés robados, torturas, asesinatos extrajudiciales y muchos otros,

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utiliza el principio de jurisdicción universal para poder llevar estos crímenes ante la justicia que en España se les niega. Este es el mismo principio que usó el juez Garzón en España para, con Slepoy también en el equipo, procesar y encarcelar al militar argentino Scilingo. Pero, en un guiño poscolonial, es Argentina la que ahora juzga crímenes de lesa humanidad en España.

Durante seis años –450 horas de metraje– grabamos el avance de esta querella, de este tren cargado de justicia, yo con la cámara y Robert con el sonido. En el camino aprendimos el significado de las palabras “tesón”, “dignidad” y valentía. Y nos propusimos crear una película compleja cuya poesía pudiera sin embargo alcanzar a todos; que la gente que viera este film pudiera sentir y experimentar junto con las y los protagonistas, en su misma piel, este arduo viaje hacia la justicia.

Poco imaginábamos el increíble viaje que tendríamos todos con la película misma. Con un doble premio en el estreno mundial en la Berlinale, y un Goya en España, entendimos que el film conseguía llegar no solo a un público militante o conocedor, sino –¡cuán importante!– a aquellos y aquellas que nada sabían. Durante año y medio, nosotros –y las y los protagonistas de la película– hemos recorrido España y medio mundo con ella, generando conversaciones no solo sobre lo que ocurrió y ocurre en España, sino sobre la lucha por la memoria y la justicia allá donde vamos.

Pero ese diciembre de 2013 nada sabíamos de todo lo que iba a pasar. Ese diciembre muchos de ellos testificaban por vez primera y la emoción era palpable. Paqui Maqueda, en un taxi de camino al juzgado, me hablaba entre lágrimas de “ese fardo tan pesado” que llevaba encima y que tenía que depositar con su testimonio en el juzgado, a 10 mil kilómetros de su país.

Casi seis años después, Paqui regresa a Argentina. No va sola. Va con El silencio de otros. “Emocionada, vuelvo para agradecer la solidaridad y la ternura que nos ha dado Argentina. Vuelvo con la película, que es el mejor y más efectivo instrumento contra la impunidad, que sin duda nos ayudará a conseguir justicia… Mi bisabuelo, a quien siempre llevo conmigo en foto, cruza el Atlántico de nuevo; pero esta vez para un viaje que cierra un círculo”.

En un viaje de ida y vuelta, la película regresa, por fin, a Buenos Aires.

* Codirectora de El silencio de otros, ganadora de más de treinta premios, incluyendo el Goya, el Platino y el Premio del Público en Berlín, que se estrena en cines en Argentina el próximo jueves.