ESPECTACULOS
ENTREVISTA A CARMEN BARBIERI

Una dama de armas tomar

Luego de 33 años de trayectoria en los que recorrió casi todos los géneros, disfruta de las mieles de un éxito arrollador. Cuenta cómo será el reality con su familia y asegura que se considera más una payasa que una bomba sexual.

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AGOTAMIENTO. Graba con Tinelli hasta la madrugada. De ah, sin dormir, hace "El diario de Carmen". | Cedoc

Poco a poco, los canapés de salmón van desapareciendo. Carmen Barbieri los mira mientras habla, toma uno, lo observa con culpa y, luego, lo come. El asentimiento cómplice de la cronista la decide a tomar un nuevo bocadito, no sin antes excusarse: “Con todo el trabajo que tengo, ya casi ni como. Mi médico me dijo que debo hacerlo con tanta actividad física”.

—Sí, pero hay que tener cuidado. Los especialistas aseguran que cuando uno no descansa bien, el cuerpo no produce la hormona de la saciedad.
—Uh...y yo hace cuatro días que no pego un ojo... Pero, bueno, soy feliz igual. Es la primera vez en 33 años de profesión que debuto dos veces en el mismo día; a la mañana con El Diario de Carmen y a la noche en Bailando por un sueño.

—El miércoles pasado también debutaste en teatro con Irresistible, una historia de humor. ¿No será mucho?
—No tengo tiempo de ir a cenar afuera, encontrarme con mis amigos o ver a mi mamá. Sé, por ejemplo, que los martes no voy a dormir porque tengo que grabar con Marcelo Tinelli hasta las cinco de la mañana y a las seis ya tengo que estar despierta para mi programa...

—Y también vas a hacer un reality. Insisto, ¿no será mucho?

—Sí, no me desconecto nunca. Pero tenía ganas de hacer una especie de Gran Hermano de mi familia. Somos como... ¿cómo se llamaba esa película? La de Bárbara Streisand y Dustin Hoffman...

—¿ Los Fockers?

—¡Sí! Nos veo muy así. Con esas camisas hawaianas…Hasta voy a tener una cámara infrarroja en mi habitación.

—¡Tu marido debe estar chocho!
-Santiago Bal me acompaña siempre. Sabe que estoy loca...

—¿Qué va a ser de tu vida sexual con una cámara en tu dormitorio?

—La verdad es que llego muerta y que tengo la libido puesta en otras cosas, pero hay que intentarlo. No voy a tirar por la borda toda la familia que formé. Supongo que una vez por semana voy a apagar la cámara.

—¿Estás segura? Mirá que si la dejás prendida Gran Hermano pasa a ser un poroto al lado tuyo.

—¡No! Todo tiene un límite. Lo que mostramos son cosas simpáticas, la parte de mi vida que nadie conoce. Se ven los problemas de convivencia que tengo con Santiago o mi hijo Federico que me tira a matar cada vez que me ve en la tele...

—¿Tu hijo te apoya en esta decisión? Es adolescente, una edad difícil...

—La verdad es que resonga mucho. Pero me entiende porque sabe que los artistas un día comemos faisán y al día siguiente nos chupamos los dedos. De todas formas le gustan las cámaras. Está en sexto año del ORT y quiere seguir con dirección de cine.

—Tengo entendido que tu marido es muy religioso. ¿No te hace problemas cuando apareces con los brillos y las plumas?

—El es judío y muy respetuoso de su religión y su raza, pero no la practica mucho. Es muy abierto El otro día, en el teatro se rompió el tul que me tapaba el pecho y tuve que salir en tetas. Y a él le encantó. ¡Pensá que cuando me conoció yo era mucho peor, un tiro al aire! Ahora soy casi una señora.

—¿Casi?

—Sí, todavía me choca cuando Santiago dice “mi señora”.

—¿Por qué?

—No sé, no me gusta. De todas formas nunca me consideré una bomba sexual, ni siquiera cuando era joven. Si bien muestro todo el tiempo el culo y las tetas, yo seduzco a los hombres con el humor. Una vez un hombre me pidió que me decidiera porque, claro, yo me hago la payasa con las tetas al aire.

—¿Y en la cama también usas el humor?

—Sí. Me río bastante.

—¿Con o de?

—Y…a veces es terrible. Muchos se enojaron.