ESPECTACULOS
María Luisa Bemberg

Una mirada crítica de la sociedad patriarcal

El estreno del documental María Luisa Bemberg. El eco de mi voz, de Alejandro Maci, coincide con los 100 años del nacimiento de la homenajeada. Testimonios de nombres como Lita Stantic, Graciela Borges y Luisina Brando.

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Revolucionaria. La realizadora sigue siendo una de las voces fundamentales para entender nuestros relatos. | GZA. PRENSA RAQUEL FLOTA

El 14 de abril se cumplen 100 años del nacimiento de María Luisa Bemberg. Coincidiendo con esta fecha, el director Alejandro Maci estrena el documental María Luisa Bemberg. El eco de mi voz. Allí, reúne materiales con los que se trata el perfil de la creadora de un relativamente reducido número de películas, pero todas potentes y con una marca autoral inconfundible. Hay registros de Bemberg como guionista –Crónica de una señora, dirigida por Raúl de la Torre– y como autora de cortometrajes –Juguetes–; hay fragmentos de Camila, la nominada a los Oscar en 1985; hay entrevistas actuales con artistas que fueron clave en los equipos de Bemberg –la productora Lisa Stantic, actrices como Susú Pecoraro, el actor Imanol Arias–; hay archivos de visitas de ella a programas como Función privada; hay audios de conversaciones de Maci con Bemberg en sus últimos días antes de morir en 1995.

De ese mosaico, surge la figura de una mujer crítica de la sociedad patriarcal. El documental, presentado en 2022, muestra la potencia controversial del pensamiento (en palabras e imágenes) de Bemberg en su tiempo y su vigencia en el presente. Maci, que trabajó como su asistente desde De eso no se habla y concluyó el proyecto conjunto de El impostor, recuerda que “todo lo que ocurrió y está ocurriendo con respecto a la puesta en cuestión de la posición de la mujer en la sociedad y de la equidad, es algo que oí en boca de María Luisa cuando de eso prácticamente casi no se hablaba. Siempre pensé cuánto le gustaría saber a María Luisa que todo lo que pregonó no cayó en el vacío en su propio país, más allá de que esto es global”.

Entre las zonas poco transitadas, el documental incorpora partes del Archivo María Luisa, del que disponen los hijos de la cineasta, la familia Miguens. Asimismo, agrega Maci: “cuando estábamos en la adaptación de El impostor, de Silvina Ocampo, película que finalmente después dirigí yo porque María Luisa falleció, grabé con ella una serie de entrevistas. Usé unos cassettes, que mi padre psicoanalista utilizaba para sus seminarios. Esas horas y horas de conversación, las tomé para el documental”.

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Bemberg y el feminismo. “No solo era discriminada por hombres”, advierte Maci. “En aquellos tiempos, muchas mujeres decían “¡Qué pesada con el feminismo; siempre repite lo mismo!” y María Luisa decía “Repito porque falta muchísimo, porque las mujeres no tienen igualdad”. Ella había viajado a conocer a Simone de Beauvoir, había leído y traducido la obra de Kate Millett, en los años 70. Era alguien comprometida, desde chiquita, con la causa. Esto le trajo muchísimos problemas por la clase a la que pertenecía, por la educación que recibió, por ser mujer”.

Por su parte, Luisina Brando, que actuó entre otras películas de Bemberg en Señora de nadie y Miss Mary, rehúye de denominaciones taxativas: “A mí me cuesta decir que era feminista, porque las personas son más que feministas o no. Ella lo era, pero tenía una manera de contar las cosas muy sólida, con una mirada sobre la valentía, sobre no renunciar, sobre no rendirse”.

La productora y también directora Lita Stantic es más categórica: “Fundamentalmente era feminista. Se declaraba feminista en una época en que no quedaba muy bien decir ‘Soy feminista’. En todas sus películas, la mujer es la protagonista, la que mueve las cosas, la que patea el tablero. Camila llegó a dos millones y medio de espectadores; cuando fue al Oscar, 500 mil más. Muchas de las chicas que la vieron en su momento, entre ellas Lucrecia Martel, se convirtieron en directoras”. 

Hay, sin dudas, un vínculo entre la forma y el contenido, entre el eje temático y el cine como medio artístico. Para Maci, “María Luisa empieza escribiendo cine, porque le parecía que el cine podía ser un buen medio de divulgación, para contarle al mundo lo que le pasaba a una mujer; incluso, en Crónica de una señora, lo que pasaba con una mujer de su clase: allí se suicida una mujer que tenía una vida, entre comillas, perfecta”. Sin haber elementos directamente autobiográficos, es posible reconocer rastros de la propia vida de Bemberg, en sus películas. “A ella le costó mucho articular profesión y maternidad”, reconoce Maci, “Tenía cuatro hijos y cuatro nietos; todos la reclamaban. Al mismo tiempo, sintió una pasión enorme por el cine, por escribir. Esto lo vivía culposamente. Fue haciendo lo que fue pudiendo”.

Graciela Borges, protagonista de Crónica de una señora, la homenajea con su recuerdo: “Ella era muy luchadora, para encontrar la palabra, la inteligencia, la sensibilidad, el talento y pensamiento de las mujeres cineastas, de las que no había tantas al principio. Así transcurrió su vida”.

María Luisa Bemberg. El eco de mi voz es un documental de temática abiertamente feminista, dirigido por un director varón sobre una cineasta feminista: “La posición con respecto a un feminismo creo que nos atraviesa a todos. Decir que el feminismo es de mujeres me parece que es caer en lo mismo que el feminismo pretende cuestionar”, advierte el realizador.

Bemberg y el cine. Stantic es una figura fundamental para la trayectoria de Bemberg. Así lo sintetiza: “Con María Luisa, en nuestra productora, Gea Cinematográfica, estrenamos cinco películas en diez años. Cuando yo estaba preparando mi película Un muro de silencio, ella ya tenía el libro de De eso no se habla y me dijo que no podía esperar a que yo hiciera mi película. Eso me conmovió, porque realmente ella no podía esperar: siempre tenía la idea de que había empezado tarde y no paraba realmente”. Este testimonio ayuda a ver a Bemberg en su profesionalismo como cineasta.

Maci la coloca en un elevado lugar: “María Luisa es una talentosa cineasta que alcanzó una nominación al Oscar con Camila; que supo descubrir un espacio conceptual, un modo de contar, y que pudo emprender proyectos de enorme dificultad como Yo, la peor de todas, con la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, finales del siglo XVII. Empezó tarde, prácticamente a los 60 años. Hay poca obra: dirigió seis largometrajes; tres coescribió, y dos cortometrajes. En los anuarios y repertorios de cine argentino, la ponían en un apartado de ‘Cine de mujeres’, lo cual la sacaba de quicio, porque decía ‘¿Qué tendré yo que hacer para ser considerada un cineasta?’”.

¿Cine argentino, cine hecho por mujeres? “Yo creo que María Luisa es fundamental en la historia del cine argentino y, más aún, en el cine de mujeres”, subraya Stantic, “porque ella era muy inteligente y se supo manejar en un mundo que, todavía en los años 80, era muy de hombres. Tenía cosas para decir; su cine es un cine totalmente de autor, o de autora”.

El título del documental aporta, desde la lectura de Maci, un matiz más al prisma de la vida y obra de Bemberg: “En una entrevista, María Luisa habla de que no debemos temer a la soledad ni al eco de nuestra propia voz. Me gusta eso, porque no sólo abarca a los cineastas y a las mujeres, sino que nos abarca, nos atraviesa humanamente a todos”.

 

Tres recuerdos cercanos

A.S.

Borges: “Hicimos Crónica de una señora con un pequeño grupo casi vocacional. Fue maravillosamente bien filmada con Raúl de la Torre, y con la asistente, todo el tiempo al lado, María Luisa, coautora del guion. Después del estreno, mujeres de todas las clases sociales, pero sobre todo clase media alta, me decían: ‘Yo soy Fina’. Pero yo, que tendría 27 o 28 años y había trabajado toda mi vida desde los 14, no tenía nada que ver con Fina. Es una película absolutamente actual”.

Brando: “En Señora de nadie, Leonor Vitali no era una señora que se las traía, ni intelectual, ni actriz, sino una señora que la pasaba muy bien, que tenía su marido, sus hijos y su suegra. Como un montón de mujeres, ella tenía que optar por tomar nota de lo que había pasado [la infidelidad de su marido] o mirar para otro lado. Deja a su marido y chicos, no porque los abandone, sino porque quiere saber quién es. Es una heroína cotidiana, en una película que se estrenó una semana después del estallido de la Guerra de Malvinas”.

Maci: “Vivíamos en el país de la censura, con lo cual no se permitía meterse en el 

relato de Camila O’Gorman, con esa cuestión eclesiástica y tabúes. Pero María Luisa se atrevió a hacer un punto de vista inverso. Es decir, no fue Gutiérrez el que sedujo a Camila, sino que fue Camila quien lo sedujo a él. Le dio una posición muy audaz para la época, a la mujer, en ese relato, que es un melodrama, una película de género, operística”.