ESPECTACULOS
Julieta Zylberberg y Luciano Caceres

Una propuesta swinger en complicidad con el público

Hacen la versión teatral de Dos más dos en el teatro El Nacional, en el que junto a Eleonora Wexler y Fernán Mirás juegan el peligroso cambio de parejas. Hablan del desafío en medio de una cartelera tan competitiva y su vínculo con hacer desnudos en teatro y cine.

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Dos. Zylberberg y Cáceres, pareja de ficción en busca de emoción sexual. | Grassi

Muchas veces un éxito teatral pasa a ser una película, pero en el caso de la comedia Dos más dos fue exactamente al revés. En el año 2012 se estrenó el film dirigido por Diego Kaplan con Adrián Suar, hoy productor del espectáculo junto a Nacho Laviaguerre y un numeroso elenco integrado por Julieta Díaz, Carla Peterson y Juan Minujín, entre otros. Desde el miércoles 16 se podrá asistir a la versión teatral que firman Juan Vera y Daniel Cúparo con otros actores: Julieta Zylberberg, Eleonora Wexler, Fabián Mirás y Luciano Cáceres, dirigidos por Marcos Carnevale, en el teatro El Nacional.

 —¿Cuáles son las diferencias entre la película y la obra teatral?

ZYLBERBERG: La pantalla tiene una distancia inherente al cine, mientras que en el teatro los cuerpos están ahí, más cerca. La película quedó muy lejos y ahora no quise verla otra vez.

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CACERES: Hubo modificaciones en la estructura, además del elenco, aquí, en el escenario seremos solo cuatros actores. El estar en vivo creo que será más provocador y el espectador será cómplice de esta propuesta swing. Hay frases de la película que quedaron grabadas, como por ejemplo “¡Suspicacia Emilia!” Era el código para escapar de una situación incómoda. Escuché usarla muchas veces, se la decía Adrián Suar a Julieta Díaz, aquí le interpretará y muy bien Fernán Mirás.

—¿Cómo son los personajes de ustedes?

Z: Nosotros interpretamos a la pareja que trae la idea de esta travesura y están más entrenados en este juego sexual y los van acorralando al matrimonio que harán Eleonora Wexler y Fernán Mirás.

C: Nosotros no estamos casados, no tenemos hijos, pero invitan a los otros para que conozcan esta propuesta.

—¿Cómo se suman a la cartelera del teatro comercial?

C: Es muy variada, hay muchas comedias y es increíble la cantidad de espectáculos, pero siempre está el misterio de cuál será un éxito. La película en su momento convocó a más de un millón de espectadores y creo que el poder ver esta trama en vivo agrega un atractivo más. Tiene una mirada adulta y lúdica, ya que no solo se pone el cuerpo, lo que se agrega no es tan fácil de manejar

—  ¿Habrá desnudos?

C: No, pero hay momentos más sueltos de ropa. Se juega con el erotismo y muy bien. Siento que el público se va a sentir cómplice de esta iniciación. Pero no va incomodar, aunque hay escenas calientes.

—¿Hubieran aceptado desnudarse?

Z: No es algo que me conflictúa particularmente.

C: Hice varios desnudos en el teatro, creo que la última vez fue cuando hice En el cuarto de al lado (2012) y en los escenarios independientes también. En televisión y cine también tuve que desnudarme, pero hoy estoy más grande…

—Hay otro espectáculo –“Los vecinos de arriba”– donde se insinúa también este juego de swingers…

Z: No hay tantos temas. El amor, la vida, la muerte y el sexo siempre se repiten en las ficciones.

C: Es interesante cómo se plantea esta práctica, aquí se ve que unos ya lo hacen y otros, los que van a ser iniciados. Las reglas del juego son muy claras: el sexo se hará bajo el mismo techo, con el consentimiento y la presencia de los otros ahí. El morbo es que se ven continuamente, es parte de la excitación. No se pueden cortar solos, ni involucrarse aquí en la comedia se verá el cambio.

—¿Por que  años sin teatro?

Z: Elegí trabajar de día, no quería dejar solo a mi hijo tan pequeño. Ahora la convocatoria teatral llegó en el momento justo, porque no estaré haciendo ni televisión, ni cine. En cuanto la leí me encantó la adaptación, hacer comedia y con estos compañeros me cerraba perfecto.

—Estuviste ausente como actor de la cartelera teatral…

C: Hice varios años televisión, series, películas y dirigí teatro, pero no estaba en el teatro comercial y me pareció muy bueno hacerlo. Esta propuesta me llegó en agosto del año pasado y sabía que éste iba a ser mi trabajo base, aunque sume alguna película.

—¿Nuestro público saca la entrada para ver a un actor o para asistir a un espectáculo?

C: Hay intérpretes que son muy convocantes, como Guillermo Francella, Ricardo Darín, Julio Chávez o Adrián Suar, pero siempre tiene que ver la propuesta. Y el boca boca.

Z: Un caso distinto fue Toc-Toc sin grandes nombres llevan ocho años de éxito… Efectivamente la recomendación entre el público pesa.

—¿En estos momentos hay una política cultural?

Z: Siento que no. Me parece que no es el fuerte. Lo que sucede en el Incaa me parece grave.

C: No solo lo veo en la cultura. No se entiende muy bien la mejora que se planteaba con este cambio: cambiar, cambiamos, pero no veo el rumbo.

—¿Qué le dirían a quien quiere ser actor?

Z: Es muy difícil conseguir un lugar y sostenerse. Hay muy poco trabajo para muchos actores. Siento que es el mejor trabajo del mundo. Soy una privilegiada de poder vivir de esto. No puedo creer que me paguen por algo que me gusta tanto hacer. En realidad todas las disciplinas artísticas son placenteras,  lo complejo es vivir de ellas.

C: No soy quien para dar consejos, pero impulsaría la formación, el conocimiento. Saber que hubo muchas personas que desde hace miles de años han pensado cómo hacerlo. Es importante hacer, si no, no sos. No importa la cantidad de público, hay que gastar zapatos sobre el escenario.

—¿Y si sus hijos quieren seguirles los pasos?

Z: Primero que termine el secundario. Me parece fundamental en la vida. Agradezco el haber tenido unos padres que me impulsaron a ser estudiosa. Nunca buscaron que trabajara en televisión. Este es un medio muy expuesto. Cuando veo actuar a niños busco protegerlos y cuidarlos. Mi hijo quiere ser rapero y antropólogo.

C: Siento que Amelia tiene momentos de histrionismo y otros más humanístico. También le gusta hacer experimentos. La profesión que más conoce es la nuestra, madre, padre, hermana, amigos de la familia… Pero por ahora se entusiasma con otros temas. Es muy curiosa.

 

Piden por más ficción

Ella, Julieta Zylberberg desde La niña santa (2004) hasta La mirada invisible (2011) con la que conquistó el premio Cóndor de Plata consiguió una interesante continuidad. Ahora espera estrenar dos películas. “All inclusive de Pablo y Diego Levy –anticipa– es una comedia con Alan Sabbagh, Mike Amigorena y Marina Bellati. También filmé Aire de Arturo Castro Godoy, un drama muy en otro tono, con participaciones de María Onetto y Carlos Belloso, que hicimos en Santa Fe”.

A su lado, Luciano Cáceres apabulla con proyectos cinematográficos y no para de filmar desde el año 2001. “Ya empiezo con Lobos de Rodolfo Durán –inicia– es un policial con Daniel Fanego y Alberto Ajaka y César Bordón. El 30 de este mes se estrenará No llores por mí Inglaterra de Néstor Montalbano, con Diego Capusotto, Gonzalo Heredia, Mike Ami-gorena y Laura Fidalgo, entre otros. En estos tres años filmé mucho y faltan estrenar varias, como El jardín de la clase media, Happy Hour, Rosita, El azote del diablo y sigo acompañando a Co-rralón, que se sigue dando en espacios Incaa. Con respecto al teatro, El ardor (N. d. la R.: espectáculo que estrenó como actor y director en la temporada de Mar del Plata y conquistó varios premios) seguirá con reemplazo, ya empezaron las invitaciones a los festivales internacionales. La idea es continuar y quizás si es un día alternativo seguiré allí también como intérprete, pero para viajar irá otro.”

Cuando se les pregunta por sus gustos y balances que hacen de la televisión actual, ambos son muy rotundos.  “No veo televisión –confiesa Zylberberg– en estos momentos miro solo Netflix. Ojalá que haya más produ-cciones nacionales”.

“Es muy caro hacer fi-cciones en Argentina –ana-liza Cáceres– creo que hay que pensar en varios países con distintos mercados. Lo malo son las pocas ficciones que hay, y encima las ponen en el mismo horario, para que compitan. Se hizo mucho cuando había concurso en el Incaa y se fueron estrenando. Pero siento que ahora está todo muy frenado”.