Es imposible no mirarla. Vestido strapless negro y corto. Muy corto. Plataformas de yute. Pelo suelto. Bronceado perfecto. Verónica Varano - conductora, ex participante de Bailando por un sueño y madre full time- baila reggaeton en la playa y acapara la atención de todos. “Bailar es liberador. Si pueden bailar, bailen”, recomienda la morocha con entusiasmo extremo.
La escena se repite todos los días a las siete y media de la tarde en el parador de Pinamar “La nueva posta”. Allí se organizan clases de baile donde Varano es la protagonista indiscutida. Se acercan niñas, adolescentes y alguna cuarentona con ganas de quemar calorías.
El deck de madera tiembla cuando suena la música latina que bailan todas; algunas con más o menos gracia. Desde una tarima, un profesor musculoso indica por micrófono: “Un, dos, adentro”. Revolea el brazo al mismo tiempo que mueve la pelvis y grita: “Vamos, adelante: un, dos, tres, ¡arriba!”. Varano se esmera. El viento y los saltitos despeinan su melena negra.
(*) redactora de Perfil.com