La película El abrazo de la serpiente es una coproducción entre Colombia, Argentina y Venezuela, nominada a los premios Oscar como mejor película extranjera. Quien oportunamente nos acercó el guión de El abrazo de la serpiente fue Marcelo Céspedes, productor de MC Producciones, quien tenia especial confianza en el director colombiano Ciro Guerra. Afortunadamente los productores argentinos, tenemos la posibilidad de acompañar estas propuestas, gracias al Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) que no solamente fomenta el cine nacional, sino que permite integrarnos a películas de otros países, promocionando el cine como valor fundamental de una nación y poniendo en marcha la idea de relacionarnos con otras culturas y vivir experiencias enriquecedoras.
En ese sentido, la apertura y la curiosidad por expandirnos hacia la búsqueda de un cine de calidad artística hicieron que podamos ser parte de una industria sana y fortalecida, que se plantea desafíos y crece paulatinamente a paso firme.
En este contexto tan fértil, con claros compromisos políticos de fomentar la cultura y el cine en nuestra región, tuvimos la suerte de ver la película anterior de Ciro Guerra, Los viajes del viento, y casi sin dudarlo podíamos afirmar que nos encontrábamos ante un director diferente, de esos que dejarían su huella en la cinematografía latinoamericana.
Cuando leímos el guión de El abrazo de la serpiente nos resultó completamente deslumbrante; no sólo por su atmósfera mística e hipnotizante, sino porque teníamos la sospecha de que este guión nos estaba enseñando mucho; nos invitaba a una suerte de experiencia cinematográfica imperdible, y nos mantenía suspendidos, meditabundos acerca de tantos temas actuales de crucial importancia. La propuesta de integrarnos a la coproducción era una oferta firme, y así fue como desde nuestra productora (Buffalo Films) decidimos sumarnos a este proyecto singular, ambicioso, con tanta vitalidad y riqueza conceptual.
Aun así, lo más asombroso fue cuando vimos la película terminada; súbitamente comprendimos la magnitud del proyecto en el que estábamos involucrados. Mi imaginación no habría podido proyectar la lucidez y la contundencia de un director que me sumergía en un viaje completamente único, como si fuera una ensoñación de algo magistral y abstracto, prácticamente inexplicable. Mis sentidos no terminaban de discernir hacia dónde había viajado; seguía embebido en esas poderosas imágenes en blanco y negro que relataban una historia extraordinaria. Entendí que la película tenía un gran espíritu crítico y una mirada aguda, para tocar sabiamente ciertos temas sobre los que hoy el mundo sigue reflexionando. Uno de ellos es el colonialismo, que más allá de la apropiación de las tierras, las riquezas y los recursos, implica una enorme derrota cultural para civilizaciones –en este caso tribus– que experimentan el mundo de una forma diferente a la del hombre blanco; que se dedicó incansablemente a saquearlos, y atentar contra esos rasgos culturales. Rasgos que justamente admiten que hayamos perdido contacto con grandes valores; como la relación tan estrecha con la naturaleza, el desapego a las cosas materiales, e incluso un culto a la espiritualidad y a formas más elevadas de autoconocimiento humano.
El choque de culturas que vivimos en la película termina con un resultado implacable: el hombre blanco y sus conquistas arrasaron lo maravilloso de una gran parte de la cultura amazónica, por meros intereses económicos, y nos perdimos de nutrirnos de poblaciones indígenas que tienen demasiada riqueza y conocimiento para enseñar y compartir.
El abrazo de la serpiente tiene como gran misión reivindicar a los pueblos originarios y mostrar con muchos matices un relato de amalgamientos de culturas que nos permiten –una y otra vez– revisar la historia, la conducta humana y, fundamentalmente, nuestros valores como civilización. Considero sumamente importante que se vea y que se recomiende esta película, desde el punto de vista educativo, y desde el despertar de nuestra identidad como parte de la cultura latinoamericana.
*Productor de Buffalo Films, uno de los responsables de El abrazo de la serpiente, película colombiana nominada al Oscar.