Calificación: Buena
El protagonista principal de la serie parece ser “el bosque” frondoso y siempre con bruma, sus misterios que vienen desde los romanos, los cuervos amenazantes, árboles con sangre y la mitología celta que va dominando la acción entre lo real y lo sobrenatural. Con total desconexión tecnológica (sin celular ni GPS), el pequeño pueblo de Villefranche tiene la tasa de homicidios seis veces superior al promedio nacional. La primera temporada cuenta la llegada del fiscal Siriani para intentar saber qué pasa en ese pueblo donde la capitana a cargo, Laurene sufrió en carne propia el misterio del bosque donde se perdió y se salvó del secuestro perdiendo tres dedos de su mano derecha.
En el medio del bosque que guarda cadáveres y tesoros, se van sucediendo los crímenes en cada capítulo. Empiezan y terminan, pero no se resuelve el fondo de la cuestión, que queda pendiente.
Otro de los ejes es el secuestro de Marion, hija del alcalde Bernard Steiner, e íntima amiga de Cora, hija de la gendarme Laurene, a su vez amante del alcalde. Como en todo pueblo pequeño, se dan una sucesión de secretos, odios y venganzas que comienzan a salir. Por supuesto, abarca todos los temas, el de género con el policía, “Osito” gay, el ecológico, con el poderoso papá Steiner que quiere llenar de tóxicos Villefranche y el bosque, vendiendo todos los terrenos y la contrapartida ecologista con una organización liderada por Roman que quiere impedirlo.
El fiscal, muy bien interpretado por Laurent Capelluto, alojado en El Dorado, único bar-hotel de Villefranche , propiedad del poderoso Steiner padre, quien no logra entender esa mezcla de elementos espeluznantes como el “monstruo” que aseguran se ocupa de hacer justicia propia, y todo le resulta raro. Que lo es. En tanto, el fiscal también tiene tiempo para un romance breve con una enviada de Steiner padre que quiere controlarlo.
Respuestas, salvo la resolución de algunos crímenes, no hay. Como para mantener la fuerza del bosque intacta, y los personajes buscándolas. Cuando parece que se acercan al final, todo vuelve a empezar.
Se rodó en Les Vosges, al este de Francia, ya anuncian la tercera temporada, de este “punto muerto” en el que queda también la segunda que finaliza con el episodio “La sombra y las presas”.
Una serie para consumir con mucha paciencia, creer en el cuento mitológico y aceptar que es una ficción extraña. Está claro, que no es para todo el público.