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La coherencia sería el veto

El presidente Macri cambia sus dichos del 1° de marzo con respecto a su postura de mantenerse al margen del debate por el aborto.

31072018 Macri Asamblea Legislativa
Macri en la apertura de la sesiones ordinarias del congreso el 1 de marzo del 2018 | Pablo Cuarterolo

En el discurso pronunciado ante la Asamblea Legislativa el 1° de marzo el presidente Mauricio Macri habilitó la discusión sobre el aborto, afirmando que se mantendría al margen del debate. 

Días después manifestó que no vetaría la ley que eventualmente sancionara el Congreso de la Nación; irresponsablemente, ya que adelantó una promulgación sin siquiera conocer el texto final de la ley. 

Con ello ha incurrido en una contradicción respecto a sus compromisos constitucionales y –lo que es más grave– ha anticipado su renuncia al derecho de veto. Por si esto fuera poco, con este anticipo confirma su postura contradictoria a lo sostenido en su campaña electoral: la defensa de la vida desde la concepción.

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El presidente juró observar y hacer observar la Constitución Nacional, por ello tiene la obligación de vetar cualquier ley que no se ajuste a la Carta Magna. Además, ya ha ejercido el veto en otras oportunidades no respetando la voluntad del Congreso: cuatro leyes fueron vetadas en su totalidad y otras tres vetadas de forma parcial.

Ahora bien, el presidente se dirige a quebrar su juramento: la Constitución Nacional, en su artículo. 75 inciso 23, protege al niño y a la madre desde el embarazo. Asimismo, existe un andamiaje jurídico importantísimo en nuestro país que protege al ”niño por nacer” detallado en el Decreto Nacional N° 1406/1998, donde se mencionan los Tratados Internacionales con jerarquía constitucional (artículo 75, inciso 22, de la CN) que amparan al ”niño desde la concepción” e incluso declara al 25 de marzo de cada año como su día festivo. 

Desde el punto de vista constitucional nada ha cambiado desde el dictado del mencionado decreto, porque es la misma Constitución reformada en el año 1994 la que nos rige y se repite en distintas constituciones provinciales que protegen la vida desde la concepción.

La seguridad jurídica en nuestro país se ve en este punto claramente violada. Lo llamativo es que durante la campaña electoral y en reiteradas oportunidades previas a marzo de 2018 el primer mandatario se manifestó en contra de la legalización del aborto en forma enfática y contundente, llamando incluso en el Congreso Eucarístico Nacional de Tucumán de 2016 a defender la vida desde la concepción hasta la muerte.

¿Se puede cambiar a una opinión tan opuesta en tan poco tiempo y aceptar promulgar una ley a libro cerrado que vote el Congreso? Está a tiempo el presidente de seguir el ejemplo de su par uruguayo Tabaré Vázquez. Tiene en sus manos la vida y la muerte del niño por nacer.

 Lo dicho en la campaña electoral obliga al gobernante a ser coherente y mantener la postura frente a cientos de miles de argentinos que ven en este tema como una traición seria. Por lo relatado, el veto debería ser el camino correcto o, en su defecto, la invitación a que haya una expresión honesta del cambio de postura.

(*) Director de www.elmonitordelajusticia.com