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Opinión

Renovar la manera de pensar la inserción internacional

Frente a la poca exportación Argentina, hay que buscar nuevas estrategias internacionales. La claves es identificar dónde, qué y cómo vender nuestros productos

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familia G20 2018 | agencia noticias argentinas NA

La reciente Cumbre del G20 debe servirnos para seguir trabajando en un modelo de inserción internacional de Argentina. Uno que nos permita ingresar en la mayor cantidad de mercados a partir de comprender cuál es la dinámica del comercio y las inversiones en el mundo actual. 

La clave de este proceso está en tener claro dónde (Identificar la mayor cantidad de mercados como sea posible), qué (entender los mercados a partir de hacer inteligencia de todos los países del mundo nos quiere comprar) y cómo vender nuestros productos en el mundo (utilizar todas las herramientas y canales posibles).

Alrededor de dos tercios del comercio mundial se mueve a través de las llamadas Cadenas Globales de Valor (formada por todas las actividades generadoras de valor agregado, con más o menos complejidad, e incluyen actividades que están localizadas en diferentes espacios geográficos). Por eso ya no podemos pensar más la inserción internacional solo en términos del comercio tradicional. Tampoco podemos pensar la dinámica de las inversiones como la pensábamos hasta hace un tiempo, ya que, en gran parte, la misma responde a la realidad de esas cadenas globales de valor.

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Una situación similar ocurre con la política exterior y las relaciones internacionales. Quienes aún siguen pensando la dinámica de las relaciones de los países en términos de “guerra fría” o en forma estática, quedan atrapados en una lógica anticuada. Asimismo, no podemos dejar de observar el creciente y determinante peso de la agenda económica en la conformación de la política exterior de los Estados. Esto saltó a la vista durante la última cumbre, donde las ideologías de los gobiernos o la cultura de los Estados más poderosos del planeta, poco incidieron en la dinámica de las relaciones entre ellos, su comercio y/o los flujos de inversiones.  

De manera que trabajar para que Argentina incremente el intercambio comercial, alcanzar más acuerdos comerciales con nuevos países y bloques comerciales y ampliar las posibilidades de colocar nuestros productos en el mundo, pasan a ser acciones fundamentales para un país que aspira a crecer, desarrollarse y mejorar su calidad de vida. 

La Argentina exporta poco, a pocos destinos y está débilmente inserta en el comercio mundial. Según datos del Banco Mundial, exportamos alrededor del 12% del PBI (muy por debajo del promedio de América Latina del 21% y del mundo de 28% y el 28,5% de los países de la OCDE). El promedio de Argentina es similar al de Brasil (pero con un PBI y un mercado interno más pequeño), mientras en otros países están por encima de este porcentaje, como es el caso de Australia con el 19%, Perú 22%, Chile 28,5%, Sudáfrica 30%, Canadá 31%, México 38% y los países de la Unión Europea que exporta el 43%.

Frente a esta realidad debemos ser capaces de desarrollar una estrategia de inserción internacional inteligente a partir de entender el funcionamiento del comercio y las inversiones mundiales, nuestros propios intereses e integrarnos en consecuencia. 

Especialmente, debemos impulsar a nuestras pequeñas y medianas empresas a insertarse en esas cadenas globales de valor y a desarrollar encadenamientos productivos con empresas de países de nuestra región. Nuestras economías regionales también deben ver en la exportación, un vehículo natural para el crecimiento de muchas pequeñas y medianas empresas del interior.

Para esto es fundamental tener una visión federal del comercio exterior, identificar las cadenas productivas susceptibles de internacionalizar y coordinar esfuerzos entre los diversos niveles de gobierno, cámaras empresariales y universidades y organismos técnicos/ científicos para poder cumplir con el objetivo de triplicar las empresas que exportan para el año 2030, tal cuál está planteado en el programa Argentina Exporta, recientemente presentado.

Si somos capaces de ser más competitivos, de abrir nuevos mercados y de equipararnos a otros países con los que competimos en las ventajas de ingreso a los mercados, podremos superar las crisis recurrentes en la balanza comercial y la balanza de pagos. Esto traerá un impacto positivo en nuestra macroeconomía, en las empresas y en la calidad de vida de los argentinos.

Debemos lograr que estas acciones se conviertan en una política de Estado en Argentina y que trascienda un gobierno o una fuerza política. Los países que sostienen políticas de largo plazo, que construyen institucionalidad y consensos y que no cambian las reglas de juego de década en década, logran mejores resultados, mejoran la calidad de vida de su gente, dejan atrás altos niveles de pobreza y defienden mejor sus intereses nacionales.

Por eso es importante que la Argentina avance en un proceso activo de integración regional con América Latina y de vinculación con el mundo, abandonando debates estériles que poco ayudan a un país que necesita exportar más y aumentar su nivel de inversiones para alcanzar el anhelado desarrollo económico y social.

*Parlamentario del Mercosur por Mendoza.