Empezó con salas de cine, pero AVH tuvo su momento de gloria en los 80, de la mano del videocasete, en la era en la que había penalidad si no se rebobinaba la cinta y hologramas para evitar la piratería. Después llegó el turno de los DVD y hoy, en la era del streaming, lejos de competir con Netflix o con los servicios directos de los canales, la empresa se reconvirtió como distribuidora de juegos y, en su planta industrial de San Luis, apuesta a las luminarias led para la vía pública, estadios y galpones.
“En 2008 había 2.000 videoclubes. Hoy hay 150”, explica Pablo Coll, socio gerente de AVH. “Quisimos competir con Netflix y entrar en la plataforma online, pero los grandes distribuidores tenían requisitos que nos hacían imposible entrar. Hubo algunos en la Argentina que arrancaron y abandonaron”, agrega.
De esta forma, a partir de 2010 la empresa se volcó al negocio del gaming, con licencias para juegos de Warner y Codemasters y se convirtió en comercializadora de productos de tecnología con marca propia y siguió sumando licencias de juegos.
En la planta de San Luis donde se realizaban los desarrollos industriales abrió lugar a una fábrica de luminarias de lámparas led para la vía pública, galpones y estadios. Y acordó con el gobierno de San Luis la fabricación de cuadros para bicicletas, aunque el programa quedó trunco.
“Tenemos una línea de tablets –con contratos con EA–con tres películas nacionales precargadas o con juegos como el Monopoly y Need for Speed, el FIFA 15, Plants vs. Zombies y The Sims. Esa línea se complementa con accesorios de carga para tablets y teléfonos de Energizer. También hay una línea deportiva de cámaras y auriculares, y relojes de fitness, entre otros, para la que tienen las franquicias de River, Racing e Independiente.
El segmento de las películas es sólo el 2% de la facturación actual de AVH. “Ya no tenemos contrato con Warner, Paramount o Universal porque el negocio no daba. Todo lo que es DVD para consumo hogareño es muy de nicho”, agrega.
Así, el 65% de la facturación está vinculado a la venta de tecnología: tablets, accesorios y cámaras, mientras que el 25% se explica por los juegos. El 8% restante proviene de la parte industrial.
Reconversión. Con su historial de cambios a través de cuatro generaciones, la empresa es una precursora de lo que hoy pregona el Ministerio de Producción: la “transformación productiva”, aunque la fabricación deja paso a la distribución.
“La planta tuvo que reconvertirse”, detalla Coll, en función de la fabricación de luminarias de led. Las luces en sí son importadas y lo que se fabrica en San Luis son las carcasas de aluminio, y se hace el ensamblado y el cableado.
“Hubo un cambio de mentalidad”, remarca el socio de AVH sobre cómo se llevó adelante el proceso de reconversión. “Todos cuando entramos teníamos menos de 40 años. Hay gente que se está yendo y hay gente nueva. Pasamos de un edificio de seis plantas a vernos todos la cara”, puntualiza sobre lo que fue el paso a una estructura administrativa más chica.
“En la planta se adaptaron para las bicicletas y para la fabricación de led. Tenemos ingenieros y gente que sabe manejar tecnología de punta. Hubo que hacer cambios culturales, entrenamiento, hablar mucho”, explicó Coll.