Londres- La viuda del ex agente ruso Alexander Litvinenko, que murió en Londres contaminado con polonio 210, una sustancia radiactiva, prometió seguir luchando para que el asesinato no quede impune, al conmemorarse hoy el primer aniversario de su muerte.
Marina Litvinenko afirmó que no cesará en su lucha para llevar a los culpables de su muerte a la justicia, en una conferencia de prensa en Londres en la que anunció que había presentado una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo (Francia), alegando "violación del derecho a la vida".
En su queja ante el tribunal europeo, presentada ayer, la viuda del ex teniente coronel de los Servicios Federales de Seguridad de Rusia (FSB) acusó a Moscú de "complicidad" en el asesinato de su marido.
Asimismo, Marina Litvinenko denunció ante el Tribunal de Estrasburgo a las autoridades rusas por "no haber realizado una investigación eficaz sobre su muerte", afirmó su abogada Louise Christian.
"Quiero saber quién es el responsable del asesinato mi esposo", dijo la viuda, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañada del padre de Litvinenko y de algunos de sus amigos, entre ellos el magnate ruso exiliado, Boris Berezovski.
" Necesitamos apoyo, más apoyo, y les prometo que un día sabremos definitivamente quién es el responsable" de su muerte, dijo Marina, con lágrimas en los ojos. "Sin ese conocimiento, nunca estaremos a salvo", añadió.
Antes, en un sobrio acto frente al University College Hospital, donde murió el ruso de 41 años tras una terrible agonía de 23 días, se volvió a leer la carta que escribió en su lecho de muerte, en la que acusa al presidente ruso Vladimir Putin de haberle envenenado.
"Prometo que un día sabremos quién lo mató", agregó Marina Litvinenko, mientras el padre del ex espía, Walter, denunció con cólera el que los asesinos de su hijo siguen en libertad.
"Los bandidos que envenenaron a mi hijo en el restaurante del hotel Millennium siguen tratando de demostrar al mundo que pueden hacer lo que quieren con impunidad", denunció el padre.
El Kremlin y los servicios secretos rusos han negado categóricamente cualquier vinculación con la muerte del ex espía.
Berezovski aseguró a su vez que no tenía "ninguna duda" de que el Kremlin estaba directamente detrás de la muerte de Litvinenko, que se había convertido en un abierto opositor de Putin.
La muerte de Litvinenko, que acababa de recibir la nacionalidad británica, tensó las relaciones entre Gran Bretaña y Rusia, que se deterioraron a niveles no vistos desde la Guerra Fría, después de que Scotland Yard confirmara lo que todos sospechaban: que su muerte había sido un asesinato.
Pocos días después de su muerte, detectives británicos viajaron a Moscú para interrogar a los tres rusos con los que se reunió Litvinenko el 1 de noviembre del 2006 en un gran hotel de Londres.
Tras tomar un té con ellos, el ruso comenzó a sentir los síntomas del extraño envenenamiento que le causó su muerte.
Scotland Yard pidió la extradición del hombre que considera el principal sospechoso de esa muerte: un ex agente ruso convertido en hombre de negocios, Andrei Lugovoi. Pero Moscú rechazó ese pedido, alegando que su Constitución prohíbe esa extradición.
Tras ese rechazo, Londres anunció represalias: restricciones de visados para responsables rusos y expulsión de diplomáticos, que fueron seguidas por medidas similares por parte de Rusia.
A un año de su muerte, la investigación está en un impasse y Lugovoi está en Moscú, donde disputa un escaño en el Parlamento en las elecciones legislativas del 2 de diciembre próximo.
Fuente: AFP